CHICAGO.- Un
guiño de China al mercado de etanol estadounidense en medio de la
distensión de la guerra comercial entre Washington y Pekín podría
contribuir en gran medida a aliviar la afligida economía agrícola
estadounidense.
Así
lo asegura Mark Marquis, director ejecutivo y cofundador de Marquis
Energy LLC, un productor con sede en Hennepin, Illinois, que opera la
planta de etanol de molienda en seco más grande del mundo. Su compañía
envió uno de los últimos cargamentos de etanol estadounidense a China en
abril, justo cuando se intensificaba la disputa entre el presidente
Donald Trump y su homólogo, el presidente Xi Jinping.
Desde
entonces, los aranceles retaliativos de China ahogaron la demanda y
contribuyeron a una caída en la industria del etanol, cuyos márgenes han
disminuido y han obligado a recortar la producción.
Mientras
que los aranceles sobre la soja y el cerdo estadounidenses han recibido
la mayor parte de la atención, el país asiático tiene aranceles del 70
por ciento sobre el etanol a base de maíz producido principalmente en el
Medio Oeste del país.
También hay aranceles sobre un subproducto
conocido como granos de destilería secos, con el que se alimenta el
ganado. El biocombustible es un componente clave de la economía del
cinturón agrícola, con aproximadamente el 38 por ciento de la producción
de maíz de EE.UU. destinada a las fábricas de etanol.
Si
China reanudara las compras de etanol estadounidense, como lo hizo con
los granos de soja en el contexto de la tregua comercial, no solo
ayudaría a la industria de los biocombustibles, sino también a la
agricultura estadounidense en general, dijo Marquis.
Si
EE.UU. pudiera "enviar 200 millones o 300 millones de galones a China,
mejoraría el margen general del etanol", explicó en una entrevista
telefónica. “No tendríamos estos despidos, los bajos precios del maíz y
lo demás.
"Para la economía agrícola, que el etanol y los granos
regresen a China es una solución rápida, y creo que recuperaríamos
inmediatamente la rentabilidad de los biocombustibles y de la producción
de maíz".
En
los últimos años, las compañías de etanol expandieron su capacidad con
miras a satisfacer la robusta demanda de China. El país asiático
estructuró un plan para aumentar el consumo para 2020. Con la guerra
comercial, la industria estadounidense del etanol se está tambaleando.
Pacific Ethanol Inc., uno de los productores más grandes de EE.UU.,
informó el 19 de diciembre que había parado la producción de un molino
en Aurora, Nebraska, y despedido a un tercio de su fuerza laboral allí.
"Nuestra
industria se sintió alentada por el reciente anuncio de que China
reanudará la compra de soja estadounidense, y tenemos la esperanza de
que el etanol y los granos de destilería sean los próximos", aseguró
Geoff Cooper, presidente y director ejecutivo de Renewable Fuels
Association, una asociación comercial con sede en Washington, el jueves
en un comunicado enviado por correo electrónico.
Si
la demanda China no regresa, las cosas para la industria estadounidense
del etanol irán de mal en peor, según Marquis, quien administra una
planta de 300 millones de galones al año cerca del río Illinois. Asegura
que ha oído hablar de hasta ocho plantas cerradas ante los pobres
márgenes, y "tal vez dos o tres más por venir".
"Al
final, algunos de los productores quizás más marginales –ya sea por
mala logística, poca eficiencia, escala pequeña o malas situaciones de
administración de efectivo– van a tener que cerrar y probablemente nunca
reiniciarán", afirmó Marquis.
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