ROMA.- Los dos líderes políticos
del gobierno populista italiano aportaron este lunes de manera
espectacular su apoyo a los "chalecos amarillos" en Francia, exaltando
el nacimiento de una "Nueva Europa", pocos meses antes de las elecciones
europeas.
El viceprimer ministro Luigi Di Maio, líder del
Movimiento Cinco Estrellas (M5S, antisistema) invitó a los "chalecos
amarillos" a "no ceder" en esta lucha que él respalda.
"Chalecos amarillos ¡no cedan!", escribió Di Maio en el blog del partido M5S.
"Yo
apoyo a los ciudadanos honestos que protestas contra un presidente que
gobierna contra su pueblo", afirmó el otro viceprimer ministro italiano,
Matteo Salvini, jefe de la Liga (extrema derecha), aunque condenó con
"total firmeza" la violencia en las últimas manifestaciones.
Pero
más tarde volvió sobre el tema y fue más contundente al desear la salida
del presidente francés, Emmanuel Macron. "¡Cuanto antes llegue a casa,
mejor será!", dijo ante la prensa. Más que el apoyo a los "chalecos
amarillos", Salvini busca sobre todo atacar al mandatario francés, su
principal "enemigo" antes de las elecciones europeas de primavera.
Antes, Di Maio había expresado su apoyo al movimiento "chalecos amarillos" con mayor entusiasmo.
Aunque
también condenó los actos violentos, ofreció ayuda de su movimiento,
particularmente de su plataforma en internet, bautizada "Rousseau", para
"organizar eventos en el territorio" o incluso "escoger candidatos" y
"definir el programa electoral" a través de su sistema de voto.
"Rousseau"
es una plataforma interactiva en internet que permite a todos los
registrados en el M5S participar en la elaboración de los programas, en
la redacción de la leyes y también en la selección de candidatos para
las elecciones locales o nacionales.
La
alcaldesa de Roma, Virgina Raggi, ganó la elección municipal en 2016
después de haber sido seleccionada por los militantes durante una final
entre unos diez candidatos, todos desconocidos del gran público.
No
obstante, en Italia "Rousseau" ha sido criticada por su falta de
transparencia y por estar bajo control de una empresa creada por uno de
los fundadores del M5S, Roberto Casaleggio, teórico de la democracia
directa y detractor de la democracia representativa.
"Es un sistema concebido
por un movimiento horizontal y espontáneo como el de ustedes y nos
encantaría si ustedes quieren utilizarlo", agregó Di Maio en su
invitación a los "chalecos amarillos" franceses.
"Como otros
gobiernos, el de Francia piensa sobre todo en representar los intereses
de las élites, aquellos que viven de los privilegios", indicó el jefe de
fila del M5S.
"El gobierno de (Emmanuel) Macron no está a la altura de
las expectativas y algunas políticas implementadas son realmente
peligrosas, no sólo para los franceses, sino también para Europa",
agregó Di Maio.
"Nosotros, en Italia, hemos logrado revertir esta
tendencia", les dio la bienvenida y llamó a los "chalecos amarillos" a
hacer lo mismo.
"Nace una Nueva
Europa: la de los 'chalecos amarillos', la de los movimientos, la de la
democracia directa. Es una dura batalla que podemos enfrentar juntos.
Pero, ustedes 'los chalecos amarillos', ¡no se debiliten!", concluyó Di
Maio, quien ya lanzó la campaña del M5S para las elecciones europeas de
mayo.
Este movimiento surgió en protesta contra el alza del precio
de los combustibles, para luego defender reivindicaciones más amplias,
relativas a los impuestos o al derecho a un referéndum de iniciativa
ciudadana.
Debilitado por esta protesta inédita, Macron, anunció
el 10 de diciembre una serie de medidas –como el aumento de 100 euros
del salario mínimo- y prometió, en un discurso el 31 de diciembre, una
vuelta al "orden republicano". Pero las voces críticas distan mucho de
acallarse.
Si bien la participación ha decaído, durante ocho fines
de semana los militantes se han manifestado en toda la geografía
francesa, degenerando a veces la protesta en actos violentos.
"La
ira se transformará en odio si usted continúa en su pedestal, usted y
los que son como usted, considerando al pueblo como mendigos,
desdentados, gente que no es nada", advirtió el colectivo de "chalecos
amarillos" llamado "Francia en cólera", en una carta abierta dirigida al
presidente Macron días pasados.
Frente a esta determinación, el
gobierno endureció su tono. El ministro del Interior, Christophe
Castaner, instó a los prefectos a seguir evacuando, echando mano de la
fuerza si es necesario, al "centenar de puntos de concentración" que
continúa habiendo en las carreteras francesas.
Desde el inicio del movimiento, más de 1.500 personas resultaron
heridas, 53 de ellas de gravedad, entre los manifestantes, y casi 1.100
entre las fuerzas de seguridad. Además, 10 personas han muerto,
principalmente en accidentes al margen del bloqueo de carreteras.
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