NUEVA YORK.- Ahora
que el año electoral trae a la cabeza de políticos y votantes la
concentración de poder y riqueza, uno de los culpables pasados por alto
es la industria de las aerolíneas. Gracias en parte a la desregulación y
la consolidación de la industria durante las últimas décadas, las
aerolíneas han enfocado sus operaciones en los aeropuertos de los
grandes centros y los mercados costeros, con el fin de reducir el exceso
de capacidad y mejorar su rentabilidad. Además, por mucho tiempo, las
aerolíneas necesitaron la ayuda del gobierno para mantenerse a flote.
Sin
embargo, en la actualidad, la industria de las aerolíneas se encuentra
en su momento más rentable. Históricamente, las aerolíneas han sido un
sumidero de dinero. Un famoso chiste de Warren Buffet sobre la industria
es que los inversionistas podrían haberse ahorrado millones si alguien
le hubiera disparado al avión de los hermanos Wright.
La industria tuvo
dificultades en las décadas de 1970 y 1980, en medio de los altos costos
del combustible, y la de 2000 fue sencillamente desastrosa, tanto por
el declive en los viajes tras los atentados terroristas del 11 de
septiembre de 2001 como por la Gran Recesión.
Las aerolíneas
estadounidenses tuvieron pérdidas por más de 50.000 millones de dólares durante
la década. Con la industria al borde del colapso, los reguladores
permitieron la consolidación de 10 aerolíneas a cuatro. Delta y
Northwest Airlines se declararon en bancarrota y se fusionaron, con lo
que se unieron a otras aerolíneas que operaban aun desde la quiebra.
Por
el camino, reescribieron contratos de trabajo, eliminaron algunas rutas
poco rentables y recortaron deuda. La reducción de la competencia y de
los costos, justo cuando la economía empezaba a recuperarse, le permitió
a las compañías empezar por fin a ganarse su sustento y recompensar a
los inversionistas.
No
obstante, también ayudó una convergencia de otros factores. Las tasas
de interés permanecieron cerca de mínimos récord durante la década
pasada, lo que le permitió a las aerolíneas pagar para reducir sus
deudas y reducir los costos por servicio de sus obligaciones remanentes.
El mercado laboral se mantuvo relativamente débil, lo que le dio a las
aerolíneas un alivio en los costos laborales. Finalmente, en 2014, los
precios del petróleo colapsaron, en parte gracias al crecimiento de la
producción doméstica, lo que proporcionó a las aerolíneas costos bajos y
estables de una manera que jamás se habrían imaginado. De repente, una
industria reconocida por perder dinero en buenos y malos tiempos estaba
cosechando ganancias como ninguna otra. Buffet pasó de burlarse de las
acciones de las aerolíneas a comprarlas.
Es
bueno que las aerolíneas, al igual que cualquier otra industria
importante, ahora sean rentables y no necesiten salvavidas. No obstante,
es muy probable que el péndulo se haya desplazado demasiado lejos,
particularmente para una industria que siempre tendrá un fuerte
componente regulatorio y de bienestar público.
A principios de esta
semana, Delta informó que había generado 4.200 millones de flujo de
caja libre en 2019, con un retorno de 3.000 millones para sus
inversionistas en forma de recompras y dividendos. La compañía ya no
está reduciendo su carga de deuda, lo que sugiere que está cómoda con su
balance general y está enfocada en recompensar a sus accionistas.
American Airlines y United Airlines también han estado recomprando
acciones.
El
problema que vale la pena explorar se remonta a la manera en que la
industria se reestructuró durante la terrible década de 2000,
particularmente la eliminación de tantas rutas regionales poco
rentables.
Para una aerolínea puede tener sentido desde el punto de
vista financiero cerrar un centro que pierde dinero, pero para Memphis,
Tennessee, significó que el tráfico de pasajeros en su aeropuerto local
cayera 60% entre 2010 y 2014.
La historia fue similar para el Aeropuerto
Internacional de Cincinnati/Kentucky del Norte cuando perdió su estatus
de centro. La pérdida de centros y rutas de vuelo tiene un impacto
directo en la economía de una ciudad, mucho más allá de que los viajes
sean más inconvenientes para los residentes.
Ahora
que las fortunas financieras de las aerolíneas han mejorado, sería
conveniente que el gobierno negociara con ellas el restablecimiento o el
incremento del servicio para las comunidades cuyas fortunas se han
visto perjudicadas por la eliminación.
No quiere decir que los centros
de Memphis o Kentucky del norte deban ser restablecidos. Los problemas
de 2020 no se arreglarán volviendo a la situación de 2000. No obstante,
cuando la industria de las aerolíneas se desreguló en 1978, uno de los
objetivos era evitar el tipo de concentración de la industria que podría
dar como resultado tarifas más altas y pérdida del servicio. Resultó
que obtuvimos lo que la desregulación buscaba evitar.
Las
aerolíneas y sus inversionistas deberían celebrar su buen momento, pero
también darse cuenta de que ha llegado la hora de pagarle al país que
las rescató en el momento que lo necesitaban.
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