WASHINGTON.- Paul Volcker, la leyenda
de las finanzas de Estados Unidos que logró bajar la inflación en los
años 1970 y 1980 y lideró luego reformas históricas en Wall Street,
murió el domingo a los 92 años, informó su familia este lunes.
Volcker,
presidente de la Reserva Federal (banco central) entre 1979 y 1987,
falleció debido a complicaciones de un cáncer de próstata, dijo su hija
Janice Zima.
Alto y conocido por su buen humor, Volcker forjó una
carrera como financiero y funcionario ferozmente independiente que
ejercía la política monetaria con autoridad y perspicacia.
Era
demócrata, pero aconsejó a presidentes estadounidenses de ambos
partidos, comenzando con el republicano Richard Nixon en 1971 en el
Departamento del Tesoro, donde ayudó a guiar la salida de Estados Unidos
del patrón oro.
Su carrera de servicio público terminó con el
demócrata Barack Obama en 2008, cuando pidió una regulación bancaria más
estricta a raíz de la crisis financiera mundial.
Pero fue como
presidente de la Fed donde dejó su huella más profunda, primero bajo el
gobierno del demócrata Jimmy Carter y luego bajo el del republicano
Ronald Reagan, ganándose el respeto de los economistas de todo el mundo.
"Su
vida ejemplificó los ideales más altos: integridad, coraje y un
compromiso de hacer lo mejor para todos los estadounidenses. Sus
contribuciones a la nación dejaron un legado duradero", dijo el actual
presidente de la Fed, Jerome Powell, declarándose "profundamente triste"
por la partida de Volcker.
Después de anunciar su candidatura a
la Casa Blanca en 2015, el presidente Donald Trump también había
manifestado su admiración por Volcker. "Hay algo muy sólido en su
política y en su actitud", dijo.
Carter expresó el lunes su
tristeza por la muerte de Volcker, a quien llamó "un gigante del
servicio público".
"Paul era tan terco como alto, y aunque algunas de
sus políticas como presidente de la Fed fueron políticamente costosas,
eran lo correcto", dijo el exmandatario, a quien los problemas
económicos le complicaron la reelección.
En
medio de la crisis del petróleo a fines de la década de 1970, la
economía estadounidense sufrió una inflación desenfrenada. Carter
rechazó el consejo de los asistentes que dijeron que poner a Volcker en
la Reserva Federal significaría una "amarga medicina".
Con la
inflación alcanzando el 14% ciento anual, Volcker no ocultó sus planes
de aumentar las tasas de interés, que finalmente durante su gestión
subieron del 11 al 20% (hoy, en comparación, están en un rango del 1,5
al 1,75%).
Ese ajuste drástico fue especialmente doloroso y golpeó al país durante una recesión.
Los
concesionarios de automóviles le hicieron llegar a Volcker llaves de
autos en ataúdes. Los contratistas de la construcción le enviaron por
correo tablones de madera que no podían usar, ya que las casas no se
vendían. Los agricultores que se ahogaban en deudas fueron con tractores
a rodear las oficinas del banco central.
Pero Volcker no cedió.
"Se sentía intelectualmente estimulado por una crisis", dijo su difunta
esposa Barbara, según contó el periodista y escritor William Neikirk.
La firmeza de Volcker valió la pena y la inflación cayó al 3% en 1983.
Volcker
dejó la Fed en 1987 y empezó a trabajar en la firma de inversión de
James Wolfensohn. Wolfensohn luego se convirtió en presidente del Banco
Mundial.
El exjefe de la Fed reapareció en la escena pública 20 años después durante la crisis financiera mundial como asesor de Obama.
Entonces,
crítico de los movimientos de alto riesgo de los bancos y los
gigantescos paquetes de pago de sus ejecutivos, propuso lo que se
conocería como "la regla de Volcker", que prohíbe la especulación
bancaria.
Esta regulación fue criticada por Frank Keating,
entonces jefe de la Asociación de Bancos de Estados Unidos, como
demasiado compleja y onerosa para su implementación, y fue cuestionada
nuevamente en la era Trump.
Nieto de inmigrantes alemanes,
apasionado por la pesca con mosca y conocido por su austeridad, Volcker
nació en 1927 en Cape May, Nueva Jersey, y estudió en Princeton y
Harvard.
Padre de dos hijos, se volvió a casar a los 83 años en
2010 con su asistente de largo tiempo, 12 años después de la muerte de
su primera esposa, Barbara.
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