BOGOTÁ.- El
deteriorado fin de año para los mercados de deuda corporativa en
América Latina se extenderá probablemente hacia el nuevo año a medida
que la economía de la región se estanca y enfría el auge en la demanda
de bonos desde Brasil hasta México.
El
lento crecimiento, el descontento social generalizado y las bajas tasas
de interés continuarán debilitando la demanda de deuda en moneda local.
La caída es particularmente notable en el mercado más grande de la
región, Brasil, donde las ventas se detuvieron a fines de 2019 a medida
que inversionistas prefirieron las acciones por el bajo rendimiento
récord de la deuda.
“Podría
tomar al mercado local de bonos dos o tres meses ajustarse”, dijo
Felipe Wilberg, director global de mercados de capital de deuda de Itaú
Unibanco Holding SA, el principal suscriptor de bonos del país. “La
caída en las tasas de interés obligó a un paro repentino en las ventas
de bonos”.
Las
empresas ya se están alejando de planes de venta de bonos locales y
buscan en el extranjero por temor a que sus mercados locales no puedan
absorber acuerdos de más de 500 millones de dólares.
Tres firmas brasileñas
contemplan aprovechar los mercados internacionales en aproximadamente 2.000 millones en enero, mientras que dos más están en conversaciones
con bancos sobre ofertas, según personas familiarizadas con las
transacciones.
Es
improbable un repunte en las ventas de deuda corporativa local sin una
mejora en el riesgo crediticio a mediano plazo, una mejor perspectiva
para las monedas de la región y una mejor liquidez, dijo Alfredo
Mordezki, administrador de cartera de renta fija para América Latina en
Santander Asset Management que supervisa cerca de 920 millones.
“Los
diferenciales de crecimiento no están ayudando a las monedas
latinoamericanas y tampoco los titulares, dominados por las protestas,
incluso si evidenciamos que esto se está desvaneciendo en la mayoría de
los países”, dijo.
Si
bien se espera que la economía de Brasil mejore levemente el próximo
año, América Latina en su conjunto todavía está sufriendo, arrastrada
por “niveles decepcionantes de inversión”, según S&P Global Ratings.
Se pronostica que los seis países más grandes de la región crecerán
solo 1,5% en promedio el próximo año, el séptimo año consecutivo de
crecimiento por debajo de 2%.
“En la mayoría de los casos, la débil
inversión se debe a una dinámica política interna incierta”, dijo
S&P en su perspectiva para 2020.
La
incertidumbre económica ha llevado a las compañías a retirarse de los
préstamos en México, el segundo mercado más grande, dijo Tania Abdul
Massih, directora de deuda corporativa de Casa de Bolsa Banorte. A
noviembre de 2019, las ventas de bonos locales habían disminuído 24% en
comparación con el año anterior.
Entretanto,
los disturbios en los países andinos presentan riesgos, especialmente
en Chile, donde dos meses de disturbios y protestas han llevado a la
economía a un punto muerto. Las corporaciones han acudido al mercado
local solo unas pocas veces desde que comenzaron las protestas en
octubre, en comparación con más de 100 ventas anteriores, según datos
compilados por Bloomberg.
Colombia
podría ser uno de los pocos puntos positivos. A pesar de las continuas
manifestaciones callejeras desde finales de noviembre, se pronostica que
su economía crecerá más rápido que la de sus pares el próximo año. Esto
impulsó un resurgimiento de las ventas de deuda corporativa, con más de
13,6 billones de pesos (alrededor de 4.000 millones de dólares) vendidos en
2019, la mayor cantidad en al menos una década, liderados por la venta
de 1,4 billones de pesos de bonos en octubre para financiar la
construcción de una línea de metro en Bogotá.
Dado que las empresas se enfrentan a un alto nivel de vencimientos,
“para 2020 consideramos que el mercado puede seguir siendo igualmente
dinámico”, dijo José Germán Cristancho, analista jefe de Corredores
Davivienda, una correduría en Bogotá.
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