BUENOS AIRES.- El
Producto Interno Bruto (PIB) de Argentina registró en el tercer
trimestre del año una caída interanual del 1,7 % , confirmando la
recesión que vive el país desde 2018 y dejando al nuevo Gobierno de
Alberto Fernández un escenario desafiante.
Según
informó este martes el Instituto Nacional de Estadística y Censos
(Indec), el PIB experimentó en el tercer trimestre una variación
positiva del 0,9 % frente al segundo trimestre de 2019, pero en los
primeros tres trimestres del año acumuló una caída del 2,5 %.
La
economía argentina había dado señales de tibio despertar en el segundo
trimestre, al registrar un alza de apenas el 0,6 % interanual, pero en
el tercer trimestre volvió a retroceder, confirmando la senda recesiva
iniciada en el segundo trimestre de 2018.
El
comportamiento del PIB en el tercer trimestre fue dispar: hasta la
primera semana de agosto, la economía daba indicios de continuar con la
tímida recuperación de los meses previos, pero la tendencia se revirtió
completamente con el temblor financiero desatado tras las elecciones
primarias del 11 de agosto.
Desde
esos comicios, en los que el entonces presidente Mauricio Macri sufrió
un duro revés a sus planes de reelección, la economía se vio severamente
impactada por el alza en el precio del dólar, una aceleración de la
inflación, merma en el consumo y la actividad productiva.
Según
apuntó la consultora Ecolatina en un informe, el resultado de las
primarias disparó una tensión cambiaria que desencadenó una creciente
incertidumbre financiera.
De
acuerdo a la consultora, la inestabilidad debilitó las referencias en
el sistema de precios e "imposibilitó la realización de transacciones
que se hubieran llevado a cabo en condiciones normales, comprometiendo
la cadena de pagos y el capital de trabajo", mientras que la ausencia de
financiación "implicó una situación de parálisis en el aparato
productivo".
"Si bien en el transcurso de septiembre las aguas comenzaron a calmarse, el golpe ya había sido acusado", sostuvo Ecolatina.
Según
informes privados, la actividad siguió en retroceso en octubre, mes en
el que el peronista Alberto Fernández venció a Macri en las
presidenciales, y el estancamiento ha continuado en noviembre.
En
este difícil escenario, Fernández asumió finalmente la Presidencia hace
una semana, con promesas de ordenar y reactivar la golpeada economía,
aunque reconociendo que el país transita por "un sendero estrecho,
complejo y desafiante".
"Argentina
no para de achicar su economía. El PBI de 2019 es el más bajo de la
última década", advirtió Fernández en su discurso de investidura.
En
la primera semana de gestión, el nuevo Gobierno ha dado señales del
rumbo que planea tomar, sin más ajustes porque, desde su visión, eso
haría profundizar aún más la recesión.
Sin
embargo, por el difícil panorama fiscal de Argentina, sin acceso al
crédito internacional y con una pesada deuda que buscará renegociar en
lo inmediato, el nuevo Ejecutivo afronta no pocos desafíos para volver a
poner en marcha la economía.
En
sus primeros pasos, el Gobierno modificó los impuestos a las
exportaciones de productos agropecuarios en búsqueda de mayores ingresos
fiscales e impuso el pago de doble indemnización en caso de despedidos
para poner un coto al alza del desempleo.
Y
este martes presentó un proyecto de ley de "emergencia económica", que
otorga amplias facultades especiales al Ejecutivo e incluye desde alzas
de impuestos hasta la posibilidad de usar reservas para pagar deudas.
El
nuevo ministro de Economía, Martín Guzmán, dijo hoy en rueda de prensa
que este proyecto "es el primer paso para resolver la crisis económica y
social" que atraviesa Argentina, con medidas que buscan que "la
economía deje de caer" y, en base a nuevas condiciones, hacer que el
país "se ponga de pie y pueda despegar".
A la espera del efecto que tendrá el plan de Fernández, las proyecciones para lo inmediato no son buenas, según los expertos.
El
PIB de Argentina ya había registrado el año pasado una caída del 2,5 %,
uno de los peores desempeños de los últimos años, pero con el
agravamiento de la crisis las consultoras privadas prevén que el país
suramericano cerrará este año con una caída del 2,8 % en la actividad
económica, mientras que el PIB se contraería un 1,7 % en 2020.
Según
Martín Calveira, investigador del IAE Business School, "la nueva
gestión económica deberá establecer un panorama claro acerca de la
perspectiva de la política económica futura para detener la fase de
contracción económica que se observa tras las primarias".
"Las
perspectivas de la actividad económica no son favorables al menos para
la primera parte del próximo año. El sector público deberá establecer
una política consistente de estabilización", advirtió el experto.
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