LONDRES.- La agencia de calificación
crediticia Standard & Poor's (S&P) ha advertido de que el Banco
Central Europeo (BCE) se está "presionando demasiado a sí mismo demasiado pronto" al
repetir que es necesario actuar de forma "más vigorosa y más rápida"
para la luchar contra los riesgos a la baja para la inflación.
En un informe sobre la eurozona, S&P remarca que tanto el
presidente del BCE, Mario Draghi, como otros miembros del banco central
han mostrado de forma reiterada en las últimas semanas su preocupación
sobre las perspectivas de inflación, lo que apunta a nuevas medidas de
estímulo que podrían anunciarse incluso en diciembre.
Sin embargo, la agencia advierte de, como han demostrado otros
programas de compra de deuda como los llevados a cabo en Estados Unidos
y Reino Unido, habitualmente es necesario que pase un tiempo antes de
que tengan los efectos deseados.
Asimismo, agrega que la elevada deuda pública en muchos países
de la UE y la falta de coordinación en las políticas económicas
orientadas a las reformas han frenado el crecimiento y la inflación, y
estos son campos en los que la política monetaria no tiene apenas
efectos directos.
Entre las posibles medidas, cree que una ampliación de
'Quantitative Easing' hasta más allá de 2016 reafirmaría su posición,
mientras que un nuevo recorte de la tasa de depósitos, una medida
inédita entre los bancos centrales, podría ir en contra de los objetivos
del 'QE' al conllevar un aumento del valor del crédito o una
penalización de los depósitos.
Por lado, S&P incide en que los últimos indicadores
económicos para la eurozona demuestran que una demanda doméstica más
fuerte está logrando compensar la debilidad de las importaciones, lo que
sugiere que la recuperación de la región iniciada en la segunda mitad
de 2014 "seguirá adelante".
En concreto, subraya que los últimos datos de Alemania
confirman que la débil demanda exterior está penalizando el crecimiento
económico, lo que se ve compensado por el repunte del gasto de los
consumidores, algo que también se está dando en otros países de la
región.
De hecho, apunta que en España, a pesar de registrar signos de
una modesta desaceleración en la segunda mitad del año, el consumo
privado seguirá siendo el principal motor del crecimiento en los
próximos años apoyado por la baja inflación, la reciente reducción del
IRPF y la mejora constante del mercado laboral.
Sin embargo, la agencia incide en que los riegos para el
crecimiento económico y la inflación no han desaparecido y las
autoridades monetarias se plantean adoptar nuevos estímulos ante los
bajos datos de inflación.
Además, el economista jefe para Europa, África y Oriente Medio
de S&P, Jean-Michel Six, alerta de la incertidumbre en torno a un
"fuerte repunte" de la inversión en la eurozona, algo necesario para
fortalecer la recuperación y reducir un nivel de desempleo
"obstinadamente elevado".
En este sentido, admite que existen diferencias tanto entre
países como entre sectores. Respecto a España, prevé un repunte de la
inversión inmobiliaria después de cinco años de contracción y ve
"aparentes" señales de un "robusto resurgir" del gasto de capital de
empresas no financieras, que continuará en los próximos dos años.
La agencia mantiene en su informe sus últimas previsiones
realizadas para España a principios de octubre, cuando elevó el rating
del país en un escalón. En concreto, prevé que la economía española
crezca un 3,2% este año, un 2,7% en 2016 y un 2,4% en 2017.
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