MENDOZA.- La
industria vitivinícola de Argentina se está beneficiando de la recesión
del país debido al auge del turismo y las exportaciones, en parte
debido a una moneda más barata que pone sus productos de clase mundial a
precios de ganga.
La
cantidad de turistas extranjeros en Mendoza, el centro vitivinícola de
Argentina, aumentó 58 por ciento en febrero respecto al año anterior,
muy por encima del aumento de 19 por ciento a nivel nacional, según
muestran datos del gobierno publicados la semana pasada. Las
exportaciones de vino han aumentado 8 por ciento en lo que va del año,
lo que contrasta con una disminución general de las exportaciones del
país durante el mismo periodo.
Argentina
está siendo golpeada por una combinación de inflación creciente y su
segunda recesión en tres años.
Los pasos en falso en cuanto a políticas
del año pasado socavaron la confianza de los inversionistas, lo que
llevó al peso a perder la mitad de su valor frente al dólar
estadounidense y obligó a formuladores de política a buscar miles de
millones de dólares del Fondo Monetario Internacional.
Si bien la
industria del vino no es de ninguna manera inmune a la desaceleración,
hay señales de que está superando la adversidad.
"Nuestro
restaurante está lleno todos los días", asegura Labid Ameri, presidente
de vinos Domaine Bousquet en Tupungato, una ciudad de la provincia de
Mendoza. "La devaluación del peso tiene que ver con el aumento del
turismo".
El
viñedo de vino orgánico de Ameri experimentó un aumento de 55 por
ciento en los visitantes de noviembre a marzo, que es la temporada pico
de turismo, en comparación con el mismo período del año anterior.
Afirma
que las ventas aumentaron en una cantidad similar, y el tráfico de
visitantes es tan rápido que está construyendo un hotel en el viñedo que
estará terminado en agosto. Ameri exporta la mayoría de sus botellas.
El
impulso del turismo en febrero en Mendoza sigue a incrementos similares
en enero y diciembre. El número de turistas brasileños casi se duplicó
en el cuarto trimestre del año pasado, mientras que los estadounidenses
llegaron en mayor número y duplicaron sus gastos diarios.
Para
Alejandro Vigil, codirector de uno de los viñedos más famosos de
Argentina, Catena Zapata, el negocio está en auge. Las visitas a sus
viñedos han aumentado 53 por ciento en lo que va del año, mientras que
las ventas han aumentado 40 por ciento. Su vino "Gran Enemigo" cuesta
alrededor de 60-70 dólares en EE.UU., pero solo 1.500 pesos (36 dólares) en
Argentina.
Sin
duda, los problemas de Argentina todavía resuenan entre los fabricantes
de vino. El país tiene la tasa de interés más alta del mundo (66 por
ciento), lo que dificulta los esfuerzos para obtener préstamos y
ganancias. El vino requiere una inversión inicial en bienes que van
desde tanques hasta equipos de cosecha.
La
caída del peso ha hecho que las partes importadas, como los corchos y
los estuches, sean costosos, y hay signos de un debilitamiento del
consumo por parte de los argentinos con problemas de efectivo. Como
resultado, los viñedos que se centran en las ventas domésticas están
bajo presión, según Ameri.
"Veo
muchas bodegas dependientes del consumo doméstico que están sufriendo",
dice. "Nadie en el mundo puede sostener una tasa de 60 por ciento".
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