FRÁNCFORT.- El Banco Central Europeo (BCE) aguanta (al menos de momento) el pulso que el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mantiene con el resto del mundo. La institución monetaria ha recortado este jueves los tipos de interés oficiales otros 0,25 puntos al 2,75%.
Se trata de la cuarta bajada consecutiva, y la quinta desde junio, pese a que, por el contrario, la Reserva Federal (Fed) norteamericana ha frenado el alivio de las condiciones de financiación en la primera potencia global ante el riesgo de que una escalada de la guerra comercial provoque un repunte de la inflación.
El BCE prioriza la necesidad de insuflar oxígeno a la actividad económica, ante la debilidad del crecimiento de la eurozona, con Alemania estancada, Francia carcomida por los desequilibrios y con la única excepción positiva de España, que es el principal motor del 0,7% que avanzó el PIB (Productor Interior Bruto) del conjunto de los socios del euro en 2024.
La moderación de la inflación hacia el objetivo del 2% de media en la eurozona —en España se elevó al 3% en enero por los carburantes y la electricidad— permite a la institución monetaria que preside Christine Lagarde dejar de fondo el ruido de aranceles, guerra comercial y bajadas de impuestos que proviene de Estados Unidos, y que supone una amenaza de un nuevo repuntes de las subidas de los precios, principalmente en la potencia norteamericana, pero también a este otro lado del Atlántico.
“El proceso de desinflación sigue avanzando”, señala el comunicado oficial del Consejo de Gobierno del BCE, tras su reunión de este jueves.
“Una mayor fricción en el comercio global haría que las perspectivas de inflación en la eurozona fueran más inciertas”, admitió en rueda de prensa la presidenta de la institución europea, Christine Lagarde. Aunque la francesa incidió en que, por ahora, el BCE no tiene suficientes certezas sobre lo que está por venir para hacer un análisis.
“Es prematuro hablar de dónde se deben detener las bajadas de los tipos de interés”, sentenció. Pero también aclaró que la posibilidad de un recorte mayor (de 0,5 puntos) en esta reunión de enero “no ha sido debatida en absoluto, ni siquiera pronunciamos la cifra cinco”.
La paradoja es que allí, en Estados Unidos, este mismo miércoles, Trump criticó duramente la decisión de la Fed de mantener los tipos de interés en el rango entre el 4,25% y el 4,5%. “Si la Reserva Federal hubiera dedicado menos tiempo a [diversidad, equidad e inclusión], ideología de género, energía 'verde' y falso cambio climático, la inflación nunca habría sido un problema”, arguyó el presidente de Estados Unidos.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, se había adelantado a estas injerencias políticas y dijo que el banco central “no necesita apresurarse para ajustar su política monetaria”.
De vuelta a la eurozona, hay que recordar que el BCE comenzó a aliviar las condiciones de financiación en junio de 2024 desde el máximo del 4% hasta donde llevó los tipos de interés oficiales en el otoño de 2023, después de un proceso de austeridad monetaria (de encarecimiento de las hipotecas y de los préstamos en general) que arrancó en 2022 para luchar contra la inflación.
El objetivo del ciclo de “endurecimiento” de la política monetaria fue ahogar la capacidad de consumo de las familias y de inversión de las empresas para moderar así las sus subidas de precios. Una estrategia de “matar moscas a cañonazos” que ahora es la contraria ante la debilidad de la actividad, especialmente en el apartado de la inversión pública y privada de Alemania.
“Las recientes bajadas de los tipos de interés acordadas por el Consejo de Gobierno están abaratando gradualmente los créditos nuevos para las empresas y los hogares. Al mismo tiempo, las condiciones de financiación continúan siendo restrictivas, debido entre otras cosas a que la política monetaria también lo sigue siendo y a que las anteriores subidas de los tipos de interés siguen transmitiéndose al saldo vivo del crédito concedido, con renovaciones a tipos de interés más elevados de algunos préstamos que vencen”, explica el comunicado del BCE.
“La economía se enfrenta aún a factores adversos, pero la mejora de las rentas reales y la desaparición gradual de los efectos de la política monetaria restrictiva deberían con el tiempo respaldar una recuperación de la demanda”, prosigue la declaración de la institución monetaria.
En el actual contexto internacional de auge de las políticas proteccionistas —con la amenaza de aranceles de Estados Unidos y de China— y de emergencia climática, un aumento de la inversión pública y privada es crucial para elevar la independencia energética y tecnológica de la eurozona, y para reactivar algunas de las industrias estratégicas que permanecen estancadas en Alemania o en Francia.
Así lo contempla el célebre 'informe Draghi', el plan que pidió la Comisión Europea al ex presidente de Italia y del propio BCE sobre los retos del bloque económico del UE.
La paradoja es que allí, en Estados Unidos, este mismo miércoles, Trump criticó duramente la decisión de la Fed de mantener los tipos de interés en el rango entre el 4,25% y el 4,5%. “Si la Reserva Federal hubiera dedicado menos tiempo a [diversidad, equidad e inclusión], ideología de género, energía 'verde' y falso cambio climático, la inflación nunca habría sido un problema”, arguyó el presidente de Estados Unidos.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, se había adelantado a estas injerencias políticas y dijo que el banco central “no necesita apresurarse para ajustar su política monetaria”
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