BERLÍN.- La locomotora alemana reducirá su velocidad de
crecimiento económico casi a la mitad este año, frenada por la guerra
comercial, sus propios problemas de capacidad y los escollos temporales
con que está topando el sector automovilístico.
El
consejo asesor del Gobierno alemán, los llamados "cinco sabios",
perfilaron así este martes el estado físico de la mayor economía europea
y pusieron cifras a su análisis: esperan que el producto interior bruto
(PIB) avance un 0,8 % este año, siete décimas menos que lo que ellos
mismo pronosticaron en noviembre, y seis menos que el año pasado, cuando
ya registró la menor tasa de crecimiento desde 2014.
"El ritmo de expansión de la economía alemana se ha
reducido de forma visible", arranca el informe de los "cinco sabios", a
los que la canciller alemana, Angela Merkel, recibió esta hoy para
escuchar de primera mano su análisis de la situación.
En su informe de primavera, los economistas apuntan como causas de esta
notable ralentización tanto a factores coyunturales, como "los
problemas de producción en las industrias automovilística y química",
como a cuestiones de fondo, como la caída de las exportaciones en
algunos mercados, los cuellos de botella en el mercado laboral y los
límites de producción en ciertos sectores.
Advierten
además de que los "riesgos" externos para la economía alemana son "muy
elevados" este año, por las incertidumbres ligadas al "brexit" (salida
del Reino Unido de la Unión Europea), el "conflicto comercial entre
EEUU, Europa y China" y la posibilidad de una desaceleración más abrupta
de lo esperado de la economía china.
El estudio
recalca, sin embargo, que la "robusta" situación de la economía interna
hace que "no se espere una recesión" técnica, situación a la que casi
llegó Alemania a finales de 2018, cuando firmó un tercer trimestre en
negativo y cerró el ejercicio con un cuarto en positivo tan sólo por la
mínima.
Esta buena situación interna se sustenta en
un mercado laboral que seguirá mostrándose muy sólido, según este
informe, que espera que el empleo siga creciendo, que se mantengan los
incrementos de los salarios, y que prosiga el dinamismo del consumo
privado, la construcción y el gasto del sector público.
El consejo asesor mantiene además la tasa de desempleo para este año en
el 4,8 % y el superávit de las cuentas públicas en el equivalente al
1,2 % del PIB, mientras que rebaja en seis décimas la inflación
interanual, hasta el 1,5 %.
"Por el momento se ha
acabado el fuerte impulso de la economía alemana. Pero no se puede
esperar una recesión debido a la solida situación interna", explicó el
presidente de los "cinco sabios", Christoph Schmidt.
Sólo una abierta guerra comercial podría poner de rodillas a la economía
alemana, argumenta el estudio del consejo asesor: "Teniendo en cuenta
la descendente dinámica de la economía mundial una espiral de medidas
proteccionistas tendría el potencial de llevar a la recesión a la
economía alemana".
Entre tanto, los expertos ven
cierta recuperación de la primera economía europea para 2020 y prevén un
incremento del PIB alemán del 1,7 % (que una vez eliminados los efectos
de calendario -pues el año tiene más días laborables- quedaría en un
1,3 %).
Para el próximo año los "cinco sabios" sitúan
la tasa de desempleo en el 4,6 % y el superávit del Estado en el 1,0 %,
mientras que la inflación se eleva hasta el 1,6 %.
La ralentización será la tónica dominante también a nivel global,
argumentaron los "cinco sabios", que prevén que EE. UU. crezca un 2,4 %,
China un 6,2 % (tras las "huellas" de la guerra comercial), y la
eurozona y Reino Unido un 1,2 % y un 1,1 %, partiendo de la base de que
finalmente se alcanzará un acuerdo entre Londres y Bruselas en torno al
"brexit".
"Un 'brexit' desordenado tendría grandes
repercusiones negativas para Reino Unido a corto plazo. Para sus socios
europeos sería también perjudicial, especialmente para Alemania, pero no
tanto como para Reino Unido", valoró Schmidt.
Los
expertos consideran que un paquete de impulso para reavivar la economía
alemana no tendría sentido económico, pero que una reforma fiscal (con
la eliminación del impuesto de solidaridad para el desarrollo del este
del país) sí que podría ser beneficioso a largo plazo para mantener la
competitividad nacional.
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