domingo, 20 de octubre de 2019

Los daños en el Metro de Santiago superan los 300 millones de dólares


SANTIAGO.- Los gigantescos daños sufridos por el Metro de Santiago tras la serie de protestas sociales superan los 300 millones de dólares y habrá estaciones y líneas que tardarán meses en volver a quedar operativas, afirmó este domingo el presidente de la compañía.

Eje del transporte público de la capital chilena, con casi tres millones de pasajeros por día, sufrió "una destrucción brutal", según afirmó a Canal 13 Louis de Grange, presidente de la compañía estatal, foco de las violentas manifestaciones callejeras que estallaron el viernes debido al alza de las tarifas en el horario punta.
Al menos 78 estaciones del ferrocarril metropolitano sufrieron destrozos y algunas de ellas resultaron completamente destruidas. Tres vagones fueron completamente quemados, mientras que otros tres presentan severos daños. Los costos económicos de la destrucción "están superando los 300 millones de dólares", agregó de Grange este domingo.
Las líneas 4 y 4-A, que van hacia el sur oriente de Santiago, son las más afectadas y podrían tardar meses en quedar nuevamente operativas.
El ferrocarril metropolitano cerró todas sus operaciones la tarde del viernes, cuando varias de sus estaciones ardían en medio de las protestas sociales. Este fin de semana permaneció cerrado y aun no está claro si volverá a operar -parcialmente- a partir de este lunes.
La prioridad, de acuerdo a de Grange, es volver a hacer funcionar la Línea 1, que cruza de este a oeste Santiago y moviliza cada día al 40% de los pasajeros.
Un veintena de autobuses también fueron quemados en las manifestaciones.
Las movilizaciones estallaron tras el alza de 800 a 830 pesos en el pasaje de horario punta del Metro, un incremento que fue congelado la tarde del sábado por el presidente Sebastián Piñera.

Tres muertos pese al toque de queda

Las violentas manifestaciones en varias ciudades de Chile dejaron al menos tres muertos en la madrugada del domingo, pese al toque de queda impuesto por los militares en Santiago y otros dos polos urbanos para contener protestas por el alza del transporte, que derivaron en saqueos masivos y enfrentamientos.  
El presidente chileno, Sebastián Piñera, suspendió el sábado un alza del pasaje del tren subterráneo que detonó las manifestaciones en la capital que luego se esparcieron a otras ciudades del país.
La restricción de movimiento y reunión, que se aplicó en Santiago por primera vez desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet, no detuvo las acciones de fuerza durante la noche con nuevos incendios y saqueos de establecimientos comerciales.
Los militares recorrieron las calles en tanquetas y otros vehículos pesados, sobrevolados por helicópteros, tratando de evitar nuevos incendios en la red de trenes subterráneos, la más moderna de América Latina, que podría tener algunas líneas paralizadas por hasta cuatro meses, dijo Louis de Grange, presidente de directorio de metro.
En una populosa localidad del sur de Santiago, tres personas murieron por un incendio tras el saqueo de un supermercado.
“Lamentablemente tenemos que informar que tenemos tres fallecidos en ese incendio que claramente nos duele muchísimo”, dijo la gobernadora de la capital, Karla Rubilar.
La dirigente informó también que LATAM Airlines y Sky Airline tuvieron que suspender vuelos debido a que su personal no logró llegar al aeropuerto, generando congestión en la terminal que sirve a la capital.
La capital no contaba con transporte público el domingo, ya que además de la suspensión total del metro, el sistema de buses en superficie detuvo su operación casi por completo tras la quema de decenas de vehículos en las calles. 
Walmart Chile confirmó que cerraría sus tiendas en todo el país tras sufrir daños en 60 establecimientos en Santiago y sus alrededores, Valparaíso, Antofagasta, Calama, Concepción, San Antonio y Temuco.
Varios centros comerciales, cines y teatros de la capital anunciaron la suspensión de actividades durante el domingo para garantizar la seguridad de trabajadores y público. 

Cuatro muertos más

El peor estallido social desde el retorno de la democracia en Chile hace casi tres décadas se intensificó este domingo con violentos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad y saqueos que dejaron al menos siete muertos y casi 1.500 detenidos.
"No nos engañemos. Estamos enfrentando una verdadera escalada que sin duda es organizada para causar un grave daño a nuestro país y a la vida de cada uno de los ciudadanos", dijo el ministro del Interior, Andrés Chadwick, en un mensaje en el palacio presidencial de La Moneda la noche del domingo
El ministro confirmó la muerte de siete personas el domingo, todas en saqueos: dos en el incendio de un supermercado y cinco en el de una fábrica téxtil.
El caos se extendió al aeropuerto de Santiago, donde cientos de vuelos fueron cancelados. Miles de personas esperaban en las terminales la reprogramación de sus vuelos, durmiendo en los pasillos, a los que empezaron a sumarse quienes llegaban a la capital y preferían no trasladarse a sus alojamientos en pleno toque de queda.
"No hay autos para ir a Santiago y se acabaron las bebidas de máquinas expendedoras. El hotel se llenó y se acabó la comida", explicó el usuario @renenaranjo en Twitter.
Los estudiantes llamaron a nuevas movilizaciones para el lunes y se prevé una gran dificultad en los traslados, al mantenerse gran parte del metro cerrado por los daños sufridos en 78 de sus estaciones y vagones, en destrozos valorados en más de 300 millones de dólares por el presidente de esta empresa estatal, Louis de Grange.
El centro de Santiago ofrecía imágenes dantescas de destrucción, con semáforos en el suelo, restos de autobuses quemados, comercios saqueados y miles de piedras y palos sobre las calles.
"Es muy triste todo lo que está pasando, pero la gente está indignada porque no la escuchan", dijo Antonia, de 26 años, en el corazón de la capital.
El saldo de estas revueltas sociales sin precedentes desde el retorno a la democracia en Chile, en 1990, sumaba este domingo 70 hechos de violencia graves, entre ellos 40 saqueos, según Chadwick, que obligaron a los vecinos a organizarse para proteger sus casas.
Dos personas fueron también heridas graves a bala en un incidente con una patrulla militar de madrugada y la Fiscalía informó de 1.462 detenidos en todo Chile.
Ante la virulencia de las manifestaciones y el pillaje, las autoridades decretaron por segundo día un toque de queda, aunque adelantaron el inicio de la medida para las 19:00 locales (22:OO GMT), en medio del "estado de emergencia" que fue extendido ahora tambien a ciudades del norte y sur de Chile.
"Estén en calma y estén todos en sus casas", instó al anunciar la medida el general Javier Iturriaga, jefe militar a cargo de la seguridad tras la instauración del estado de emergencia en Santiago tras el inicio de las protestas el viernes.
Las manifestaciones estallaron por el aumento del precio del pasaje del metro -medida que el gobierno luego revirtió- y eran inimaginables hasta hace solo algunos días, cuando el mismo presidente Sebastián Piñera se refería a su país como un "oasis" de estabilidad.
En ese contexto, los tres poderes del Estado buscaron dar una señal de unidad con un encuentro este domingo entre sus máximos exponentes en el palacio presidencial de La Moneda.
"La democracia no solamente tiene el derecho, tiene la obligación de defenderse usando todos los instrumentos que entrega la propia democracia y el estado de derecho para combatir a aquellos que quieren destruirla", dijo Piñera tras la reunión.
Manifestantes encapuchados se enfrentaron durante casi todo el día con efectivos policiales en la céntrica Plaza Italia de Santiago, fuertemente resguardada por policías y militares.
"El pueblo unido jamás será vencido", gritaban a coro los manifestantes aquí, rememorando una consigna que se hizo popular durante las protestas contra la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
En el barrio de Ñuñoa, unas 5.000 personas se manifestaron pacíficamente por varias horas, con cánticos festivos y gritos en contra del gobierno de Piñera. Muchos incluso desafiaron el toque de queda y sigueron manifestándose.
Pese a que el disparador fue el aumento de la tarifa del metro, las protestas se fueron haciendo eco de otras reivindicaciones en una sociedad que incuba desde hace años un gran descontento, y se fueron extendiendo a otras ciudades como Valparaíso y Concepción.
Al grito de "basta de abusos" y con la consigna "ChileDespertó" en las redes sociales, los manifestantes reclaman contra un modelo económico en el que el acceso a la salud y a la educación es prácticamente privado, con una alta desigualdad social, bajas pensiones y un alza de los servicios básicos.
En el pequeño comercio que decidió abrir y en algunas gasolineras habían extensas filas para abastecerse de víveres y combustible ante el temor de que se genere un desabastecimiento y un mayor caos.
Los taxis y las diversas aplicaciones móviles de transporte -cuyas tarifas estaban por las nubes- eran por lo pronto prácticamente la única forma de movilizarse en esta ciudad de siete millones de habitantes y que tiene previsto acoger a mediados de noviembre la cumbre de líderes del Foro de Cooperación del Asia Pacífico (APEC) y en diciembre la cumbre del clima de la ONU COP 25.

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