MOSCÚ.- Rusia parece haber
tendido una primera rama de olivo a Arabia Saudita, al renovar este
martes su cooperación con la OPEP tras la decisión de Riad de inundar el
mercado de petróleo para mantener su posición de actor dominante del
mercado.
Rusia, segundo productor petrolero mundial pero que no es
miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP),
había rehusado el viernes a una nueva reducción de 1,5 millones de
barriles diarios (mbd) para sostener las cotizaciones del crudo,
golpeadas por la crisis del coronavirus.
En efecto, Moscú teme que mermen sus cuotas de mercado y quiere además competir con el petróleo de esquisto de Estados Unidos
Arabia,
primer exportador mundial de crudo, replicó anunciando la mayor
reducción de sus precios en 20 años, para ganar así cuotas de mercado,
pero generando un derrumbe masivo de los precios del petróleo y una
espectacular caída de los mercados financieros en todo el mundo.
"La puerta no está cerrada", matizó este martes el ministro de Energía ruso, Alexandre Novak.
El
acuerdo existente para reducir la producción no ha sido renovado para
más allá de abril, pero "ello no significa que en el futuro no podamos
cooperar entre los países OPEP y los países no OPEP" para estabilizar el
mercado, aseguró.
Las palabras conciliadoras de Novak se producen
justo después de una segunda ofensiva de Riad en esta guerra de
precios. Su gigante petrolero, Saudi Aramco, anunció que elevaría su
producción de los actuales 9,8 mbd a 12,3 mbd a partir de abril.
Esta
decisión inunda aún más un mercado debilitado por la crisis del nuevo
coronavirus que ha golpeado especialmente a China, primer consumidor de
petróleo del mundo.
"Es una toma de cuotas de mercado" comentó a la AFP Bill Farren-Price, director del centro especializado RS Energy.
Novak,
que insistió el lunes en la solidez de Rusia ante esta tormenta de
precios gracias a sus grandes reservas, destacó asimismo que Moscú está
dispuesta a proseguir en el segundo trimestre el acuerdo de reducción en
vigor hasta fines de marzo, es decir una reducción de 1,7 mbd respecto
al nivel de octubre de 2018.
Pero el ministro ruso advirtió
también que "a corto plazo (Rusia) puede aumentar su producción en
200.000 a 300.000 barriles diarios (bd), con un potencial de 500.000 bd
en un futuro próximo".
"A primera vista, ello se asemeja a una
batalla entre Rusia y Arabia Saudita sobre la política petrolera. Pero
el contexto de un incesante aumento de la producción petrolera de
Estados Unidos en los últimos diez años es un factor también
importante", afirma Chris Weafer, fundador de la sociedad de asesoría
Macro Advisory.
Weafer recuerda que los países de la alianza OPEP+
(los del cártel más los que no pertenecen a éste) están todos
"irritados por el rechazo estadounidense a participar en las reducciones
de la producción y por el hecho de que la industria norteamericana ha
sido la principal beneficiaria de los mecanismos para sostener precios"
del crudo.
Así, aunque no pueda hablarse de concertación entre
Moscú y Riad para poner presión sobre el petróleo de esquisto
estadounidense, los países de la OPEP y Rusia se sentirían "aliviados si
la guerra de los precios acabara generando pérdidas para Estados
Unidos", agrega este experto con base en Moscú.
Bjarne Schieldrop,
analista de SEB, indica por su lado que la caída de los precios
afectará a todo el mundo pero al final "los productores estadounidenses
(...) deberán reducir su producción".
Finalmente,
según Timothy Ash, un analista del fondo BlueBay Asset Management, el
aspecto político y diplomático no está nunca lejos del análisis ruso.
En la crisis ucraniana, en Siria, y ahora con el petróleo, Moscú se esfuerza en probar que su peso es ineludible.
El
presidente Vladimir Putin quiere "volver al primer plano
internacional", junto a los presidentes de Estados Unidos Donald Trump y
de China Xi Jinping, opina Ash.
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