jueves, 24 de octubre de 2019

El caos iraní en Medio Oriente está a punto de empeorar

NUEVA YORK.- En 2015, desesperados por llegar a un acuerdo con Irán para limitar su programa nuclear, negociadores estadounidenses hicieron una concesión fatídica: acordaron que el embargo de armas convencionales de la ONU contra Irán se levantaría en cinco años.

Los costos de dicha concesión, uno de los peores errores de esas negociaciones, están por llegar. El embargo expirará el 18 de octubre de 2020, y es probable que la situación en Medio Oriente empeore aún más.
La concesión no fue tanto para Irán como para China y Rusia, dos rivales de las grandes potencias que participaron en las negociaciones nucleares. En la década de 1990, China y Rusia vendieron a Irán una variedad de sistemas de armas, sobre los cuales los iraníes luego hicieron ingeniería inversa. 
Para esta época el año próximo, los dos rivales geopolíticos más potentes de Estados Unidos tendrán luz verde para vender misiles avanzados al principal país patrocinador del terrorismo.
Sería bastante malo si Irán se quedara con esas armas. Pero si el pasado sirve de preludio, hay una buena posibilidad de que los numerosos representantes de Irán en Medio Oriente también se beneficien.
La semana pasada, en un testimonio que recibió poca atención ante el Comité de Asuntos Exteriores del Senado, el representante especial de EE.UU. para Irán, Brian Hook, compartió información de evaluaciones de inteligencia estadounidenses recientemente desclasificadas.
Desde mediados de 2017, dijo, Irán "ha expandido sus actividades de misiles balísticos a socios en toda la región". Eso incluye a Hizbulá, grupos terroristas palestinos y, a mediados de 2018, milicias chiítas en Irak. La nueva inteligencia también evidencia que Irán ha aumentado su apoyo a Hizbulá al ayudar a expandir la capacidad del grupo para producir sus propios cohetes y misiles. 
Finalmente, dijo Hook, la comunidad de inteligencia de EE.UU. ahora cree que Irán está desarrollando "sistemas de misiles y tecnología relacionada únicamente para exportar a sus representantes regionales".
En conjunto, esta información resalta no solo la necesidad de extender el embargo de armas de las Naciones Unidas, sino también los límites de la actual estrategia estadounidense de "máxima presión". 
Si bien las sanciones paralizantes sobre Irán han hecho que sea mucho más difícil para grupos como Hizbulá y milicias chiitas pagar salarios, no han hecho mella en la búsqueda más amplia de Irán para armar a esos representantes capaces de golpear a los aliados de EE.UU. El mundo aprendió esto de primera mano en septiembre, cuando un misil iraní destruyó una instalación de procesamiento de petróleo crudo en el interior de Arabia Saudita.
Desde ese ataque, ni EE.UU. ni Arabia Saudita han respondido con un ataque militar abierto. A principios de este mes, un petrolero iraní explotó en el Mar Rojo, pero ningún país ha reclamado crédito. Entretanto, la retirada de EE.UU. del noreste de Siria este mes potencialmente le dará a Irán y sus representantes más influencia dentro de ese Estado fallido.
Esta imagen geopolítica, combinada con la nueva inteligencia sobre Irán, hace que la necesidad de extender el embargo de armas a Irán sea aún más urgente. Behnam Ben Taleblu, miembro principal de la Fundación para la Defensa de las Democracias, me dijo el miércoles que el embargo de armas de la ONU hace que sea mucho más fácil para EE.UU. y sus aliados idear el predicado legal para prohibir los envíos de armas hacia y desde Irán.
Sin embargo, el verdadero peligro es que tanto China como Rusia poseen tecnología que mejorará aún más la formidable producción militar de Irán. Taleblu señaló un misil de crucero chino y ruso que se puede camuflar en el contenedor de un buque de carga. Si Irán puede mejorar su arsenal, dijo, sería "el mayor poder misil en Medio Oriente".
El problema para EE.UU. es que cualquier extensión del embargo de armas requeriría un acuerdo tanto de China como de Rusia, cualquiera de los cuales puede vetar resoluciones en el Consejo de Seguridad de la ONU. 
Esto deja a la administración del presidente Donald Trump en una posición similar a la de su predecesor. Entre 2013 y 2015, la administración de Barack Obama necesitó el apoyo de China y Rusia para un acuerdo final con Irán porque creía que las sanciones paralizantes que obligaban a Irán a negociar no tendrían sentido. Y uno de los costos de esta diplomacia multilateral fue la expiración del embargo de armas de la ONU.
Ahora le corresponde a Hook y al secretario de Estado Mike Pompeo presentar el argumento ante China y Rusia para que renuncien a la venta de armas a Irán en aras de una mayor estabilidad en Medio Oriente. Decir que es una posibilidad remota sería quedarse corto.

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