ZÜRICH.- Suiza es el indiscutible líder mundial de la industria del oro. El
país refina la mayor parte de este metal precioso que se produce en el
mundo y es su principal exportador. Pero, ¿con qué seriedad asume la
responsabilidad de garantizar una minería sostenible y de proteger los
derechos humanos?
"Esta posición de gran potencia global conlleva
también una gran responsabilidad, porque extraer oro supone una buena
dosis de riesgos y problemas, aunque se hable poco de ello”, afirma Mark
Pieth, profesor de Derecho Penal en la Universidad de Basilea.
Sin embargo, el país alpino no siempre está a la altura. Las refinerías
suizas, pese a sus esfuerzos y discreción, se ven a menudo en el punto
de mira. A los ambientalistas y activistas de derechos humanos les
preocupa la huella medioambiental que genera la extracción del oro, las
peligrosas condiciones laborales en las minas y la falta de
transparencia en la cadena de suministro.
El enfoque de swissinfo.ch sobre el oro coincide con los crecientes
esfuerzos para regular el sector de las materias primas, tanto a nivel
nacional como internacional. Así, la denominada Iniciativa por Empresas
Responsables quiere que las multinacionales con sede en Suiza midan el
impacto de sus acciones en el extranjero y se responsabilicen de las
faltas u omisiones de medidas de debida diligencia.
No existe un marco legal internacional que rija la industria del oro. Lo más cercano son los estándares de la OCDE (Guía
de diligencia debida para la gestión responsable de las cadenas de
suministro de minerales procedentes de zonas de conflicto y de alto
riesgo). Esta guía ha
dado vida a un amplio abanico de iniciativas voluntarias por parte del
sector. Las leyes nacionales cubren la exploración y la extracción
minera, mientras que las regulaciones financieras afrontan el problema
del blanqueo de dinero.
Una de esas iniciativas es la Better Gold Initiative, un partenariado público-privado entre la Secretaría de Estado de Economía, la Swiss Gold Association – que agrupa a nueve empresas suizas del sector – y la fundación Max Havelaar que ha lanzado un proyecto en Perú.
Suiza es el principal exportador mundial de oro. Según datos de la
Administración Federal de Aduanas correspondientes al año 2018, las
piedras y los metales preciosos representan el 25,2% de las
importaciones y el 22,4% de las exportaciones, detrás de los productos
químicos y farmacéuticos (34,3%). Y el comercio de materias primas
representa casi el 5% del PIB suizo.
Según el profesor Mark Pieth, Suiza se benefició de su neutralidad
durante la Segunda Guerra Mundial al comprar grandes cantidades de oro a
las potencias del Eje y a los aliados.
Hubo que esperar hasta 1996 que el Banco Nacional Suizo (BNS)
admitiera públicamente que se había beneficiado de los negocios con el
banco central de la Alemania nazi durante la guerra.
Símbolo de ello
fueron y son las grandes cantidades de lingotes de oro que el BNS
conserva hasta hoy. Estos lingotes incluyen los empastes dentales que
los nazis arrancaban a los judíos en los campos de exterminio.
Nuestra
cobertura periodística sobre el comercio del oro abarca estas dolorosas
experiencias del pasado, así como los desafíos del presente y las
tendencias futuras. En los países de origen observamos de cerca las
condiciones de la minería industrial y artesanal. Medimos el éxito de
los diferentes esquemas de certificación e intentamos arrojar luz sobre
la cadena de suministro.
A diferencia de muchas otras materias primas con las que comercia
Suiza, el oro entra físicamente en el país y aquí es almacenado y
procesado. ¿Cuál es la posición del Gobierno suizo? ¿Es un asunto que
preocupa a los consumidores y votantes suizos? Los críticos de la
industria del oro sostienen que se necesita una regulación más estricta,
mientras los grupos de presión del sector aseguran que sus empresas
están a la vanguardia de las mejores prácticas.
Cerca de dos
tercios del oro mundial se refinan en Suiza. El país alberga cuatro de
las refinerías más grandes del mundo. Tres de ellas tienen sede en el
cantón del Tesino y otra, en Neuchâtel.
Además, Suiza tiene una de las reservas de oro per cápita más altas del mundo.
Y las arcas del Banco Nacional Suizo (BNS) rebosan de oro.
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