miércoles, 25 de noviembre de 2015

El BCE se está presionando demasiado a sí mismo al incidir en la lucha contra la baja inflación, según S&P

LONDRES.- La agencia de calificación crediticia Standard & Poor's (S&P) ha advertido de que el Banco Central Europeo (BCE) se está "presionando demasiado a sí mismo demasiado pronto" al repetir que es necesario actuar de forma "más vigorosa y más rápida" para la luchar contra los riesgos a la baja para la inflación. 

En un informe sobre la eurozona, S&P remarca que tanto el presidente del BCE, Mario Draghi, como otros miembros del banco central han mostrado de forma reiterada en las últimas semanas su preocupación sobre las perspectivas de inflación, lo que apunta a nuevas medidas de estímulo que podrían anunciarse incluso en diciembre.
Sin embargo, la agencia advierte de, como han demostrado otros programas de compra de deuda como los llevados a cabo en Estados Unidos y Reino Unido, habitualmente es necesario que pase un tiempo antes de que tengan los efectos deseados.
Asimismo, agrega que la elevada deuda pública en muchos países de la UE y la falta de coordinación en las políticas económicas orientadas a las reformas han frenado el crecimiento y la inflación, y estos son campos en los que la política monetaria no tiene apenas efectos directos.
Entre las posibles medidas, cree que una ampliación de 'Quantitative Easing' hasta más allá de 2016 reafirmaría su posición, mientras que un nuevo recorte de la tasa de depósitos, una medida inédita entre los bancos centrales, podría ir en contra de los objetivos del 'QE' al conllevar un aumento del valor del crédito o una penalización de los depósitos.
Por lado, S&P incide en que los últimos indicadores económicos para la eurozona demuestran que una demanda doméstica más fuerte está logrando compensar la debilidad de las importaciones, lo que sugiere que la recuperación de la región iniciada en la segunda mitad de 2014 "seguirá adelante".
En concreto, subraya que los últimos datos de Alemania confirman que la débil demanda exterior está penalizando el crecimiento económico, lo que se ve compensado por el repunte del gasto de los consumidores, algo que también se está dando en otros países de la región.
De hecho, apunta que en España, a pesar de registrar signos de una modesta desaceleración en la segunda mitad del año, el consumo privado seguirá siendo el principal motor del crecimiento en los próximos años apoyado por la baja inflación, la reciente reducción del IRPF y la mejora constante del mercado laboral.
Sin embargo, la agencia incide en que los riegos para el crecimiento económico y la inflación no han desaparecido y las autoridades monetarias se plantean adoptar nuevos estímulos ante los bajos datos de inflación.
Además, el economista jefe para Europa, África y Oriente Medio de S&P, Jean-Michel Six, alerta de la incertidumbre en torno a un "fuerte repunte" de la inversión en la eurozona, algo necesario para fortalecer la recuperación y reducir un nivel de desempleo "obstinadamente elevado".
En este sentido, admite que existen diferencias tanto entre países como entre sectores. Respecto a España, prevé un repunte de la inversión inmobiliaria después de cinco años de contracción y ve "aparentes" señales de un "robusto resurgir" del gasto de capital de empresas no financieras, que continuará en los próximos dos años.
La agencia mantiene en su informe sus últimas previsiones realizadas para España a principios de octubre, cuando elevó el rating del país en un escalón. En concreto, prevé que la economía española crezca un 3,2% este año, un 2,7% en 2016 y un 2,4% en 2017.

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