SANTIAGO.- El alza del precio del metro fue el detonante de una protesta ciudadana para expresar el descontento ante la carestía de la vida en Chile y las desigualdades del país, que estalló este sábado, a pesar de que el presidente Sebastián Piñera anunció la suspensión al aumento, en una batalla campal que provocó el toque de queda en la capital.
Menos de 24 horas después de que el
Gobierno chileno decretara el estado de emergencia para intentar aplacar
la violencia desatada en Santiago recurriendo a los militares, la
incapacidad para contener a los violentos motivó al general al que se le
encargó la seguridad en la capital, Javier Iturriaga, establecer el
toque de queda.
Las protestas contra el alza del boleto del metro,
mayormente estudiantil, enlazaron con el descontento general de una gran
parte de la sociedad chilena por el sistema de pensiones, la educación,
las tarifas de la luz, el gas, el precio de la gasolina y el coste de
la salud.
En este caldo de cultivo, con desmanes en
las estaciones de metro de Santiago desde el pasado lunes, las protestas
se radicalizaron y derivaron este viernes en graves hechos vandálicos
en Santiago de Chile, que se replicaron de nuevo esta jornada en la
capital del país pero que se extendieron también a otras ciudades, como
Concepción (centro-sur) y Valparaíso (costa central).
Los cacerolazos en varios barrios de Santiago de Chile y las bocinas
que los conductores hacían sonar por cada calle o avenida que pasaban
iniciaron este sábado una jornada de protestas cívicas que pronto se
fueron intensificando con la aparición de grupos violentos,
principalmente en la zona centro y suroeste de Santiago de Chile.
Con unos 500 militares en las calles desde esta madrugada para
controlar la situación una vez que se decretó el estado de emergencia
para intentar contener la situación, comenzaron a darse enfrentamientos
entre grupos de radicales y miembros del Ejército y de fuerzas de
seguridad.
En la capital, los dos principales
frentes de batalla fueron la céntrica Plaza Italia y la comuna de Maipú,
donde los militares tuvieron que acudir con tanquetas e incluso
tuvieron que efectuar disparos al aire para tratar de disuadir a los
violentos.
En paralelo, volvieron a incendiarse
varias unidades de autobús hasta que se decretó el corte del servicio y
las llamas prendieron de nuevo en decenas de estaciones de metro,
cerrado por completo desde el viernes.
Se repitieron
los saqueos en comercios y varias cadenas de supermercados, desbordadas
por ciudadanos haciendo compras en algunos casos, cerraron por
precaución, al igual que hicieron otros servicios, como los cines.
Ante la persistencia e intensificación de los disturbios, el general
de división Iturriaga, decretó el toque de queda en la capital chilena a
partir de las 22:00 hasta las 07:00 hora local (01:00 hasta las 10:00
GMT del viernes).
"Teniendo muy en cuenta la
obligación legal que tenemos de proteger a las personas y sus bienes, he
tomado la decisión de decretar la suspensión de libertades personales
de movimiento a través de un toque de queda total", dijo el militar.
Con la voluntad de aminorar el beligerante ánimo de algunos
ciudadanos, Piñera anunció la suspensión del alza de los pasajes del
metro de Santiago, hasta que se logre un acuerdo que proteja a los
ciudadanos del impacto de los aumentos drásticos del dólar en la
fijación de tarifas.
Para poder echar atrás la
subida del precio del metro, que hace dos semanas se elevó en 30 pesos
hasta situarse en los 830 pesos en hora punta (unos 1,2 dólares), el
presidente dijo que será necesario aprobar de forma urgente una ley.
Una vez aprobada esa ley que permita reducir la tarifa del metro, el
Gobierno buscará acuerdos que permitan proteger a los ciudadanos de la
influencia de los aumentos drásticos del dólar o del petróleo en las
diferentes tarifas que pagan.
Con esta medida, el
presidente dijo buscar una solución al "alto costo de la vida, dar mayor
seguridad, una baja precios de los medicamentos y mayores garantías en
nuestro sistema de salud".
El mandatario chileno, acusado de por la oposición de no ver que el
fondo de las protestas es la desigualdad social y no solo el hecho
concreto del alza del boleto de metro, convoco para la semana que viene
una mesa de diálogo amplio para escuchar la voz de distintos sectores de
la sociedad.
"Sobre todo de los ciudadanos, para
satisfacer demandas tan sentidas como el alto costo de la vida, una baja
en el premio de los medicamentos y una baja del precio y garantía en el
sistema de salud", dijo el presidente.
Además,
convocó para este domingo a una reunión con los otros poderes del Estado
para conocer sus opiniones y propuestas para enfrentar esta difícil
situación.
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