PEKÍN.- China,
presionada para responder a las exigencias comerciales del presidente
estadounidense Donald Trump, impulsa una ley sobre las inversiones
extranjeras cuya diligencia para aprobarla, a pesar de las imprecisiones
del texto, inquieta a las empresas.
Esta
nueva ley ya no obliga a las empresas extranjeras a transferir
tecnología a sus socios chinos y establece una mayor equidad entre
firmas locales e internacionales, algo reclamado desde hace tiempo por
las empresas occidentales.
La
Asamblea Popular Nacional de China, controlada por el partido único, el
Partido Comunista Chino (PCC), votará la ley en su sesión plenaria
anual de 10 días que comienza el 5 de marzo. Esto es apenas dos meses
después del estudio de la versión preliminar.
"La
velocidad con la que este proyecto de ley llega a la Asamblea Popular
Nacional de China no tiene precedentes", declaró Wang Jiangyu,
especialista en derecho chino de la Universidad Nacional de Singapur.
"Normalmente toma entre uno y tres años para que un proyecto de ley sea adoptado y promulgado", explica.
Las
empresas extranjeras se inquietan por algunos artículos que son vagos y
de índole general. Autoriza por ejemplo a China a confiscar, contra
indemnización, las inversiones extranjeras "en nombre del interés
público", pero sin elaborar.
Pekín
ya había presentado un proyecto de ley sobre las inversiones
extranjeras en 2015, pero rápidamente se lo dejó de lado y la nueva
versión reapareció a fines de 2018, señala Wang.
La
Asamblea Popular Nacional estudió el texto en primera lectura el 23 de
diciembre. Y está sometido oficialmente a los comentarios del público
hasta el 24 de febrero.
Pero
la semana pasada durante dos días se presentó una "nueva versión
actualizada" en el Comité Permanente de la Asamblea, indicó la agencia
Xinhua.
En
resumen, Pekín parece decidido a cerrar el tema antes del 1 de marzo.
Los presidentes Donald Trump y Xi Jinping se habían dado hasta esa fecha
para hallar un acuerdo sobre los diferendos comerciales. Sin acuerdo,
Washington aumentará los aranceles a las mercaderías importadas desde
China.
"Nuestra
impresión es que esta ley está atrapada entre el procedimiento
legislativo normal y la mesa de negociaciones del conflicto comercial",
indicó Mats Harborn, presidente de la Cámara de Comercio de la
Unión Europea (UE) en Pekín.
"Es
una pena porque se trata de una medida legislativa importante que
tendrá un efecto (...) para todas las empresas extranjeras", añadió.
Las
cámaras de comercio de la UE y de Estados Unidos en China declararon
que presentaron rápidamente la semana pasada los comentarios de sus
miembros sobre el texto.
El
proyecto de ley responde a varias inquietudes de Trump. Protege por
ejemplo los capitales extranjeros de las "interferencias" del gobierno
chino.
Pero
el texto es de cariz general y debería tener más detalles, estima la
Cámara de Comercio de Estados Unidos en China, en un informe que
transmitió a las autoridades chinas.
Un
artículo que inquieta es el que atañe a las investigaciones de Pekín
sobre las inversiones extranjeras, para saber si afectan la seguridad
nacional.
La
versión de 2015 dedicaba cinco páginas al tema, detallaba cómo apelar, y
mencionaba ejemplos de casos en que la seguridad nacional podía
invocarse, señala Jacob Parker, vicepresidente del Consejo Económico de
Estados Unidos-China que defiende los intereses de la compañías
estadounidenses.
Pero
la edición 2019 del texto sólo contiene una frase, que estipula
simplemente que se hará un estudio y que no se podrá apelar.
Frente
a esta incertidumbre, las cámaras de comercio de la UE y de Estados
Unidos piden a Pekín que impulse una ley única para empresas válida para
las sociedades nacionales como para las extranjeras.
"Es
hora de que se perciba que todas las compañías aportan una misma
contribución positiva a China en materia de crecimiento, empleo,
fiscalidad, investigación y desarrollo", sostuvo Mats Harborn, que pide
que ya no se hagan "distinciones".
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