TOKIO.- El
director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica
(OIEA), Rafael Grossi, se mostró "muy impresionado favorablemente"
sobre el proceso para desmantelar la central nuclear de Fukushima
Daiichi y dijo que el tiempo para lograrlo es tan importante como la
seguridad.
"No
es una carrera contra el tiempo, sino a favor de más seguridad", afirmó
Grossi en una reunión con un grupo de periodistas en Tokio durante la
visita oficial que realiza a Japón estos días para, entre otros temas,
visitar esa central nuclear.
La
central de Fukushima Daiichi sufrió un accidente en 2011 a raíz del
terremoto y posterior tsumani del 11 de marzo de ese año que destrozó
cuatro de sus seis reactores, lo que generó la peor tragedia nuclear
después de la que se registró en Chernóbil (en la actual Ucrania) en
1986.
Existe
un programa para eliminar todo el combustible, limpiar las aguas
contaminadas y desmantelar totalmente la central, en un proceso que se
puede prolongar por varias décadas.
Grossi
visitó este miércoles Fukushima Daiichi y recordó que el OIEA ha estado
allí "desde el primer día", enviando expertos y haciendo un seguimiento
constante de la evolución del proceso.
A
pesar de las complejidades y dificultades, el programa "se está
moviendo adelante de una forma positiva", agregó el alto funcionario
internacional argentino.
Grossi
se refirió específicamente a la decisión, aún a nivel técnico y
pendiente de la aprobación política final, de optar por arrojar al mar
agua contaminada que ha sido tratada para eliminar materiales
radiactivos.
Actualmente
hay 1,18 millones de metros cúbicos de agua contaminada, pero se sigue
generando y se va almacenando en unos enormes tanques cuya capacidad
acabará a mediados de 2022, por lo que está pendiente de definir qué se
va a hacer con ese material.
Después
de analizar varias opciones, los expertos las redujeron a dos, arrojar
ese agua al mar una vez tratada o liberarla al aire mediante
evaporación. Un panel técnico recomendó el 31 de diciembre pasado la
primera opción.
Las
conclusiones de ese subcomité están siendo evaluadas por el OIEA a
nivel técnico, pero con la información disponible Grossi dijo que la
metodología "está en línea con las prácticas bien establecidas en el
mundo".
Lo
importante, añadió, es que la decisión final que se adopte tenga un
efecto "neutral" en el impacto medioambiental, con un monitoreo antes,
durante y después del proceso.
También
dijo que echar al océano agua tratada después de estar contaminada "no
es algo nuevo", se ha hecho en muchas instalaciones, no sólo plantas
nucleares, pero insistió en que se haga mediante un "control adecuado".
No
obstante, insistió en que una cosa es cumplir con el proceso y luego,
"igual de importante", es cómo se explica para proporcionar información a
todas las partes implicadas, papel en el que puede apoyar el OIEA.
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