PEKÍN.- La reunión anual de planificación
económica de China finalizó hoy y se saldó, como esperaban los
analistas, con el anuncio de más rebajas fiscales para 2019, año en el
que Pekín también tratará de reducir las barreras de financiación a las
pymes y de equilibrar su política monetaria para garantizar la liquidez.
Según la televisión estatal CGTN, los tres principales pilares del plan
son "continuar con la implementación de políticas fiscales proactivas y
de una política monetaria prudente", "aumentar los 'bonos de propósitos
especiales' emitidos por los gobiernos locales", y "resolver los
problemas de financiación para las empresas privadas y las pymes".
Por su parte, la agencia estatal Xinhua especifica que
se rebajarán los impuestos "a mayor escala" -en 2018 la reducción fiscal
ha sido de 1,2 billones de yuanes (173.948 millones de dólares, 153.672
millones de euros)- y que se tratará de equilibrar la política
monetaria "para garantizar una liquidez razonable y suficiente".
Estas medidas tienen como objetivo "impulsar el crecimiento económico" y
"reforzar las políticas de ajuste para la corrección del ciclo
negativo".
"Debemos ver que, entre la generalmente
estable operativa económica, hay algunos nuevos y preocupantes
acontecimientos. El entorno exterior es complicado y grave, y la
economía se enfrenta a presiones a la baja", reconoció el comunicado
emitido tras la reunión.
Pekín considera que el mundo
se enfrenta a "un cambio que solo se da una vez cada siglo", por lo que
las autoridades hicieron un llamamiento a los chinos a que "conviertan
la crisis en oportunidades".
Para ello, apuestan por
"mejorar sus capacidades tecnológicas y de innovación, profundizar las
reformas y abrirse aún más al mundo, participando en la revisión del
sistema global de gobernanza económica, para acelerar la transición a un
crecimiento de alta calidad".
El portal de noticias
económicas Caixin destaca que los líderes chinos acordaron hacer del
país una potencia en la manufactura productos de alta calidad, seguir
impulsando el consumo doméstico, revitalizar las zonas rurales, acelerar
las reformas estructurales y mejorar las condiciones para los
inversores extranjeros.
Sobre este último punto, las
informaciones apuntan a medidas orientadas a la "flexibilización del
acceso al mercado" y a la "protección de los derechos legales",
especialmente los de propiedad intelectual, para las empresas
extranjeras.
No hubo mención a los objetivos de
crecimiento para el año que viene -que el Fondo Monetario Internacional
(FMI) y el Banco Mundial (BM) sitúan en el 6,2 %-, ni a si China confía
en cumplir con el que se marcó para este año, del 6,5 %.
La Conferencia Central de Trabajo Económico se celebró desde el
miércoles hasta hoy a puerta cerrada entre un fuerte dispositivo de
seguridad desplegado en el hotel Jingxi de Pekín, operado por las
Fuerzas Armadas.
Y es que los grandes líderes chinos
se encontraban en la cita: tanto el presidente, Xi Jinping, como el
primer ministro, Li Keqiang, y el viceprimer ministro, Liu He,
acompañaron a los cargos que controlan la regulación financiera nacional
y planifican la economía.
Xi pronunció un discurso
en el que "revisó el trabajo económico del país en 2018, analizó la
actual situación económica y organizó el trabajo económico de 2019",
explica Xinhua.
Mientras tanto, los expertos siguen
alertando de nubarrones en el horizonte: en un informe recientemente
publicado, la consultora británica Capital Economics advierte de que "la
ralentización económica de China parece destinada a continuar el año
que viene, afectando al precio de las acciones y al renminbi (divisa
nacional)".
Pese a este pesimismo, el experto de la
firma Julian Evans-Pritchard asegura que estas "políticas de estímulo
deberían suponer un apoyo al crecimiento (...)", aunque considera que
"no impulsarán una fuerte recuperación".
China se
enfrenta a un año de incertidumbre económica y podría verse obligada a
rebajar de nuevo sus previsiones de crecimiento, que fueron del 6,5 % en
2018, con instituciones internacionales como el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) coincidiendo en una
previsión del 6,2 % para 2019.
Aparte de la
desaceleración económica generalizada en todo el mundo, China se
enfrenta a retos como el desapalancamiento en el sector empresarial o,
sobre todo, tratar de amortiguar los efectos de la guerra comercial con
Estados Unidos, que aún no se han visto reflejados en las principales
estadísticas pero sí en el entorno inversor.
Acerca
de este último tema, las autoridades aseguran que "se han ocupado
adecuadamente de las fricciones económicas y comerciales entre China y
Estados Unidos" y, de manera más difusa, reconocen que han conseguido
"un conocimiento más profundo del trabajo económico bajo las nuevas
circunstancias".
De cara a los objetivos a medio
plazo, Xinhua recordó hoy que, para China, 2019 fue "un año clave para
conseguir su objetivo de construir una sociedad moderadamente próspera
en todos los aspectos para 2020".
No hay comentarios:
Publicar un comentario