BUENOS AIRES.- La economía de Argentina acumuló
entre enero y octubre pasado una caída interanual del 1,7 %, dato que
confirma que el país se encamina a cerrar 2018 con uno de sus peores
desempeños económicos de los últimos años.
El
Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó hoy que el
Estimador Mensual de la Actividad Económica, que sirve como anticipo
provisional para medir la variación del producto interno bruto (PIB),
arrojó en octubre una caída interanual del 4 %.
De este modo, la actividad económica sumó siete meses
consecutivos con bajadas interanuales, con picos de caída del 6,6 % en
junio y 6,1 % en septiembre.
Los datos oficiales muestran que, al menos, la actividad económica creció en octubre un 0,9 % frente a septiembre.
Según los últimos datos oficiales disponibles, el PIB de Argentina
registró en el tercer trimestre del año una caída interanual del 3,5 % y
acumuló en los primeros tres trimestres de 2018 una bajada del 1,4 %.
Tras haber crecido un 2,9 % en 2017, la economía argentina se vio este
año duramente golpeada por una combinación de factores adversos,
domésticos y externos, no atajado a tiempo por las autoridades y que
eclosionó en abril, bajo la forma de una fuerte inestabilidad en el
mercado financiero.
Lo que parecía apenas una
tormenta cambiaria pasajera era, en realidad, un síntoma de la
desconfianza inversora hacia mercados emergentes, como el argentino,
sumada a las dudas generadas en torno a la marcha de la economía local,
afectada por una severa sequía, elevada inflación y un déficit fiscal
difícil de sostener.
Al de abril se sucedieron otros
sobresaltos financieros, que provocaron una fuerte depreciación del peso
argentino, acelerando aún más la inflación, que cerrarán este año con
alza cercana al 47 %.
La elevada inflación y la alta
tasa de interés fijada por el Banco Central como parte de una política
monetaria más restrictiva han impactado negativamente en variables como
el consumo, la financiación, la inversión y la actividad económica en
general.
Según las proyecciones oficiales,
compartidas por la mayoría de los analistas privados, el PIB de
Argentina cerrará 2018 con una caída del 2,4 %.
La
economía argentina no se contraía desde 2016, primer año de la gestión
del presidente Mauricio Macri, cuando descendió un 1,8 %, pero, para
hallar una caída que le supere en magnitud hay que remontarse a la
calamitosa crisis de 2001 y 2002, cuando el PIB sufrió un desplome del
4,4 % y el 10,9 %, respectivamente.
Para el próximo
año, el Gobierno prevé que la economía se contraiga un más moderado 0,5
%, aunque pronósticos privados ya afirman que la caída del PIB podría
llegar al 1,5 % en 2019.
Aunque se espera una cosecha
agrícola récord, el año próximo la actividad económica Argentina se
verá condicionada, entre otros factores, por la meta de ajuste fiscal
comprometida por el Gobierno de Macri en su acuerdo de este año con el
Fondo Monetario Internacional.
También incidirán en
la actividad económica factores políticos, al celebrarse el próximo año
elecciones presidenciales que podrían alterar el nivel de confianza de
los inversores en el país, dependiendo de las tendencias de voto por
candidatos más o menos amigables con los mercados.
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