BRUSELAS.- El Parlamento Europeo (PE) aprobó este viernes una resolución que pide a
la Comisión Europea un paquete para la recuperación económica tras el
coronavirus dotado con dos billones de euros que desembolse el dinero
"mayoritariamente" vía transferencias, la fórmula que impulsan países
como España.
Con un consenso inusual en el hemiciclo europeo, cinco de los siete
grupos políticos (populares, socialdemócratas, liberales, verdes y
conservadores) pactaron un texto en vísperas de la nueva propuesta
presupuestaria que debe presentar la Comisión, finalmente prevista para
el 27 de mayo. El texto cosechó 505 votos a favor, 119 en contra y 69
abstenciones.
La resolución advierte a la Comisión de que es tramposo publicitar
objetivos de movilización de inversión como el “tamaño auténtico” del
fondo de recuperación contra la pandemia y le avisa contra el uso de
“ingeniería financiera” para llegar a cifras que no se corresponden con
la realidad.
El Parlamento también alerta contra la tentación de distribuir de
forma anticipada los recursos -esto es, asignar más fondos a los
primeros dos o tres años del presupuesto (2021-2027) que a los finales-
para hacer frente al impacto inmediato de la crisis.
Esta práctica, advierten, dejaría a la UE mucho más expuesta a cualquier crisis que pueda surgir al final del próximo septenio.
El texto se pronuncia también sobre el debate de si el desembolso de
la financiación a los países afectados debe hacerse en forma de
subvenciones a fondo perdido, opción que apoyan países como España,
Francia o Italia, o de préstamos a devolver, que prefieren los países
del norte.
Después de que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der
Leyen, se mostrara partidaria de “un buen equilibrio” entre ambas
fórmulas, la Eurocámara pacta en su texto pedir que sea
“mayoritariamente” a través de subvenciones, lo que permitiría evitar
créditos que eleven las ratios de deuda y aumente la brecha económica en
la UE.
Según explicó a la prensa el portavoz económico liberal, Luis
Garicano, el uso de la palabra “mayoritariamente” da a entender que al
menos un 50 % de los dos billones que piden deberían desembolsarse a
través de transferencias, si bien el texto no precisa cifras concretas.
Hacia una reforma de los recursos propios
En su resolución, el Parlamento comienza también a prepararse para la
dura negociación presupuestaria con el Consejo, que lleva bloqueada
meses y se reiniciará tan pronto como la Comisión proponga unas nuevas
cuentas para los próximos siete años.
Apenas unas semanas antes del inicio de la pandemia, el debate en el
Consejo (entre los países) apuntaba a cifras en torno al 1,1 % de la
renta nacional bruta de los estados miembros, centésima arriba o abajo,
muy lejos del 1,3 % por el que abogaba el Parlamento.
Vista la dificultad de acercar posturas, particularmente con países
como Holanda o Austria que rechazan un aumento de los fondos, el
Parlamento declara estar “dispuesto a considerar la posibilidad de
mantener las contribuciones de los estados miembros a los niveles
nominales actuales” (un 1,16 %) a cambio de una reforma del sistema de
recursos propios que diversifique las fuentes de las que se alimenta el
presupuesto europeo.
Esto supondría que, en lugar de que los países pongan más dinero de
sus arcas nacionales en las cuentas comunes, estas se financien con
impuestos europeos a, entre otros, los servicios digitales, las
transacciones financieras, una base imponible consolidada común del
impuesto sobre sociedades, las emisiones contaminantes o los plásticos.
El dinero obtenido de estos recursos propios supondría, según las
cuentas de la Eurocámara, el monto adicional necesario para pagar “los
intereses y las amortizaciones del principal de las emisiones” de bonos
para financiar la recuperación a las que algunos estados se muestran
reticentes.
El Parlamento “advierte a los estados miembros de que, si no quieren
aceptar la creación de nuevos recursos propios, garantizar un
presupuesto viable requerirá inevitablemente aceptar un nuevo aumento de
sus contribuciones directas”.
La resolución vuelve a insistir en que el Parlamento tendrá la última
palabra sobre el presupuesto multianual y que lo rechazará si no
incluye la reforma del sistema de recursos propios de la Unión o si
introduce nuevos instrumentos que no queden bajo el escrutinio de la
Eurocámara.
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