WASHINGTON.- El déficit en el comercio internacional de bienes y
servicios de Estados Unidos subió un 1,6 % en agosto, hasta los 54.900
millones de dólares, mientras que el acumulado de los primeros ocho
meses del año creció un 7,1 %.
En agosto, informó
este viernes el Departamento de Comercio, las importaciones se
incrementaron un 0,5 %, hasta los 262.800 millones de dólares; mientras
que las exportaciones lo hicieron un 0,2 %, hasta los 207.900 millones.
Las compras de bienes de consumo, especialmente los
teléfonos, que crecieron un 13 % en agosto, impulsaron este incremento
de las importaciones.
Este indicador muestra cómo los
consumidores estadounidenses siguen dispuestos a continuar gastando
pese a la creciente preocupación acerca de un frenazo global y la
incertidumbre sobre las tensiones comerciales.
En el
acumulado de los primeros ocho meses del año, el déficit comercial ha
aumentado un 7,1 % respecto al mismo periodo de 2018, hasta los 428.700
millones de dólares, pese las medidas proteccionistas impulsadas por el
presidente estadounidense, Donald Trump.
El
desequilibrio con China, muy sensible políticamente por la escalada en
la guerra comercial entre Washington y Pekín, se redujo levemente en
agosto de 29.600 millones a 28.900 millones de dólares.
Comparado con el mismo periodo del pasado año, el déficit con China ha bajado un 11,4 % en los primeros ocho meses del año.
Se espera que la próxima semana una delegación china viaje a la capital
de EE.UU. para una nueva ronda de conversaciones comerciales.
"Podría haber sorpresas positivas de estas negociaciones", afirmó hoy
Larry Kudlow, asesor económico principal de la Casa Blanca.
"China ha estado comprando algunas materias primas. Un volumen pequeño, pero quizás es una buena señal", agregó Kudlow.
Trump llegó a la Casa Blanca con la promesa de reducir el abultado
déficit comercial en el país, pero tras más de dos años en el cargo no
ha logrado reducir el desequilibrio.
De hecho, EE.UU. cerró 2018 con el mayor saldo comercial negativo desde 2008.
Los economistas consideran, no obstante, que la balanza comercial no es
un indicador significativo de la salud económica de un país.
Estados Unidos, la primera economía mundial, suele ver cómo aumentan
históricamente los déficit durante las épocas de bonanza al incrementar
el apetito de los estadounidenses por las importaciones.
Trump ha acusado a la Reserva Federal (Fed) de dañar las exportaciones
estadounidenses por mantener un dólar demasiado fuerte, y ha insistido
en que debería rebajar los tipos de interés.
El banco
central ha bajado el precio del dinero de manera consecutiva en sus
últimas dos reuniones, hasta ubicarlo en el rango de entre 1,75 % y 2 %.
A mediados del octubre se celebrará en Washington la asamblea anual del
Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, donde se
congregarán los líderes económicos mundiales, y se presentarán las
nuevas previsiones de crecimiento global.
El FMI ha
ido reduciendo de manera reiterada las perspectivas económicas
mundiales, y en julio ubicó las proyecciones en un 3,2 % para 2019.
Los economistas prevén una cifra aún más baja, después de que esta
semana la Organización Mundial del Comercio (OMC) redujese hoy
drásticamente, de un 2,6 adelantado en abril al 1,2 por ciento, sus
perspectivas de expansión de los intercambios comerciales globales este
año.
"Los oscuros nubarrones para el comercio son
descorazonadores, pero no inesperados", apostilló el director general de
la OMC, el brasileño Roberto Azevedo, quien argumentó que "los
conflictos comerciales producen incertidumbre, lo que lleva a muchos
negocios a retrasar sus inversiones".
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