LONDRES.- La negociación para diseñar un acuerdo del "brexit" que
cuente con el respaldo de la oposición laborista en el Reino Unido ha
quedado estancada, entre reproches a la primera ministra, la
conservadora Theresa May, por no aceptar cambios en su plan.
El Gobierno insiste en que afronta el diálogo sin líneas rojas y con la
"mente abierta", pero los laboristas aseguran que May no está dispuesta
a ofrecer un "compromiso real" y han avanzado que no hay programadas
nuevas reuniones por ahora.
El ministro de Economía, Philip Hammond, ha detallado
que esperan intercambiar "algún texto más" con los laboristas este fin
de semana, por lo que considera que la negociación, que se inició el
miércoles, continúa en marcha.
A su llegada al
consejo informal de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea
(UE) en Bucarest, Hammond se mostró optimista respecto a la posibilidad
de llegar a un consenso con la oposición que facilite la ratificación
del acuerdo del "brexit" (salida británica del bloque comunitario) en el
Parlamento.
La portavoz laborista de Interior, Diane
Abbott, enfrió sin embargo esas perspectivas al asegurar que el
Ejecutivo no parece dispuesto a modificar la declaración política que
acompaña al tratado de salida de la UE.
La principal
demanda del partido que lidera Jeremy Corbyn es incluir en ese
documento, que delinea la futura relación bilateral entre Londres y
Bruselas, planes para forjar una unión aduanera con el resto de países
comunitarios tras el "brexit".
Esa solución
permitiría suavizar la necesidad de controles fronterizos en Irlanda del
Norte, aunque limitaría al mismo tiempo la capacidad del Reino Unido
para negociar acuerdos comerciales con terceros países.
El sector euroescéptico del Partido Conservador ve en una unión
aduanera problemas similares a los que considera que provocaría la
controvertida salvaguarda para evitar una frontera entre las dos
Irlandas.
Las dos posibilidades, argumentan, dejarían
al Reino Unido integrado en las estructuras comunitarias y pondrían
trabas a su autonomía comercial.
Mientras las
negociaciones con los laboristas se mantienen atascadas, a May se le
acaba el tiempo para cerrar un "plan B" que justifique la nueva prórroga
que ha solicitado a la UE y que deberá explicar al resto de líderes
comunitarios en la cumbre extraordinaria de la próxima semana.
La mandataria conservadora quiere retrasar la ruptura con el bloque más
allá del actual límite del 12 de abril, hasta el 30 de junio, si bien
Bruselas ha sugerido que se plantea una extensión más larga, de en torno
a un año.
Esa posibilidad ha elevado asimismo las
críticas de la facción euroescéptica de los "tories" (conservadores),
dado que obligaría al Reino Unido a participar en las elecciones al
Parlamento Europeo previstas a finales de mayo.
Un
alto cargo conservador, el secretario de Estado de Educación Nadhim
Zahawi, advirtió hoy de que celebrar esos comicios trasladaría a los
electores la sensación de que el Gobierno no ha sido capaz de cumplir
con el resultado del referéndum de 2016, en el que se impuso el
"brexit".
"Sería una nota de suicidio para el Partido Conservador", sostuvo Zahawi.
May no solo afronta dificultades en casa, también se enfrenta a
resistencias entre los 27 socios comunitarios y, en especial, por parte
de Francia.
El presidente francés, Emmanuel Macron,
es la principal voz en el continente que muestra dudas sobre la
concesión de una prórroga al Reino Unido si Londres no presenta una hoja
de ruta creíble para ratificar un acuerdo durante ese tiempo agregado.
Según el diario "The Guardian", Francia tiene el apoyo de España y
Bélgica para plantear una extensión corta, de tan solo unas semanas, en
caso de que las propuestas de Londres en la cumbre del próximo miércoles
no resulten convincentes, un escenario que acercaría la posibilidad de
un divorcio abrupto antes del verano.
La principal
carta que espera jugar la jefa de Gobierno británica en esa reunión es
el diálogo que ha iniciado con la oposición, un proceso que planea
presentar como una opción realista para ratificar el acuerdo en la
Cámara de los Comunes a corto plazo.
Si esa ruta
naufraga, sin embargo, May ya ha puesto sobre la mesa una segunda vía
posible. El Gobierno propondría entonces a los diputados una serie de
opciones alternativas al acuerdo y se comprometería a aceptar la
voluntad de la cámara.
El Ejecutivo no ha detallado
el eventual calendario para esas votaciones ni cuáles serían las
opciones, aunque previsiblemente pondrían incluir propuestas como un
"brexit" suave, una salida abrupta, un segundo referéndum o revocar el
divorcio con Bruselas.
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