BUENOS AIRES.- Agricultores
en toda Argentina están furiosos y sacan cuentas para calcular qué y
cuánto plantar la próxima temporada a medida que digieren el gran
aumento en los impuestos a las exportaciones de cultivos del nuevo
gobierno.
Es
probable que el auge en la siembra de maíz y trigo disminuya en la
temporada 2020-2021. A las exportaciones de esos cereales se les impuso
un nuevo gravamen de 15% en virtud de la última propuesta, más del doble
de la tasa que se cobraba cuando el presidente Alberto Fernández asumió
el cargo el 10 de diciembre.
Los
impuestos reducirán los márgenes de ganancia y los comercializadores
proyectan un regreso a la soja. Los frijoles sin procesar tendrán un
impuesto de 33%, lo que se compara con el 24,7% que había al momento de
la toma de mando de Fernández, pero son mucho más baratos de sembrar. En
tanto, las empresas nacionales de procesamiento de semillas oleaginosas
también esperan una tasa menor -quizás de 30%- para la harina y el
aceite de soja gracias a una disposición en la legislación que el Senado
de Argentina aprobará el viernes.
Más
aún, no se descartan nuevas alzas a futuro. Cuando la exmandataria
Cristina Fernández de Kirchner, en constante conflicto con los
agricultores y actual vicepresidenta de Alberto Fernández, dejó la
presidencia en 2015, las exportaciones de soja tenían un impuesto de
hasta 35%, el maíz, de 20%, y el trigo, de 23%.
Incluso
con el gravamen de 15% sobre los cereales, los agricultores de las
afueras de La Pampa, la mejor región productora de Argentina, solo
pueden lograr el punto de equilibrio o cosechar con pérdidas,
especialmente cuando los campos resecos solo entregan rendimientos
inferiores a los esperados.
Por
ejemplo, Claudio Sánchez, agricultor de Frapal, provincia de Buenos
Aires, donde los suelos no son tan productivos como unos cientos de
kilómetros más al norte, en La Pampa.
Sánchez
dijo que se ha vuelto realmente difícil y agregó que, con la dura
sequía y los nuevos impuestos a la exportación, las cifras no cuadran.
Sánchez,
que supervisa alrededor de 4.000 hectáreas (9.900 acres), dijo que
plantaría la próxima temporada independientemente de lo que coseche este
año, ya que no hacerlo significaría abandonar el ciclo de inversión de
los cultivos, y su sustento.
Pero
uno de los principales grupos agrícolas del país, Confederaciones
Rurales Argentinas, advierte al gobierno que no subestime la producción.
A más de 300 kilómetros (186 millas) de distancia de los puertos en el
río Paraná o en la costa atlántica, productores que pagan mucho por el
transporte se arriesgan a quedar en la ruina financiera con las nuevas
tasas impositivas y, a la larga, podrían abandonar la industria de los
cultivos, indicó el grupo en un comunicado.
Las
ganancias más bajas de esta temporada anularán las inversiones de
2020-2021, indicó en un informe enviado por correo electrónico la Bolsa
de Cereales de Buenos Aires. Como resultado, los agricultores plantarán
845.000 hectáreas menos de lo que habían proyectado los analistas de la
bolsa, y también se estima que la producción total de cultivos se
reducirá en 4,2 millones de toneladas métricas.
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