LONDRES.- Los críticos dirán que el responsable de defensa de la competencia en
Reino Unido, Andrew Tyrie, está arremetiendo contra molinos de viento.
El expolítico conservador, que ahora preside la Autoridad de Competencia
y Mercados (CMA), la ha tomado contra las fusiones y adquisiciones en
el sector de reparto de comidas, a pesar de que las operaciones en
cuestión no presentan ninguno de los síntomas típicos de un
comportamiento monopolístico.
Sin embargo, no está de más actuar con diligencia y supone un cambio
positivo con respecto a la ingenuidad del pasado de la CMA.
El
organismo de control de la competencia del Reino Unido dijo el viernes
que estaba estudiando la posibilidad de abrir una investigación sobre la
adquisición de la empresa londinense Just Eat por parte de Takeaway.com
por 6.200 millones de libras.
No es la primera vez que la CMA ha
mostrado sus dientes ante las operaciones en el sector. En diciembre, el
organismo de Tyrie decidió que la compra por parte del gigante de la
web Amazon de una participación minoritaria en Deliveroo merecía una
investigación completa, que suele durar muchos meses.
Ninguna de
las dos operaciones es un candidato obvio para el escrutinio
regulatorio. La empresa holandesa Takeaway.com no opera en Reino Unido
desde 2016, cuando vendió sus activos en el país a Just Eat, tras haber
sufrido grandes pérdidas. Amazon transporta libros y todo tipo de bienes
a la puerta de los clientes, pero no entrega comidas calientes como
Deliveroo.
En otras palabras, los niveles relativamente feroces de
competencia en el reparto de comida en Reino Unido no se verán afectados
inmediatamente por ninguna de las dos transacciones. La filial de
entrega de alimentos de Uber Technologies y Deliveroo probablemente
seguirán ofreciendo generosos incentivos para que la gente pida comida
en sus aplicaciones, con la esperanza de reducir distancias con el líder
del mercado británico, Just Eat.
Esta podría haber sido razón
suficiente para darle el visto bueno a estos acuerdos. Pero bajo el
mandato de Tyrie, la CMA está adoptando un enfoque más previsor. Sus
economistas parecen estar preocupados por la hipotética competencia
futura que podría dejar de aparecer como resultado de las fusiones y
adquisiciones corporativas.
En ausencia de una operación, ¿habría
entrado Takeaway.com o Amazon en el mercado del Reino Unido y habría
bajado los precios del reparto de alimentos? Suena a paranoia. Sin
embargo, los expertos en antimonopolio tienen razón al preocuparse por
estas hipótesis en mercados vinculados a la tecnología, que tienden a
caracterizarse por el principio de que “el ganador se lo lleva todo”.
En cualquier caso, es preferible a la postura indolente que
tradicionalmente adoptaba la CMA en este tipo de transacciones. En 2012
concluyó, basándose en las cuotas de mercado de entonces, que la compra
de Instagram por parte de Facebook probablemente no reduciría
sustancialmente la competencia en las redes sociales.
Ahora son las dos
redes sociales más populares en Reino Unido, según YouGov, lo que
consolida el dominio del gigante valorado en 630.000 millones de dólares
en bolsa. Es sensato que los expertos en antimonopolio prefieran ahora
errar por el lado de la precaución.
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