MELBURNE.- Los incendios forestales que comenzaron en septiembre pasado devastaron Australia en
las últimas semanas y dejaron un saldo de por lo menos 20 muertos,
cientos de hogares destruidos, millones de hectáreas quemadas y un
número estimado de mil millones de animales muertos. Sin embargo, una
especie de arañas venenosas se benefició de las condiciones climáticas de los días que siguieron al apogeo de la catástrofe.
Tras una
larga espera, las lluvias fuertes de la semana pasada disiparon gran
parte de los fuegos (en algunas zonas de los estados de Victoria y Nueva
Gales del Sur el problema persiste), pero, al parecer, provocaron un
nuevo peligro.
El martes pasado, el Parque de Reptiles de Australia, ubicado en una localidad cercana a Sídney,
publicó una alerta en Facebook: "El clima húmedo seguido de días
calurosos crearon las condiciones ideales para que las arañas de tela en
embudo prosperen".
"Advertencia", dijo el comunicado. "La temporada de
arañas de tela en embudo comenzó".
Pero los
expertos aseguran que las llamas solo pospusieron un suceso inevitable.
"Existe, por lo general, una temporada de arañas de tela en embudo y
(este año) se retrasó", dijo a The Washington Post Jonathan Coddington,
curador de arácnidos y miriápodos del museo Smithsonian de Historia
Natural de Washington, Estados Unidos.
"A las arañas les gusta el clima
húmedo. Ahora (en Australia) tienen un montón de lluvia, así que esas
arañas están emergiendo desde el suelo", explicó el especialista.
Hay,
además del clima, otra razón que explica la aparición de las
arañas. "Principalmente los machos comenzarán a salir en busca de una
hembra con la cual aparearse", dijo Dan Rumsey, que trabaja en el Parque de Reptiles.
La araña
de tela en embudo, clasificada como "mediana a grande" por el Museo
Australiano, tiene una mala reputación, debido al veneno que poseen
algunas de las especies que componen esta familia de arácnidos.
No
obstante, no hay registros de muertes relacionadas con este tipo de
araña desde 1981, en parte gracias a la aparición de un antídoto que fue
desarrollado ese año. "Los australianos tienen mucho más de qué
preocuparse en este momento", concluyó Rod Crawford, también curador de arácnidos, del Museo Burke de Washington.
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