PARÍS.- Los trabajadores del sector público francés iniciaron el jueves una
huelga nacional sobre los planes de Emmanuel Macron para reformar el
generoso sistema de pensiones de Francia, lo que constituye el mayor
desafío para el presidente desde que estallaron las protestas de los
“chalecos amarillos” el año pasado.
Trabajadores del ferrocarril, profesores y médicos de urgencias se
unieron a la huelga, que amenaza con paralizar a Francia durante días.
Algunos trabajadores del sector privado también se declararon en huelga
por la reforma de las pensiones.
Esto es lo que está en juego:
¿QUÉ PRETENDE HACER LA REFORMA DE LAS PENSIONES DE MACRON?
Macron
quiere establecer un solo sistema de pensiones universal por puntos en
el que cada día de trabajo genera puntos para las futuras prestaciones
de los trabajadores.
Esto supondría un gran cambio con respecto a
la situación actual, en la que existen 42 regímenes de pensiones
sectoriales diferentes, cada uno con diferentes niveles de cotizaciones y
prestaciones. Los ferroviarios, marineros y bailarines de ballet de la
Ópera de París pueden jubilarse hasta una década antes que el trabajador
medio.
Actualmente, las prestaciones de pensión se basan en los
25 años de mayor ingreso de un trabajador en el sector privado y los
últimos seis meses en el sector público.
El presidente dice que
un sistema basado en puntos sería más justo y simple. También haría que
la financiación de las pensiones fuera más sólida ante el escenario de
una población que envejece.
El gasto francés en pensiones
públicas, que representa el 14% del PIB, es uno de los más elevados del
mundo. Una comisión independiente dedicada a la cuestión de las
pensiones prevé que el sistema registrará en 2025 un déficit de más de
17.000 millones de euros (18.740 millones de dólares), es decir, el 0,7%
del PIB, si no se hace nada.
¿QUÉ PASA CON LA EDAD DE JUBILACIÓN?
Las encuestas muestran
que los franceses están profundamente comprometidos con el mantenimiento
de la edad oficial de jubilación en 62 años, una de las más bajas de
los países de la OCDE. Los trabajadores públicos que realizan trabajos
arduos o peligrosos, como los marineros, pueden retirarse años antes.
Macron dice que los franceses van a tener que trabajar más tiempo, pero hasta ahora ha rehusado aumentar la edad de jubilación.
Una
idea es mantener el límite de 62 años, pero limitar los pagos para los
que abandonan la población activa antes de los 64 años e incentivar a
los que dejan de trabajar después.
Sin embargo, el presidente ha
indicado que preferiría centrarse en la duración de la carrera de un
trabajador en lugar de en la edad a la que deja de trabajar.
¿CUÁL ES EL PROBLEMA DE LOS SINDICATOS CON LA REFORMA?
A
los sindicatos del sector público les preocupa que sus trabajadores
salgan peor parados, ya que bajo el sistema actual el Estado compensa el
déficit crónico entre las cotizaciones y los pagos en el sector.
A
los sindicatos también les preocupa perder influencia en lo que
respecta a las cotizaciones y prestaciones bajo un sistema de gestión
centralizada basado en puntos.
Están ansiosos por demostrar que
siguen siendo relevantes después de que Macron lograra introducir una
flexibilización del mercado laboral y la reforma del operador
ferroviario estatal SNCF, a pesar de la oposición sindical.
¿HAY POSIBILIDAD DE ALCANZAR UN CONSENSO?
El primer ministro Edouard Philippe ha indicado que se podrían hacer concesiones cuando la reforma entre en vigor.
Se
pronunció a favor de un equilibrio entre “una transición inmediata y
brutal” que haría que las reformas fueran aplicables a las personas
nacidas después de 1963, y una cláusula de “derechos adquiridos” que
solo afectaría a las personas que se incorporen al mercado laboral a
partir de 2025.
No obstante, Philippe dice que el Gobierno no se
echará atrás en la creación de un sistema basado en puntos, una de las
principales promesas electorales de Macron.
El sindicato más
grande de Francia, la moderada y reformista CFDT, está abierta a la idea
de un sistema basado en puntos. Los sindicatos CGT y Force Ouvriere,
más radicales, que a diferencia de la CFDT son los más fuertes en el
sector público, rechazan la reforma categóricamente y se han preparado
para una lucha larga y feroz.
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