PARÍS.- Los presidentes ruso, Vladimir Putin, y ucraniano, Volodimir
Zelenski, acordaron este lunes en París una serie de medidas para
impulsar el proceso de paz en Ucrania, si bien sus diferencias sobre el
aspecto político del mismo quedaron patentes, y se dieron cuatro meses
para superarlas.
"Para mí, lo digo honestamente, [el resultado de
este encuentro] es muy poco: querría resolver un mayor número de
problemas", resumió Volodimir Zelenski durante una rueda de prensa común
al término de la cumbre, auspiciada por el presidente francés, Emmanuel
Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel.
Por su parte, Putin se
mostró más optimista y se congratuló por el "paso importante" dado hacia
una desescalada y "quizá" hacia un deshielo. "Rusia hará cuanto esté en
su mano para que el conflicto termine", afirmó.
Al menos, los
cuatro dirigentes se pusieron de acuerdo en un punto después de que el
proceso de paz estuviera en punto muerto durante tres años: "El hecho de
que estemos unos al lado de otros es [ya] de por sí un resultado
importante", destacó Emmanuel Macron.
El presidente francés describió como una "herida abierta
en el corazón del continente europeo" la guerra que libran Kiev y los
separatistas prorrusos, que dejó más de 13.000 muertos en el Donbass, el
bastión industrial del este ucraniano, y un millón de desplazados desde
2014.
La cumbre envió varias señales positivas, desde la
consolidación del alto el fuego a un nuevo intercambio de todos los
prisioneros que quedan antes del fin de diciembre, pasando por una nueva
retirada de combatientes de tres zonas en un plazo de cuatro meses.
Pero
el presidente ucraniano no pudo obtener las concesiones que reclamaba
para organizar elecciones locales en el Donbass, pues Kiev teme que
éstas se hagan conforme a las condiciones de los separatistas y que no
sean libres y transparentes.
El presidente ucraniano
reclama el desmantelamiento previo de todos los grupos armados
"ilegales" -incluido los separatistas prorrusos y sus aliados rusos- y
el regreso del control de Kiev en la frontera con Rusia.
"Tenemos
divergencias completas sobre la frontera", recalcó, mientras que Moscú
reclama que se apliquen los acuerdos de Minsk, que prevén que Kiev
recupere el control de la frontera únicamente después de que se celebren
elecciones.
Volodimir Zelenski, novato en política, está bajo la presión de la opinión en su país, que teme que haga demasiadas concesiones.
En
los últimos días se celebraron varias manifestaciones. Según la agencia
Interfax, los manifestantes que se reunieron el lunes por la noche
frente a la presidencia ucraniana, consideraron que el jefe del Estado
"no cruzó ninguna línea roja" en París.
Para intentar superar las
diferencias, los cuatro dirigentes acordaron que sus ministros de
Exteriores deberán negociar sobre "las condiciones políticas y de
seguridad" con vistas a las elecciones y reunirse en una nueva cumbre en
un plazo de "cuatro meses".
El primer encuentro entre el
presidente ruso y el joven presidente ucraniano, un exactor que llegó al
poder en mayo, era muy esperado.
Los dos mandatarios se encontraron cara a cara alrededor
de una mesa redonda en el salón del palacio presidencial del Elíseo
junto a Emmanuel Macron y Angela Merkel. Y luego participaron en un
encuentro bilateral durante hora y media.
Volodimir Zelenski, que
fue elegido en abril tras haber prometido que pondría fin al conflicto
en el este prorruso del país, incluso hizo un gesto de "V" con los dedos
al llegar al palacio presidencial, a primera hora de la tarde.
Durante
la rueda de prensa, defendió su causa, mientras que su homólogo ruso,
que llegó en posición de fuerza a París, se mostró más circunspecto.
Este
tipo de cumbre bilateral, de formato "Normandía" -por el nombre de la
región francesa en la que se celebró la primera de los dirigentes de los
cuatro países en 2014- no se había celebrado desde 2016.
Occidente
y Ucrania acusan a Moscú de financiar y de armar a los rebeldes, lo que
Rusia niega, afirmando que desempeña un rol político-humanitario para
proteger a las poblaciones locales de habla rusa.
Los combates se redujeron desde los acuerdos de Minsk en 2015. Pero
80.000 hombres siguen en la línea de frente, a lo largo de 500
kilómetros, y cada mes se producen víctimas mortales.
Desde el
cambio de presidente en Ucrania, se sintió un cierto alivio de las
tensiones: se produjo el intercambio de 70 prisioneros --entre ellos
figuras muy simbólicas--, las tropas retrocedieron en tres pequeños
sectores de la línea de frente y los buques de guerra que habían sido
interceptados por Rusia fueron devueltos.
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