PARÍS.- Francia amanecerá este
jueves paralizada por una huelga masiva en protesta contra la reforma
del sistema de pensiones impulsada por el gobierno de Emmanuel Macron,
una movilización que amenaza con bloquear el país por tiempo indefinido.
Empleados de los transportes públicos, estudiantes, policías,
recolectores de basura, abogados, médicos, enfermeros, profesores,
personal aéreo, entre otros sectores, se unirán al paro en contra de
esta explosiva reforma que toca uno de los pilares del modelo francés.
Con este movimiento social, los sindicatos esperan que el
ejecutivo anule una reforma que prevé instaurar un sistema de jubilación
universal por puntos, que se irán acumulando durante la vida laboral y
se traducirán en un ingreso mensual al jubilarse.
Este sistema
único, que fue uno los ejes del programa electoral de Macron, remplazará
los 42 regímenes especiales que coexisten actualmente en Francia tanto
en el sector privado como en el público y en el que rigen reglas
variables que afectan la edad de retiro o la cuantía de la prestación.
Para el gobierno, se
trata de un sistema "más justo y más simple" en el que "cada euro
cotizado dará los mismos derechos a todos". Pero los sindicatos temen en
cambio que el nuevo sistema atrase la jubilación, actualmente de 62
años, y disminuya el nivel de pensiones.
El gobierno se ha marcado
el objetivo de presentar la reforma ante el parlamento a inicios de
2020 para una entrada en vigor en 2025.
Se estima que el impacto
generado por esta huelga será muy similar a la del pasado 13 de
septiembre, la primera gran movilización contra la reforma de Macron y
la peor en el país en 12 años.
Los parisinos deberán buscar
soluciones alternativas para ir a trabajar, como las bicicletas o los
monopatines, ya que 11 de las 16 líneas del metro estarán completamente
paralizadas y sólo circularán en promedio uno de cada tres autobuses.
Para
quienes viven en los suburbios la situación se anuncia aún más
complicada ya que los trenes de cercanía circularán a cuentagotas.
La
compañía estatal de ferrocarriles SNCF ha cancelado 90% de sus trenes
de alta velocidad TGV y 80% de sus trenes regionales. Los servicios
internacionales como el Eurostar --que comunican París con Londres-- y
el Thalys --que unen París, Bélgica, Alemania y Holanda-- estarán
"fuertemente afectados".
En cuanto al transporte
aéreo, Air France ha anulado para el jueves 30% de sus vuelos domésticos
y 15% de sus vuelos de mediano alcance medias, y la británica EasyJet
233 vuelos interiores y de mediano alcance.
Asimismo, muchos
padres y madres deberán quedarse en casa ya que un gran número de
escuelas y colegios en el país permanecerán cerrados y 55% de los
docentes harán huelga.
Se prevén además concentraciones y paros en decenas de
ciudades, coronados por dos manifestaciones previstas en París que
convergerán en la Plaza de la Nación.
El jefe de la policía de
París, Didier Lallement, adelantó que 6.000 efectivos de la Policía
estarán desplegados para evitar choques entre miembros de la seguridad y
manifestantes en la capital francesa.
El
temor del gobierno es que el país quede bloqueado durante varias
semanas, como ocurrió en 1995, cuando la ciudadanía torció el brazo del
gobierno, que quería ya en ese entonces reformar el sistema de
pensiones.
"El descontento social es ahora más fuerte que en
1995", según Bernard Thibault, exlíder de la CGT durante las protestas
de hace 24 años.
El impacto económico de
un día de huelga alcanzaría "unos 400 millones de euros (440 millones de
dólares)", según François Asselin, presidente de la asociación de
pequeñas y medianas empresas CPME.
Y si la huelga persiste,
"puede ser muy perjudicial, especialmente con la llegada de la Navidad",
advirtió, en declaraciones a la radio France Info.
Esta huelga plantea uno de los mayores desafíos hasta
ahora para Emmanuel Macron, que en sus dos años y medio en el poder ha
sido capaz de superar la oposición de las calles para imponer reformas
como la del mercado laboral o la de la compañía de ferrocarriles
públicos.
Pero esto fue antes de la llegada del movimiento popular
de los "chalecos amarillos" hace un año, que con sus movilizaciones
semanales para expresar el malestar social de los franceses pusieron en
jaque al gobierno y a su ímpetu reformista.
Según un sondeo
publicado el domingo, 74% de los ciudadanos están a favor de reformar el
viejo sistema de pensiones francés, pero 64% no confía en el gobierno
de Emmanuel Macron para llevarla a cabo.
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