TEL AVIV.- El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y el líder del principal partido opositor, Benjamin Gantz, han cerrado sin acuerdo sus contactos de última hora para formar un Gobierno de unidad, lo que aproxima al país a unas cuartas elecciones en poco más de un año.
Los líderes del Likud y Azul y Blanco han mantenido varias rondas de
contactos, incluidas dos tras la prórroga dada por el presidente, Reuven
Rivlin, al mandato de Gantz para formar un Ejecutivo, si bien
finalmente los esfuerzos han resultado infructuosos.
No obstante, tras la reunión, el Likud y el partido Azul y Blanco han anunciado que continuarán con las negociaciones a lo largo del día para intentar establecer un gobierno de emergencia con el que hacer frente a la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia del COVID-19.
El plazo para formar Gobierno ha expirado en la medianoche de este jueves, tras la extensión de 48 horas concedida por Rivlin, al considerar que las conversaciones habían logrado importantes avances en las horas previas.
Rivlin ya ha resaltado que no dará al primer ministro el citado
mandato de 28 días debido a que no cuenta con el apoyo de 61 de los 120
parlamentarios de la Knesset, por lo que quedaría abierta la opción de
que algún parlamentario lograra estos apoyos para formar Gobierno durante las próximas tres semanas. En caso contrario, los israelíes irían nuevamente a las urnas.
Gantz anunció por sorpresa a finales de marzo que se presentaba como
candidato a presidente de la Knesset, cargo para el que fue elegido, e
inició conversaciones con Netanyahu, lo que provocó un cisma en Azul y
Blanco y la ruptura de la formación opositora.
El antiguo jefe del Ejército israelí se había negado hasta ese
momento a mantener conversaciones con Netanyahu o que éste permaneciera
en el cargo debido a las acusaciones de corrupción que pesan contra él,
una promesa que había sido el buque insignia de su campaña electoral.
La decisión de Gantz fue especialmente sorprendente porque Azul y
Blanco contaba entonces con la mayoría de los escaños en el Parlamento
gracias a los apoyos de la Lista Conjunta -una coalición de partidos
mayoritariamente árabes- y Yisrael Beitenu, el partido del exministro
Avigdor Lieberman.
De hecho, ello fue lo que llevó a Rivlin a concederle el mandato de
28 días para formar Gobierno, a pesar de que Azul y Blanco contaba con
menos escaños que el Likud de Netanyahu, quien apostó por un “gobierno
de emergencia nacional” a causa de la pandemia de coronavirus.
En este sentido, Gantz defendió su decisión ante las críticas de diversos partidos opositores y argumentó que “es lo que la nación necesita” ante la crisis provocada por el coronavirus. “Estoy en paz hoy más que nunca”, dijo un día después de aceptar negociar con Netanyahu.
Las partes habían logrado en los últimos días acuerdos en torno a asuntos espinosos,
incluida una potencial anexión de partes de Cisjordania a raíz del
conocido como ‘acuerdo del siglo’, propuesto por Estados Unidos.
Sin embargo, los medios israelíes habían apuntado a que uno de los principales temas de disputa era la petición del Likud de vetar los nombramientos judiciales y la voluntad de Netanyahu de garantizar que el Tribunal Supremo no le pueda arrebatar el poder por las acusaciones de corrupción.
Las negociaciones también podrían haberse estancado después de que el
partido que lidera Netanyahu haya exigido, según ha apuntado el diario
‘Jerusalem Post’, conservar el Ministerio de Asuntos Exteriores, a lo que Azul y Blanco habría respondido pidiendo a cambio la titularidad de otra cartera de igual peso político. La otra diferencia entre ambas partes reside en la titularidad de Justicia.
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