MILÁN.- Los bancos italianos se enfrentan a la renovada necesidad de fusionarse.
Una década después de que estallara la crisis de la zona euro, los
bancos del país se han deshecho de la mayoría de sus préstamos
incobrables, al tiempo que han duplicado sus reservas de capital.
El problema ahora es que no pueden obtener rentabilidades decentes.
Los tipos de interés ultrabajos y los intentos de limitar sus posiciones
en bonos del Estado hacen que sea aún más apremiante la necesidad de
unir fuerzas con los rivales.
Durante años, los préstamos
morosos en Italia fueron el principal quebradero de cabeza de los
reguladores europeos. Ahora el problema se está aliviando. Una oleada de
desinversiones ha permitido a los bancos italianos reducir a la mitad
el total de créditos incobrables en sus balances, hasta 177.000 millones
de euros en junio del año pasado, en comparación con los 360.000
millones de euros en el punto álgido de la crisis en 2015.
Muchas
grandes transacciones, incluyendo la gigantesca venta del proyecto FINO
(“El fracaso no es una opción” por sus siglas en inglés) de UniCredit,
por 18.000 millones de euros, y el proyecto “Éxodo” de Banco BPM (5.000
millones de euros) , recibieron nombres dramáticos que pusieron de
manifiesto la conciencia de los banqueros sobre la urgencia de la
situación.
Después de deducir las provisiones, los préstamos
incobrables netos se situaron en 30.000 millones de euros en noviembre
del año pasado, lo que supone una tasa de morosidad del 1,7% del total
de préstamos. Mientras tanto, los bancos italianos han aumentado sus
reservas de capital.
El ratio medio de capital ordinario Tier 1 (una de
las principales medidas de solvencia en el sector) fue del 13,6% del
total de los activos ponderados por riesgo a finales de septiembre, el
doble que antes de que estallara la crisis financiera mundial en 2007.
El esfuerzo de saneamiento ha logrado reducir el riesgo
financiero, pero ha tenido un coste. Muchos bancos italianos se vieron
obligados a realizar grandes saneamientos cuando vendieron sus créditos
fallidos, o a aumentar las provisiones destinadas a cubrir pérdidas
futuras. La industria generó colectivamente un retorno anual sobre el
capital (ROE, una de los principales barómetros de rentabilidad) de solo
el 0,8% desde 2007, según la asociación bancaria italiana ABI.
La
rentabilidad se ha recuperado desde entonces: el ROE medio a finales de
septiembre fue del 8%, según el Banco Central Europeo. Sin embargo,
sigue estando por debajo del coste de capital del sector, que los
principales banqueros italianos estiman en más del 10%. Esta es una de
las razones por las que los bancos italianos que cotizan en bolsa
cotizan de media a la mitad de su valor en libros.
Hay
pocas perspectivas de mejora. Mientras luchan contra el estancamiento
de la economía italiana, los bancos nacionales también se enfrentan a un
largo período de tipos de interés de referencia negativos. Además, los
reguladores parecen inclinados a seguir aumentando los requisitos de
capital.
Y los bancos tienen nuevos problemas. Los
acreedores italianos tienen alrededor de 400.000 millones de euros de
deuda pública. Esta cifra supone un 10% de los activos totales, una de
las proporciones más altas de Europa, y es más del doble del nivel
anterior a la crisis financiera. Estas cifras refuerzan el vínculo
negativo que une a los bancos con problemas a Estados endeudados o con
déficit elevados.
Para desalentar esta alta concentración, el
ministro de finanzas alemán Olaf Scholz sugirió en noviembre que se
despojara a la deuda estatal de su estatus de libre de riesgo. Otras
ideas propuestas por los dirigentes económicos y los académicos incluyen
poner un tope al monto de la deuda estatal nacional que los bancos
pueden mantener.
La compra de bonos soberanos italianos, que ha ofrecido
un rendimiento relativamente alto, ha sido una forma barata para que
los bancos aumenten sus ingresos con los intereses recibidos. Pero si se
imponen gravámenes o restricciones al capital, esta tendencia
desaparecerá.
Ante la incertidumbre sobre sus futuras
ganancias, los ejecutivos de los bancos italianos tienen más razones
para realizar fusiones. Italia tiene 490 instituciones de crédito
diferentes, aproximadamente una por cada 123.000 habitantes, el doble
que España.
Es probable que las medidas se concentren en las operaciones
nacionales, donde los solapamientos pueden generar un mayor ahorro.
Los
actores de tamaño medio como el Banco BPM de Giuseppe Castagna y UBI
Banca de Victor Massiah podrían iniciar el baile de las fusiones.
Gestores de activos como Banca Generali o Azimut también podrían
convertirse en objetivos. Mediobanca, que cuenta con cierta holgura de
fondos y está construyendo su negocio de gestión de patrimonio, ya está
al acecho.
Sin embargo, las fusiones exitosas se enfrentan a
obstáculos. Es probable que los reguladores exijan que cualquier banco
fusionado cancele por completo cualquier préstamo dudoso que quede. De
esta manera, puede ser necesario que los bancos recauden capital y
congelen cualquier promesa de aumento de dividendos a corto plazo.
Además, la rígida legislación laboral italiana puede limitar la
capacidad de los bancos para reducir su plantilla.
Sin
embargo, si se retrasan, los ejecutivos de los bancos podrían tener que
presentar a los inversores la poco atractiva perspectiva de una erosión
gradual de la rentabilidad. También perderían la oportunidad de
aprovechar un plan que el Gobierno está ofreciendo para financiar las
jubilaciones anticipadas.
El grupo en dificultades Banca Carige ya lo ha
utilizado como parte de su amplia reestructuración. Mientras tanto, no
se puede descartar la amenaza de que los reguladores abofeteen a los
prestamistas italianos con mayores exigencias de capital si siguen
teniendo demasiada deuda estatal.
A
pesar de algunas recientes fusiones de alto perfil, como la creación
del Banco BPM, o la compra por parte de Intesa Sanpaolo de dos entidades
crediticias con sede en el Véneto en 2017, los bancos italianos todavía
tienen mucho margen para la concentración empresarial. Ante el aumento
de la presión, quedarse quieto ya no es una opción.
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