TEL-AVIV.- Con 62 escaños pero posiciones de lo más diversas y antagónicas, el bloque anti Benjamín Netanyahu, liderado por el centrista Beny Gantz, negocia para formar un Ejecutivo que permita desbancar al primer ministro y acabar con el bloqueo político que afronta Israel desde hace casi un año.
Un posible Gobierno en minoría con el partido ultraderechista Israel Nuestro Hogar y el apoyo externo de la Lista Unida árabe -algo inédito en la historia de Israel– ha tomado fuerza los últimos días y se ha convertido en la principal opción de la alianza centrista Azul y Blanco de Gantz tras los comicios del 2 de marzo, en los que se impuso el derechista Likud de Netanyahu sin lograr la mayoría.
En el complejo tablero de negociaciones, varios asuntos quedan pendientes.
Avigdor Lieberman, que lidera la formación ultraderechista, conocida por su agresiva retórica antiárabe
y que obtuvo siete escaños, siempre ha rechazado la posibilidad de
participar en un Ejecutivo con apoyo externo de la Lista Unida, que se
consolidó como tercera fuerza con 15 diputados de un Parlamento de 120.
Además, Balad, una de las formaciones que componen la Lista Unida, se
ha mostrado reticente a pactar con los centristas y respaldar a su
bloque, que estaría integrado también por la coalición de
centroizquierda Laborismo-Guesher-Meretz (siete escaños).
Un hipotético pacto con los partidos árabes también genera oposición en las filas de Azul y Blanco: dos diputados de su facción más derechista se niegan a respaldarlo.
Los partidos cuentan aún con varios días para seguir negociando, ya
que el presidente de Israel, Reuvén Rivlin, recibirá este miércoles los
resultados oficiales de los comicios y celebrará las consultas con los
partidos el próximo domingo para valorar a quién entrega el mandato de
formar gobierno.
Tendrá para decidir hasta el próxima día 17, fecha del inicio del juicio por corrupción contra Netanyahu, quien se sentará en el banquillo por acusaciones en tres casos distintos.
Sus abogados intentaron retrasar la audiencia, pero su petición fue denegada.
El primer ministro en funciones, con su bloque de socios derechistas y
religiosos, reúne el apoyo de 58 diputados, a solo tres de la mayoría
de 61, y parece el mejor posicionado para recibir el mandato
presidencial, pero sus cuentas con la Justicia le podrían invalidar.
No está claro si una persona acusada puede recibir la tarea
de formar gabinete, una cuestión que Rivlin deberá consultar con su
asesor legal y que podría estar sujeta a una decisión definitiva del Tribunal Supremo.
Por el momento, Netanyahu no ha sumado ningún escaño más que le
acerque a la mayoría, lo que abre la puerta a Gantz para -aunque sea
haciendo equilibrismos- intentar montar una compleja alianza con fuerzas
de ideologías alejadas y pocas probabilidades de mantenerse unida por
mucho tiempo.
La perspectiva, por tanto, de romper con el largo bloqueo que vive Israel es aún incierta.
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