LONDRES.- El primer ministro
británico, Boris Johnson, se mostró el martes determinado a llevar la
voz cantante en la negociación de la próxima fase del Brexit con
Bruselas, para lo que se dispone a prohibir por ley un aplazamiento del
periodo de transición.
Reelegido con una muy amplia mayoría en las
legislativas de la semana pasada, el líder conservador parece decidido a
no repetir los errores de su predecesora Theresa May, acusada de falta
de firmeza ante las exigencias de la Unión Europea.
Esto resultó en tres aplazamientos del Brexit, inicialmente fijado para marzo de 2019 y ahora previsto el 31 de enero.
Con
365 de los 650 diputados en el nuevo Parlamento, Johnson está ahora
seguro de obtener la aprobación del acuerdo de divorcio. Pero después
comenzará una segunda, y más complicada, fase de negociación: la de la
futura relación comercial con los 27.
La nueva Cámara de los
Comunes inició sus labores el martes y su primera acción fue confirmar
al laborista Lindsay Hoyle como su nuevo presidente, tras su elección en
noviembre para reemplazar a John Bercow, conocido por su teatral grito
de "¡Orden, orden!".
"Este Parlamento es una gran mejora respecto a
su predecesor", afirmó Johnson subrayando que "no perderá el tiempo en
bloqueos, divisiones y retrasos".
El primer ministro hizo "muchas
promesas durante la campaña" y "será juzgado sobre si las cumple o no",
advirtió el líder de la oposición, Jeremy Corbyn.
Johnson reivindica estar a la cabeza de un "gobierno del pueblo" para responder a las aspiraciones de los británicos.
Ni
Johnson ni ninguno de sus ministros asistirá en enero al Foro Mundial
de Davos, informó el martes una fuente gubernamental al diario tabloide
Daily Mail. "Nuestra prioridad es responder a las urgencias de la
población", aseguró.
La
futura relación entre Londres y Bruselas debe negociarse durante el
denominado "periodo de transición", un plazo destinado a permitir a
empresas y administraciones prepararse para una salida sin rupturas
abruptas.
Dicho periodo vence el 31 de diciembre de 2020, pero
puede ser ampliado hasta dos años, aunque Londres debe solicitarlo antes
del 1 de julio.
Sin embargo, el programa electoral conservador
"señalaba claramente que no ampliaríamos el periodo de transición",
subrayó una fuerte de Downing Street.
Así que el equipo de Johnson
está reescribiendo el proyecto de ley que debe traducir el Tratado de
Retirada a la legislación británica para "prohibir al gobierno aceptar
toda extensión", precisó.
El texto será sometido al nuevo Parlamento el viernes aunque su adopción quedará para después del receso de Navidad.
Muchos se preguntaban el martes por qué un primer ministro necesita una ley que le impida hacer algo que no quiere hacer.
"A
la UE le parecerá extraño que el Reino Unido esté cerrando opciones que
él mismo podría utilizar más adelante en el proceso si así lo
decidiera. Quiero decir que nadie está obligando al Reino Unido a
solicitar un período de transición más largo", fue la reacción del
viceprimer ministro de Irlanda, Simon Coveney.
El objetivo evidente es mandar un mensaje a Bruselas sobre su determinación a negociar de forma expeditiva.
Johnson
habló con la nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der
Leyen, y acordaron trabajar con "gran energía" en la futura relación,
afirmó su portavoz. Las negociaciones comenzaran "cuanto antes" tras el
Brexit, subrayó.
La UE hará "todo lo posible" para alcanzar un acuerdo con Londres en 11 meses, afirmó el negociador jefe europeo Michel Barnier.
Expertos
y diplomáticos europeos coinciden en señalar que es un plazo muy corto
para negociar un gran acuerdo de libre comercio, especialmente porque el
"premier" dijo rechazar un tratado que retome las actuales
reglamentaciones comunitarias y los responsables europeos temen ver
surgir a sus puertas un competidor desleal.
Este nuevo movimiento
reavivó los temores de que el Reino Unido acabe abandonando
efectivamente la UE el 1 de enero de 2021 de forma brusca. La
perspectiva provocó una fuerte caída de la libra esterlina.
Pero
algunos analistas especulaban también con la posibilidad de que permita a
Johnson lograr la aprobación de una relación más estrecha con la UE,
ante la amenaza de un Brexit brutal.
"Para alcanzar un acuerdo en 11 meses, el Reino Unido
tendrá que ceder a la mayoría de las demandas de la UE", consideró Sam
Lowe, investigador del Centro para una Reforma Europea. "De un punto de
vista político, Johnson no puede ceder sin haber peleado primero, y la
alternativa tiene que ser algo peor".
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