LONDRES.- El ministro de Economía de Reino Unido, Sajid Javid, renunció el jueves
de forma inesperada, poniendo de manifiesto el deseo del primer ministro
Boris Johnson de afianzar su control sobre el Gobierno al deshacerse de
un ministro que se negó a seguir puntualmente sus dictados.
Queriendo minimizar cualquier interrupción en la reorganización de su
gabinete, Johnson nombró rápidamente para el cargo al segundo de Javid,
Rishi Sunak, un leal partidario del primer ministro que a menudo ha
comparecido ante las cámaras para defender la política del Ejecutivo.
El
equipo de Johnson ha coreografiado cuidadosamente la remodelación,
presentándola como una oportunidad para fomentar nuevos talentos,
especialmente entre las mujeres, y al mismo tiempo recompensar a sus
partidarios más leales para hacer realidad su visión de Reino Unido
después del Brexit.
Pero la renuncia del ministro de Economía
debido a una disputa sobre los asesores de Javid, que algunos
comentaristas dijeron que podría haber sido provocada por el equipo de
Johnson, añadió el mensaje de que el primer ministro no tolerará la
disidencia en su Gobierno.
“Ha rechazado al cargo de canciller del Tesoro (ministro de Economía)”, dijo una fuente cercana a Javid.
La fuente dijo que Johnson le había comunicado a Javid que tendría
que despedir a sus asesores y sustituirlos por otros procedentes de la
oficina del primer ministro en Downing Street. “El canciller dijo que
ningún ministro que se precie aceptaría esos términos”.
No se
esperaba que Johnson cambiase los puestos más importantes de su
Gobierno, pero muchos interpretaron los cambios en el orden inferior de
la escala de gobierno como una señal de que quiere reforzar su control
del poder.
Su despido del ministro para Irlanda del Norte,
Julian Smith, quien hace tan sólo un mes había ayudado a negociar la
restauración la asamblea electa de la región, provocó críticas de los
políticos ambos lados de la frontera con Irlanda.
Smith, que
había estado a cargo de la disciplina parlamentaria de la predecesora de
Johnson, Theresa May, fue el primer ministro en perder su puesto tras
la reestructuración del Gobierno británico. Posteriormente se le han la
ministra de Negocios, Andrea Leadsom, y la ministra de Medioambiente,
Theresa Villiers.
El ultraleal Alok
Sharma, exministro de Desarrollo Internacional, fue nombrado nuevo
ministro de Negocios y también jefe de la cumbre sobre el cambio
climático COP26, cuando los líderes mundiales se reúnan en Escocia en
noviembre.
Pero fue el movimiento de Javid el que desfiguró el
aspecto de “business as usual” que Johnson había querido darle a la
operación.
Los ayudantes de Johnson habían restado importancia
con anterioridad a las sugerencias de que habría cambios importantes en
el Gobierno, basadas en el deseo hecho público del asesor principal de
Johnson, Dominic Cummings, de ver una reorganización radical en el
ejecutivo.
A última hora de la noche de ayer, una fuente de su
oficina dijo que el primer ministro quería que la “reorganización
sentara las bases del Gobierno ahora y en el futuro” y que promoviera
nuevos talentos, en particular a las mujeres.
Era evidente que la
lealtad era esencial para Johnson a fin de poder cumplir con su agenda y
con las promesas que hizo en el período previo a las elecciones del 12
de diciembre, en las que obtuvo una gran mayoría.
Pero los políticos de la oposición dijeron que la reorganización era un desastre.
“Este es un récord histórico. Un Gobierno en caos pocas semanas
después de las elecciones”, dijo John McDonnell, portavoz económico del
principal partido de la oposición, el Partido Laborista.
“Está
claro que Dominic Cummings ha ganado la batalla para tomar el control
absoluto del Tesoro y ha instalado a su títere como Canciller”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario