SANTIAGO.- La
estabilidad y el crecimiento económico de Chile durante el pasado año y
medio han recibido una inyección de incertidumbre a través del
estallido social de las últimas siete semanas, en el que han muerto al
menos 23 personas, que hace asomar el fantasma de la recesión.
El
Banco Central confirmó este jueves una reducción de la proyección de
crecimiento del PIB al 1 % para el 2019, siendo que el año comenzó con
una previsión tres veces superior, según el Informe de Política
Monetario (IPoM) de diciembre.
Las
dudas en el devenir de la economía eran al principio sospechas que el
sector económico trataba de anticipar durante el desarrollo de las
protestas, pero la publicación de los datos duros ha verificado los
temores.
Si
bien es cierto que para considerar que el país ha entrado en recesión
se necesitan técnicamente dos trimestre consecutivos de pérdidas, ese
fantasma comienza a sobrevolar la economía del país austral.
"La
evidencia sugiere un panorama para la economía que será
significativamente más sombrío, donde incluso el empuje conjunto de la
política monetaria y fiscal será insuficiente para evitar una recesión y
un aumento persistente del desempleo", recogió el IPoM.
Francisco
Castañeda, economista y doctor en geografía económica de la Universidad
de Santiago, explicó que la economía chilena ya mostró una
pequeña desaceleración en los primeros meses del año, pero que los datos
posteriores a la protestas, que comenzó el 18 de octubre, son mucho
peores.
"En
enero de 2019 era 3,5 % la previsión del Banco Central. Luego con toda
la caída de la economía chilena antes del 18 de octubre quedó en 2,6 % y
después de ese día ha ido bajando sistemáticamente la proyección para
el 2019", afirmó.
La
rebaja en la perspectiva de crecimiento del emisor chileno llegó
después de que este lunes se conociera que la economía chilena se
desplomó un 3,4 % en octubre, mes en el que comenzaron las protestas.
El
dato motivó también a la baja la proyección del Gobierno, hasta el 1,4 %
para 2019, lo que supone hasta 0,8 puntos menos con respecto al último
ajuste, de entre el 1 y el 1,5 % para el 2020, frente al 2,3 %
calculado.
La
economía chilena se había caracterizado siempre por un nivel de
estabilidad y crecimiento constante que generaba atracción para la
inversión privada y que ahora se resiente ante un escenario social y
económico en el que la incertidumbre se ha instalado.
"El
principal efecto (de las protestas) es la incertidumbre que se genera
producto de los hechos de violencia, de la destrucción de
infraestructuras públicas y privadas, que se estima en miles de millones
de dólares, y eso ha ido cayendo en la desconfianza de empresarios,
economistas y pymes", dijo Castañeda.
En
ese sentido, el presidente del Banco Central, Mario Marcel, explicó hoy
ante la Comisión de Hacienda del Senado que se espera una caída de la
inversión del 4 % anual para 2020.
La
reducción prevista en la inversión tendrá un impacto considerable en la
macroeconomía chilena, que necesita balancear ese déficit para no
quedar lastrada y la red para evitar esa caída la tiene el Estado.
El
Gobierno presentó un plan de reactivación económica que considera
medidas por 5.500 millones de dólares que se distribuyen en un mayor
gasto público en 2020 y medidas de apoyo a las mipymes.
Según
Castañeda, el fisco de Chile tiene actualmente una baja participación
en la economía, por lo que la capacidad de intervención y endeudamiento
es todavía un salvavidas para evitar la recesión.
"Ahora
que hay una crisis la macroeconomía es necesaria porque Chile tiene
bajo nivel de deuda pública. Es del 26 % del PIB, si aumentara hasta 38 %
del PIB en cinco años" sería posible mantener la economía a flote,
explicó el economista.
El
presidente del Banco Central también apuntó hacia la combinación de una
política monetaria y fiscal que apoye la estabilización y combata la
incertidumbre.
En
el contexto actual, el Banco Central advirtió de que la tasa de
desempleo, hoy día del 7 %, podría superar el 10 % a inicios del 2020,
lo que recrudecería la situación económica.
"Si
el desempleo se estaciona en cifras en torno al 10 % y la inflación se
empinara al 6 % (que doblaría las estimaciones) el coeficiente de Gini,
que mide la desigualdad en la distribución del ingreso, retrocedería 27
años, hasta los valores que exhibía a comienzos de 1990", afirmó el
presidente del Banco Central.
La
situación del último trimestre de este año solo anuncia lo que se viene
para 2020, cuyo primer trimestre se prevé crucial para mitigar los
efectos económicos de una protesta social que no tiene visos de
terminar.
Por
el momento el Banco Central ha intervenido la economía para evitar la
volatilidad del peso con relación al dólar estadounidense, que marcó
máximos históricos la semana pasada, y el Estado anunció un plan de
inversión de miles de millones de dólares para evitar en cierta medida
la caída.
Marcel
explicó tras presentar el IPoM que hay dos desafíos "inmediatos" que
marcarán el futuro: definición política en las reformas propuestas y
controlar la inflación y la estabilidad financiera.
"Mientras
no se resuelva la incertidumbre subyacente, los costos para la
economía, y especialmente para las personas, seguirán aumentando (...)
Podemos vernos enfrentados a un escenario en que el empleo, el ingreso y
la calidad de vida de las personas se vea aún más afectada", dijo el
presidente del Banco Central.
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