NUEVA DELHI.- La falta de mano de obra
convirtió el rugido de las máquinas en un ronroneo en una fábrica de
calzado cercana a Nueva Delhi, una de las miles con problemas por el
éxodo de migrantes rurales debido al confinamiento para frenar el
coronavirus.
Después de más de dos meses de confinamiento para
detener la propagación del nuevo coronavirus, el país de 1.300 millones
de habitantes ha aligerado las restricciones en vigor desde finales de
marzo e intenta reactivar la economía.
Pero el cese de la actividad ha provocado un éxodo masivo
de millones de trabajadores migrantes que, después de haber perdido sus
medios de subsistencia de la noche a la mañana, huyeron de las grandes
ciudades para regresar a las zonas rurales. En ausencia de transporte,
algunos tuvieron que caminar cientos de kilómetros a pie bajo el sol.
Muy
dependientes de estos trabajadores baratos procedentes de las regiones
pobres del país, muchas empresas indias se han quedado sin mano de obra
suficiente. Además, una parte de los migrantes, traumatizados por la
duración del confinamiento, podría no regresar nunca.
"El 60% de
nuestros trabajadores se ha ido. ¿Cómo podemos hacer funcionar una
fábrica con sólo un tercio de la mano de obra?", afirma Sanjeev
Kharbanda, un alto cargo de Aqualite Industries, la empresa propietaria
de la fábrica de calzado en el estado de Haryana.
"Hemos tenido que parar
completamente la fabricación de zapatillas deportivas porque, aunque
tenemos máquinas de alta tecnología, necesitamos mano de obra
cualificada para que funcionen", cuenta.
En el distrito de Surate,
del estado occidental de Gujarat, famoso por los negocios de pulido de
diamantes, muchos talleres no pudieron reabrir porque casi el 70% de los
obreros se fueron de la ciudad, afirmó Babu Kathiriya,
presidente de la asociación local de diamantistas.
"Una gran parte de la
industria manufacturera se halla en realidad en estados donde el impacto
de la pandemia ha sido importante como Tamil Nadu, Gujarat,
Maharashtra, Delhi", explica Santosh Mehrotra, profesor del centro de
estudios del sector y empleo informal de la universidad Jawaharlal
Nehru.
"Estas son las zonas de las que, naturalmente, se han ido muchos trabajadores", añade.
Se
estima que 100 millones de personas se van a las ciudades indias a
ganarse la vida, o sea casi una quinta parte de la población activa. Son
indispensables para múltiples sectores, desde el textil hasta las obras
de construcción, pasando por las fábricas de ladrillos o las canteras
de piedra y las minas.
El éxodo de la población desencadenado por
el confinamiento ha causado la muerte de unos 200 de ellos. Murieron de
agotamiento o en accidentes camino a casa, según la fundación Save Life.
Los
analistas esperan que el crecimiento de la tercera economía más grande
de Asia, que ya ha experimentado su progresión más débil en 20 años,
cayendo al 3,1% interanual en el trimestre de enero a marzo, se vea
afectado a corto plazo por esta penuria de trabajadores.
Ante la
forma en la que fueron despedidos, sin aviso previo, quedando sin
recursos muy lejos de casa, los trabajadores migrantes "no se van a
apresurar para regresar", considera Santosh Mehrotra.
"Algunos quizá vuelvan,
pero muchos de ellos buscarán trabajo, no en las metrópolis, sino en
pequeñas localidades cercanas (a sus hogares), menos afectadas por el
virus", pronostica.
Es difícil predecir si las zonas rurales de
India podrán absorber esta afluencia de trabajadores en un contexto
económico complicado. Pero algunos migrantes como Mohammed Naseem Aktar
están dispuestos a correr el riesgo.
Este exempleado de una empresa
de exportación en Nueva Delhi guardaba cola para intentar comprar un
billete de tren con destino a su región natal. "Aquí llevo dos meses sin
trabajo y tuve muchos problemas", cuenta el joven de 21 años.
"La enfermedad no da señales de remitir. Ahora solo quiero estar con mi familia en la aldea".
No hay comentarios:
Publicar un comentario