FRÁNCFORT.- Los países de la zona euro tienen poca consideración por sus
obligaciones financieras y regularmente piden a un excesivamente
politizado Banco Central Europeo que idee una solución, dijo el saliente
miembro del Comité Ejecutivo Benoît Cœuré a un diario francés.
Después de salvar a la unión monetaria de 19 países de una crisis de
deuda hace un lustro que amenazó el colapso del euro, el BCE ha
inventado una variedad de herramientas para mantener bajos los costos
del endeudamiento con la esperanza de reavivar el crecimiento y la
inflación.
Si bien el BCE ha tenido éxito en gran medida, sus
críticos dicen que sus nuevos instrumentos no sometidos a prueba exceden
el mandato del banco, rompen las normas que prohíben que financie a
gobiernos y funcionan como herramientas políticas porque impactan los
ingresos y la distribución de la riqueza.
“La politización del
BCE es el resultado del debilitamiento del pilar político de la Unión
Económica y Monetaria”, dijo Cœuré, cuyo mandato de ocho años termina el
31 de diciembre, según lo citó el diario Libération en la noche del
lunes.
“La falta de coordinación en el dominio fiscal significa que
somos los que estamos haciendo el trabajo”, agregó.
“Algunas personas acusan al BCE de hacer demasiado y no ser lo
suficientemente democrático, pero las expectativas excesivas proyectadas
en el BCE sólo son un reflejo de la debilidad política”, refirió.
El
exjefe del BCE Mario Draghi, quien dejó su cargo en octubre después de
ocho años, llamó reiteradamente a los gobiernos de la zona euro a
utilizar su política fiscal para ayudar a apuntalar la economía en lugar
de depender del banco central.
El BCE también cometió errores en
el camino, admitió Cœuré, apuntando a un retraso en el lanzamiento de
un programa de compra de bonos hace cinco años, así como un tiempo
excesivo en abordar el cambio climático.
No obstante, guardó sus
críticas más duras para los países de la zona euro que tienen “poca
consideración” por las normas fiscales acordadas por todos, por lo que
ponen en riesgo la unión monetaria.
Dada la
incapacidad de los países de concentrarse en el interés colectivo, la
zona euro necesitará un presupuesto centralizado con una autoridad
poderosa para tomar decisiones colectivas sobre el gasto, sostuvo Cœuré.
“Mientras eso no esté en vigor, tendremos que cruzar nuestros dedos y esperar que no ocurra una crisis”, concluyó.
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