domingo, 16 de febrero de 2020

Plan urgente para evitar la desaparición de la familia imperial nipona

TOKIO.- La Ley de la Casa Imperial de 1947 establece en Japón que solo los príncipes varones en línea paterna pueden ascender al trono. Este es el principal problema al que hoy se enfrenta la familia imperial japonesa, tan reducida y con tan pocas posibilidades de descendencia que el peligro de extinción es más real que nunca.

El anterior emperador, Akihito, abdicó el 30 de abril de 2019. Su hermano, el príncipe Hitachi, no tuvo descendencia. Su hijo mayor y actual soberano, Naruhito, solo tiene una hija, la princesa Aiko, quien no tiene derechos sucesorios por ser mujer.
Ante este panorama, todas las esperanzas de sucesión se han posado sobre el hermano menor de Naruhito, Akishino, quien será proclamado príncipe heredero el próximo 19 de abril.
Akishino tiene 3 hijos, dos niñas (la princesa Kako y la princesa Mako) y un niño, el menor de todos, el príncipe Hisahito, de 14 años de edad. Este último es la única persona en este momento que podría perpetuar la continuidad de la dinastía.
La Ley de la Casa Imperial de 1947 no solo imposibilitó a las mujeres ser herederas del trono. También estableció que todas las princesas imperiales debían perder su estatus real al contraer matrimonio. La nobleza y la aristocracia paralelas a la Casa Imperial quedarían, de este modo, eliminadas.
La retirada de mujeres de la Casa Imperial ha sido constante, y cada vez que ha sucedido una nueva carga de trabajo que antes realizaban ellas ha tenido que ser asumida por los escasos miembros que aún forman parte de la realeza del país. La princesa Mako, sobrina del soberano, será la siguiente en dejar de pertenecer a la Casa Imperial si contrae matrimonio este año, tal y como está previsto.
Por lo tanto, nos encontramos con una familia sobrecargada de trabajo, con pocos miembros que la componen y con una mínima posibilidad de continuar la dinastía.
La situación es tan límite que el Gobierno ha calificado el problema de "urgente". Su intención es abordarlo en cuanto Akishino sea proclamado príncipe heredero el 19 de abril.
Las soluciones que se planean son varias y no todos se ponen de acuerdo en cuál aplicar. El lado mas conservador del Gobierno rechaza la idea de que las mujeres puedan ser coronadas como sucesoras. 
Estos ven más factible la posibilidad de reincluir en la realeza a hombres descendientes de anteriores emperadores que en este momento no poseen estatus imperial, ya que tras la Segunda Guerra Mundial se convirtieron en plebeyos.
Otra solución consistiría en permitir que las princesas no pierdan su estatus real tras contraer matrimonio. De esta forma, sus hijos podrían acceder al trono.

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