LUXEMBURGO.- Gafas de maderas nobles o
de cuerno de búfalo hechas totalmente a mano. El artesanado teje su
tela en Luxemburgo y crea más empleos que las grandes multinacionales y
otras instituciones internacionales, vitrina de este pequeño país.
El
gran ducado cuenta con 7.303 pequeñas y medianas empresas (PME)
artesanales, un 80% más que a principios de siglo, según la Cámara de
Oficios. El artesanado se ha convertido en el mayor empleador del país
-dos veces más que el sector financiero- con un empleo de cada cinco.
Este boom refleja el dinamismo de la economía que se extiende por todos los sectores.
"Quizá
no se habla mucho, ya que las empresas no tienen el brillo de grandes
bancos o de compañías de seguros, pero aquí hay una red de PME
importante", dice Maurice Léonard, fundador de Gold & Wood, una
marca de lentes de alta gama.
Este hijo de agricultor de una
familia de 12 hermanos, fue contable, funcionario e incluso director de
una agencia bancaria antes de encontrar su vida de artesano.
Actualmente hay unas 450 empresas artesanales con la etiqueta "made in Luxembourg", entre ellas la de Léonard.
Situada
a una hora de carretera al norte de la capital, su empresa, que echó a
andar en 1995 reivindica un papel de pionero de las gafas de madera.
Las monturas, de hojas de madera recortadas y revestidas
con un juego de colores y texturas antes de ser cuidadosamente pulidas y
barnizadas, toman vida a medida que pasan por las manos expertas de una
veintena de operarios. Algunas alían la madera al titanio o al acero
inoxidable.
"Para empezar, es necesario que las personas tengan
algunas aptitudes técnicas, incluso electromecánicas. Para las labores
de terminación, el pulido, el acabado, es la experiencia", explica
Léonard, de 59 años. Hay que contar unos seis meses para formar a un
trabajador.
"A partir del momento en que llega una rama, hay que saber colocarla,
para poder pulirla correctamente", explica Daniel Fillieux, de 57 años,
22 de ellos pasados en la empresa.
Este ebanista de formación
aprendió los gestos minuciosos que transmite a sus colegas, que vienen
en algunos casos de horizontes profesionales tan variados como la
peluquería.
La polivalencia, el rigor
y la precisión son necesarios para realizar estas piezas que se venden,
la más barata, en 500 euros aunque algunas superan los 10.000 euros en
el caso de modelos con diamantes engastados.
"No competimos con grandes marcas (...) es un nicho aparte", reconoce Léonard.
El empresario destaca la identidad luxemburguesa de sus
productos. "De alguna forma, estamos entre el 'french kiss' (glamur) y
el rigor alemán. De hecho, nos solemos vender así", comenta.
Las
maderas nobles revestidas con otras ornamentadas de seda pintada a mano
con las que trabaja se las suministran los proveedores locales, aunque
su origen sea lejano.
La gama de tanganika se confecciona con
madera ámbar procedente de África Ecuatorial, pero también bolívar
(Diphysa punctata) y arce americanos o nogal europeo.
Hace dos décadas empezó a fabricar una gama con cuerno de búfalo.
"El
cuerno de búfalo tiene un atractivo particular en algunos mercados. Es
muy elegante, lujoso, y cada producto es único que se lo da el veteado,
el diseño y el color natural del cuerno. Nunca se pueden hacer dos
iguales", subraya.
Su empresa realizó el año pasado 4 millones de euros de
volumen de negocio y distribuye sus productos en Europa pero también en
América del Norte, que representa el 40% de su mercado.
Entre los
clientes de esta PME se encuentran el actor Sylvester Stallone, el
consejero delegado de Apple Tim Cook o el rapero Snoop Dog.
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