MADRID.- A finales de 2019 ya se auguraba un principio de año complicado para el
petróleo. Bancos de inversión e instituciones internacionales advertían
de que la oferta iba a superar a la demanda en la primera parte de 2020,
lo que unido a cualquier imprevisto (una mayor desaceleración
económica, por ejemplo) podría conformar una 'tormenta perfecta' para el crudo, lastrando su precio, opina elEconomista.
El coronavirus ha sido el desencadenante
de esta tormenta que está llevando al crudo a hundirse un 24% desde los
máximos anuales que tocó el 6 de enero. La producción de 'oro negro' ha
mantenido su tendencia al alza en estos primeros compases del año,
mientras que la demanda está sufriendo la primera caída trimestral desde
2009, en plena crisis económica global.
El precio del barril de Brent está cotizando este entorno desfavorable
con caídas que rondan el 3% en la jornada, arrastrando al barril por
debajo de los 52 dólares, mínimos desde diciembre de 2018 (catorce
meses). El coronavirus se está extendiendo por el resto del mundo tras
golpear de lleno a China y cercenar su demanda de petróleo.
Ahora, su expansión amenaza con reducir también el consumo de crudo y
sus derivados (si no lo está haciendo ya) en continentes como Europa,
donde se están cancelando vuelos y se están retrasando viajes. Todo ello
podría obligar a reducir las previsiones sobre el crecimiento de la
demanda de petróleo global.
Los analistas de Citigroup destacan en una nota que el coronavirus está
en el centro de la escena económica, con los inversores cada vez más
preocupados por las consecuencias económicas y el impacto en la demanda
mundial de petróleo.
La Agencia Internacional de la Energía ha advertido de una posible revisión a la baja sobre su pronóstico de crecimiento
de la demanda mundial de petróleo. "Hemos tenido dudas sobre la
sostenibilidad de la recuperación de las materias primas, y vemos que la
evidencia apunta abrumadoramente a una recuperación más larga en forma
de 'U'", explican desde Citigroup. Esto quiere decir que el crudo podría
cotizar en niveles relativamente bajos durante algún tiempo antes de
iniciar su recuperación.
Revisiones a la baja de la demanda
Por otro lado, la Agencia de la Energía de EEUU ya ha revisado a la baja el crecimiento de la demanda de petróleo
y sus derivados. La primera estimación realizada hace una semana
hablaba de un aumento de la demanda de un millón de barriles por día,
378.000 barriles menos que la anterior previsión.
Sin duda esta revisión
también podría modificarse ante el imparable avance del coronavirus y
las medidas de contención de los gobiernos.
La última que el petróleo Brent, de referencia en Europa, puso en
riesgo los 50 dólares por barril fue en diciembre de 2018. Ese mes, la curva de tipos en EEUU se encontraba invertida (al igual que ahora) y se empezó a sentir en la economía global una desaceleración que afectó sobremanera a la zona euro.
Los bancos centrales cambiaron su discurso y comenzaron a poner sobre
la mesa posibles bajadas de tipos y nuevos estímulos que se
materializarían a lo largo de 2019, ayudando a frenar la desaceleración
económica y permitiendo al crudo recobrar el aliento.
Los analistas de ING creen que "esto debería enviar una señal clara a
la OPEP + (la OPEP y sus aliados) antes de su reunión en Viena a
finales de la próxima semana. Claramente, Rusia es la que necesita
entrar en razón". Moscú se ha negado a implementar nuevos recortes y ha
apostado por esperar y analizar las consecuencias del coronavirus sobre
el petróleo.
Las consecuencias han llegado y el petróleo lucha por mantener los 50
dólares el barril. Los recortes pueden ayudar a estimular el precio del
crudo, pero todo acto tiene un precio y en este caso para la OPEP
supondría seguir perdiendo cuota de mercado a cambio de unos dólares más
por cada barril.
Se empieza a notar en la gasolina
El
precio de los carburantes ha caído esta semana a mínimos de hasta hace
casi dos años y medio tras registrar su mayor descenso semanal en años,
impulsado por el desplome en los precios del crudo por el impacto del
coronavirus.
El desplome del crudo no se está trasladando por completo a
los hidrocarburos porque el petróleo está denominado en dólares y su
precio para los europeos también depende de la evolución del 'billete
verde', que en lo que va de año se ha apreciado alrededor de un 4%
contra el euro.
Además, el precio de los carburantes en España (y otros
países de Europa) cuenta con varios impuestos fijos (por litro) y otros
variables (como el IVA) que amortiguan las fluctuaciones del crudo en el
precio final de la gasolina y gasóleo.
Aún así, el precio medio del litro de gasóleo se ha abaratado esta
semana un 11% respecto a la pasada, registrando su sexta semana
consecutiva de caídas, para situarse en los 1,067 euros, su nivel más
bajo desde principios de septiembre de 2017, según datos del Boletín
Petrolero de la UE.
En lo que respecta al precio del litro de gasolina, que también ha
encadenado su sexta semana a la baja, la caída ha sido del 8,5%, para
retroceder hasta los 1,186 euros, su precio más barato desde febrero de
2019.
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