BRUSELAS.- Varios puntos de fricción
podrían ralentizar o incluso hacer descarrilar las futuras discusiones
entre la Unión Europea (UE) y el Reino Unido sobre un acuerdo global
posbrexit, que buscan cerrar para finales de año.
A continuación, los principales escollos después que Londres y Bruselas desvelaran sus planes para la futura relación.
- Pesca -
El negociador europeo Michel Barnier
condiciona la conclusión de un asociación comercial con el Reino Unido a
un acuerdo sobre la pesca.
Para ocho países del bloque, entre
ellos Francia o Dinamarca, mantener el acceso a las aguas territoriales
británicas es indispensable y vital para sus pescadores.
El
mandato de negociación de la UE subraya que el acuerdo debe preservar la
actividad de las flotas que "tradicionalmente han pescado en aguas
británicas".
La posición podría chocar con la de Londres. "El
Reino Unido se convertirá en un Estado costero independiente a fines de
2020 y cualquier acuerdo debe reflejar esta realidad", según una
declaración del lunes.
Londres espera negociar cada año con la UE
el acceso a sus aguas, como ocurre actualmente con Noruega, Islandia y
las islas Feroe, y plantea un "mecanismo de cooperación".
- Servicios financieros -
El
acceso al mercado europeo de los servicios financieros británicos
constituye una de las monedas de cambio de los europeos, máxime cuando
este sector es importante para el Reino Unido y su City.
Las empresas británicas perderán el "pasaporte" europeo que les permitía estar activas en la Europa continental.
En
su lugar, deberán obtener de la UE una "equivalencia" a través de "una
decisión unilateral de la Comisión", recordó un funcionario comunitario.
El
Reino Unido parece dispuesto a aceptar algunas concesiones para acceder
al mercado europeo y desea incluso "reforzar" la "cooperación en
materia de reglamentación y de vigilancia", vistos los "profundos
vínculos" en este sector.
- Datos -
En su mandato, la UE
reclama al Reino Unido "un nivel elevado de protección de datos de
carácter personal" y, por tanto, el "pleno respeto [de las] reglas" del
bloque.
"Trabajar sobre la
seguridad interior con los británicos exige intercambios de datos y,
sobre todo, de datos personales, en ocasiones muy personales", asegura
Barnier, que considera esta protección "esencial".
Esta demanda,
que implica que la UE acuerde al Reino Unido una "equivalencia" sobre la
protección de los datos, no debería platear problemas al inicio de la
relación.
Pero la situación podría complicarse si los británicos
deciden alejarse progresivamente del bloque, al ser uno de los ámbitos
en los que buscan desarrollar "políticas distintas e independientes".
- Competencia leal -
La
UE teme que Londres desregule su economía y socave la europea, por lo
que considera indispensable "compromisos sólidos para garantizar
condiciones de competencia justas".
En el punto de mira se
encuentran las ayudas de Estado, la competencia, las empresas públicas,
las normas sociales y laborales, las normas medioambientales, el cambio
climático y los asuntos fiscales.
Sobre ayudas de Estado, la UE
pide incluso que las reglas europeas se apliquen en el Reino Unido, que
debería "poner en marcha una autoridad de control independiente" en
"estrecha colaboración" con la Comisión.
La UE busca también
reservarse el derecho de "aplicar medidas provisionales" para
"reaccionar rápidamente" a eventuales infracciones del Reino Unido en
este ámbito.
Sin embargo, Londres "no aceptará medidas (...) que
vayan más allá de las previstas generalmente en un acuerdo de libre
comercio global".
Para el gobierno británico, ambas partes deben
únicamente "comprometerse a evitar" una "distorsión del comercio" y
"mantener normas elevadas".
- Diferendos -
Bruselas quiere
poner en marcha, como en cada acuerdo comercial, un mecanismo de
resolución de diferendos, en caso de que alguna de las partes no respete
sus compromisos.
Un "panel independiente", cuyas decisiones
serían de obligado cumplimiento, se encargaría de solucionar las
disputas y podría imponer sanciones financieras o incluso suspender el
acuerdo.
Sin embargo, para la Comisión, el Tribunal de Justicia de
la UE debe también poder pronunciarse sobre cuestiones de
interpretación del derecho comunitario, en decisiones vinculantes.
Esta demanda supone una línea roja para Londres que reclama un mecanismo que refleje una "relación de igual a igual".
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