miércoles, 1 de febrero de 2017

El pollo europeo amenaza al sector avícola sudafricano

PRETORIA.- El sector avícola sudafricano ha lanzado una ofensiva contra las importaciones masivas de pollo procedente de la Unión Europea (UE), una competencia considerada desleal y que podría destruir miles de puestos de trabajo.

Los trabajadores y los dirigentes del sector convocaron una manifestación este miércoles ante la representación en Pretoria de la UE, acusada de ser responsable de la supresión de entre 4.000 y 5.000 puestos de trabajo que ponen en peligro a todo el sector.
RCL Foods, el líder sudafricano del sector avícola, anunció la semana pasada 1.355 despidos, un 20% de su plantilla, así como la venta de 15 de sus 25 granjas.
Según el director de la compañía, Scott Pitman, estas decisiones son consecuencia directa de la competencia del pollo europeo, cuyas importaciones se han multiplicado según él por diez en los últimos siete años.
"Es un problema que no para de agravarse desde que la Unión Europea aumentó sus entregas de partes de pollo en Sudáfrica, con tarifas que nosotros consideramos demasiado bajas", asegura.
"En los últimos cinco años hemos sufrido las consecuencias financieras de ello y nuestras pérdidas son tales que ahora estamos bajo amenaza de quiebra si no reducimos el tamaño de nuestras explotaciones", añade Pitman.
Su empresa no es la única que tiene dificultades en el país. Otro productor, Country Chickens, podría suprimir en breve 1.500 puestos de trabajo, asegura Katishi Masemola, el secretario general de Fawu, un sindicato de la industria alimentaria.
Según los datos de la industria sudafricana, la UE representa el 44% de la carne avícola consumida en el país, casi al mismo nivel que la de Brasil (43%).
La mayoría de las importaciones procedentes de Europa son de las partes menos apreciadas del pollo, como el muslo, con precios entre un 30% y un 50% inferiores al de los productores locales, según datos de la industria.
Kevin Lovell, presidente de la asociación del sector avícola sudafricano, SAPA, afirma que su país se ha convertido en "un basurero para los deshechos" de los pollos europeos.
Los responsables de Bruselas rechazan categóricamente estas acusaciones y dicen ser la "cabeza de turco" de los problemas de la industria sudafricana.
"Pensar que la política comercial europea es la responsable o incluso la principal causante de las dificultades actuales de la industria sudafricana del pollo, es una distorsión", afirma el embajador de la UE en Pretoria, Marco Cornaro.
Según las cifras europeas, los trozos de pollo procedentes de la UE sólo representan el 14% del consumo total en Sudáfrica.
Los europeos afirman que los problemas del sector son en realidad consecuencia de la falta de competitividad, de los enormes gastos en electricidad y de la sequía reciente en la región.
Para intentar proteger la producción local, el Gobierno sudafricano aumentó desde 2015 sus impuestos sobre el pollo extranjero. Y el pasado diciembre creó un nuevo impuesto, a pesar de la entrada en vigor de un Acuerdo de Asociación (EPA) con los 28 países de la UE.
Los productores sudafricanos continúan considerando insuficientes estas medidas y aseguran que si no se toman medidas podrían estar en peligro 60.000 puestos de trabajo directos y otros 130.000 indirectos.
"El futuro es sombrío. Si no se hace nada, la industria sudafricana del pollo habrá desaparecido dentro de doce meses", alerta Scott Pitman.
Una advertencia que parece estar llegando a las altas esferas sudafricanas, un país donde la tasa oficial de desempleo supera el 27% de la población activa.
El pasado lunes Gwede Mantashe, secretario general del Congreso Nacional Africano (ANC), el partido en el poder, pidió al Gobierno que intervenga. "Tiene que comprar las explotaciones que cierran y continuar la producción", exigió.

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