SANTIAGO.- A
dos días de cumplir cien jornadas desde el inicio del estallido social
en Chile, miles de manifestantes se congregaron un viernes más en la
céntrica Plaza Italia en una protesta protagonizada por las variopintas
expresiones artísticas de sus participantes.
Bajo
el eslogan "Basta ya de represión", más de 25 organizaciones culturales
llamaron a ocupar la rebautizada "Plaza de la Dignidad", que se llenó
de música, disfraces y bailes.
A
los ya habituales cánticos como "¡Oh, Chile despertó!" o "El pueblo,
unido, jamás será vencido", se sumó la percusión de los tambores de las
batucadas y la polifonía de las múltiples orquestas.
Un
grupo formado por decenas de mujeres vestidas de negro con pañuelos
rojos coreografió la canción "Arauco tiene una pena" de la cantautora
chilena Violeta Parra, uno de sus temas más emblemáticos y combativos,
que habla de las condiciones sociales del pueblo indígena mapuche.
A escasos metros, una multitud equipada con guantes y protectores practicaba boxeo en un cuadrilátero improvisado.
"Hace
mucha falta que los ciudadanos nos encontremos y nos adueñemos de los
espacios públicos para entendernos y conversar", explicó Nicole
Fort, enfermera de 29 años.
La
joven, que trabaja en una prestigiosa clínica de la capital chilena,
subrayó la necesidad de seguir protestando después de 14 semanas desde
que estalló la crisis social: "Hay que salir, cuidarse y protegerse,
pero hay que seguir aquí porque las medidas que ha tomado el Gobierno
son solo de represión".
La
semana pasada, un proyecto legislativo presentado por el Gobierno de
Sebastián Piñera, conocido como ley "antisaqueos y antibarricadas", fue
aprobada en la Cámara de Diputados.
La
iniciativa pretende modificar el Código Penal para tipificar como
delito la "alteración de la paz pública mediante la ejecución de actos
de violencia" y fija penas aplicables a saqueos y barricadas en la vía
publica.
En
la denominada "primera línea" de las protestas este viernes se
repitieron los duros enfrentamientos entre los Carabineros (policía
militarizada) y los manifestantes, en su mayoría encapuchados, que
lanzaron piedras contra los agentes.
Lejos
de allí, en medio de la fiesta en la que se convirtió la Plaza Italia,
un sinfín de pequeños espectáculos ocupaban su espacio de forma
improvisada, en línea con la naturaleza misma de las protestas en Chile.
En
uno de esos focos artísticos, cientos de personas se congregaron
alrededor de un grupo de artistas disfrazados con máscaras de calaveras
de estilo mexicano que bailaban al ritmo de trompetas, saxofones, bombos
y platillos.
Daniel
Rodríguez, un artesano de 28 años, celebró la presencia de las diversas
asociaciones culturales porque "utilizan un lenguaje universal" con el
que todo el mundo se puede expresar.
Su
acompañante, la enfermera Nicole Fort, destacó que el clamor por más
justicia social ha dejado resultados positivos para los chilenos, como
"la mayor empatía" con "los vecinos y compatriotas" que viven una
situación similar.
Las
protestas en el país austral, que empezaron como una crítica al aumento
del billete de metro y se transformaron en un grito contra la
desigualdad, ya han dejado al menos 27 muertos y un total de 3.649
heridos, según el último reporte del autónomo Instituto Nacional de
Derechos Humanos (INDH).
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