SHANGHÁI.- China anunció el jueves
una reanudación muy limitada de los vuelos internacionales la próxima
semana, luego de una amenaza de Washington de suspender los vuelos de
compañías chinas en Estados Unidos, en un contexto de nuevas tensiones
entre ambas potencias.
Primer país afectado por el nuevo
coronavirus, China redujo drásticamente sus enlaces aéreos con el resto
del mundo a finales de marzo por temor a nuevos contagios procedentes
del extranjero.
Pekín permitió a las aerolíneas realizar un vuelo por
semana hacia y desde un país extranjero, pero sobre la base de una lista
de aerolíneas activas al 12 de marzo. Sin embargo, muchas compañías
extranjeras, especialmente estadounidenses, ya no estaban volando a
China en esa fecha debido a la pandemia.
De hecho, solo cuatro
aerolíneas chinas operan actualmente vuelos entre Estados Unidos y
China, y ninguna estadounidense. Washington lo ve como un obstáculo para
la competencia.
A fines de marzo, el gigante asiático también
cerró sus fronteras a todos los titulares de visas e incluso de permisos
de residencia.
Y aún muchos permanecen varados en el extranjero y
no pueden regresar a China después de su partida durante el momento más
dramático de la epidemia.
Sin embargo, el país recientemente
autorizó el retorno a cuentagotas de algunos ciudadanos --coreanos,
alemanes y singapurenses-- cuya presencia es esencial para la
recuperación económica.
A partir del 8 de junio, todas las
aerolíneas podrán operar un vuelo por semana desde y hacia China,
incluso las que ya no volaban el 12 de marzo, dijo en un comunicado la
Autoridad de Regulación de Tráfico Aéreo de China (CAAC).
A su llegada a territorio chino los pasajeros se someterán a un test, precisó la CAAC.
Las
aerolíneas podrán obtener un segundo vuelo semanal si ninguno de los
pasajeros da positivo a la covid-19 durante tres semanas en la misma
ruta.
La medida llega un día después de que el gobierno del
presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara la próxima suspensión
de los vuelos de aerolíneas chinas con destino a Estados Unidos, en un
contexto ya de por sí muy tenso entre Pekín y Washington.
El
portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian,
mostró su pesar por la decisión de EEUU y dijo que la CAAC hizo ante las
autoridades estadounidenses una "protesta oficial".
Al ser
consultado sobre si las aerolíneas estadounidenses podrían solicitar
reanudar los vuelos a China, el portavoz respondió que la CAAC y el
Departamento de Transporte de EEUU mantenían una "comunicación
estrecha".
"Ambas partes han progresado", dijo el funcionario
quien espera que "Estados Unidos no cree obstáculos" para resolver la
disputa.
La suspensión que aplicará desde el 16 de junio Estados
Unidos afectará a siete compañías chinas, entre ellas gigantes como Air
China y China Eastern Airlines, aunque excluye a los aviones de carga.
Delta Air Lines y United
Airlines suspendieron los vuelos desde y hacia China en febrero y marzo
debido a la pandemia y en cumplimiento de las restricciones de viaje
anunciadas a principios de febrero por el gobierno estadounidense.
Pero ambas compañías, sin embargo, querían reanudar la actividad en China este mes.
Las represalias estadounidenses han sido bien recibidas
por Airlines for America, el grupo de presión del sector, considerándolo
como un medio para garantizar la "equidad" y la sana competencia.
Antes
de la epidemia, a principios de año, las aerolíneas estadounidenses y
chinas operaban alrededor de 325 vuelos semanales entre los dos países.
Sin
embargo, Washington se dijo el miércoles dispuesto a anular su decisión
si Pekín hace gestos en favor de las empresas estadounidenses. Si China
ajusta su política, el gobierno está "totalmente" preparado para
"reexaminar la decisión".
Las relaciones chino-estadounidenses se
han deteriorado en las últimas semanas con la multiplicación de
desacuerdos, entre ellos el tema de Hong Kong.
China quiere imponer al territorio semiautónomo una ley de seguridad que ha provocado generalizadas protestas internacionales.
Estados
Unidos ahora considera que el territorio ya no se beneficia de la
autonomía prometida por Pekín y comenzó a revisar el estatus
preferencial que le había otorgado a ese importante centro financiero.
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