BUENOS AIRES.- Argentina enfrenta una
dura puja con acreedores privados tras presentar una oferta de
reestructuración de su deuda con fuerte quita de capital e intereses y
tres años de gracia, para la que espera suficientes adhesiones de manera
de evitar caer en un nuevo default.
En el marco de esa
negociación, el gobierno de centroizquierda de Alberto Fernández
incumplió el miércoles el vencimiento de intereses de tres bonos por
unos 500 millones de dólares, al valerse del período de gracia para
regularizar el pago antes del 22 de mayo. Si no, caerá en default.
Fernández
ha manifestado la voluntad del país de pagar, pero no antes de
reactivar la economía. Argentina está en recesión desde 2018, con 35% de
pobreza y más de 50% de inflación. Se prevé una agravamiento de la
crisis tras la cuarentena impuesta desde el 20 de marzo para combatir el
COVID-19.
La oferta de
reestructuración de deuda por 66.238 millones de dólares en bonos
emitidos bajo ley extranjera, oficializada el martes ante la Comisión de
Valores de Nueva York, contempla una quita de 62% sobre los intereses
(37.900 millones de dólares) y 5,4% sobre el capital (3.600 millones) a
pagar a partir de 2023.
Los acreedores tienen hasta el 8 de mayo
para adherir a la oferta de Argentina, que contará con otros 15 días
para regularizar los 500 millones no pagados el miércoles.
Según el economista y consultor Pablo Tigani, hubo
resignación entre banqueros de Wall Street ante la propuesta argentina,
mientras que los más reticentes son los fondos de inversión, algunos de
los cuales ya manifestaron su rechazo a la propuesta.
"Salvo esos
fondos, entre los cuales hay muchos argentinos, que tampoco está
definido que no vayan a aceptar la oferta, en general la respuesta es
que no les queda otra (opción) que aceptarla", dijo Tigani. Quienes no
adhieran podrían litigar como sucedió en la salida del default de 2001.
El
ministro de Economía, Martín Guzmán, ratificó que la realizada es la
única oferta posible, y Fernández sostuvo que sin capacidad de pago,
Argentina "ya está en virtual default".
Argentina prepara también
un nuevo programa con el FMI, al que adeuda 44.000 millones de dólares, y
postergó hasta 2021 los vencimientos de la deuda emitida en dólares
bajo ley argentina por unos 9.800 millones de dólares.
Si la tercera economía de América Latina entra en moratoria, no tendrá más acceso a los mercados de capitales.
La
reestructuración de deuda "implicará pérdidas significativas para los
inversores y de ser aceptada daría al gobierno varios años de
flexibilidad fiscal", estimó Gabriel Torres, de la agencia Moody's.
Advirtió
que "dado su alto nivel de deuda, Argentina deberá desarrollar un plan
fiscal económico y viable a mediano plazo para poder volver a los
mercados una vez que el período de gracia para el pago de la deuda
finalice".
Un documento de la Conferencia de Naciones Unidas
sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) difundido el jueves señala que la
oferta de Argentina a los acreedores se rige sobre principios
"esenciales para asegurar que el mundo en desarrollo pueda salir del
peso de una deuda insostenible, de una vez y para siempre".
Entre 1950 y 2010 hubo unos 600 episodios de reestructuración de deudas soberanas en 95 países; 11 de ellos fueron de Argentina.
En
diciembe de 2001, el país sudamericano declaró la moratoria unilateral
de su deuda por cerca de 100.000 millones de dólares, la mayor de la
Historia.
Tras cuatro años años en default, Argentina lanzó un
proceso de canje de bonos entre 2005 y 2010 que sumó 92% de adhesión de
los acreedores. Los nuevos bonos incluyeron una cláusula para que un
eventual nuevo litigio se haga bajo legislación de Estados Unidos.
Un
8% de los títulos quedó afuera de ambos canjes, en manos de fondos que
litigaron en Nueva York. En 2016, el gobierno del expresidente liberal
Mauricio Macri pagó unos 9.300 millones de dólares para que Argentina
vuelva a los mercados.
Durante los cuatro años de gobierno de
Macri, la deuda aumentó del 52% al 91% del PIB, en medio de una economía
en caída y una corrida cambiaria. En 2019, Macri postergó pagos por
falta de fondos. Tras asumir Fernández el 10 de diciembre, Argentina
volvió a pagar vencimientos.
El Banco Central calculó que el total del endeudamiento público llegó a 323.000 millones de dólares a finales de 2019.
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