No es elector ya que ha superado el umbral de los 80 años pero eso no lo invalida para ser elegido como sucesor de Francisco en el Cónclave que arranca el próximo 7 de mayo.
Es originario de Ohio, Estados Unidos, y ha criticado en varias ocasiones las políticas antiinmigratorias del presidente estadounidense, Donald Trump. Ya sonaba como papable en 2013.
Por aquel entonces, el obispo castrense de Paraguay, Adalberto Martínez, dijo que O`Malley, característico por vestir habitualmente con su hábito capuchino, tiene reputación de "solucionador de problemas" acostumbrado a tratar con abusos sexuales.
Tiene dos hermanos y, como sugiere su nombre, nació en el seno de una familia de ascendencia irlandesa en Pensilvania (EEUU). Fue ordenado sacerdote en 1970 y obispo de las Islas Vírgenes en 1984. Doctorado en Literatura Española y Portuguesa, en 1992 O`Malley fue enviado como obispo a Fall River, en Massachusetts, después de que esta diócesis estadounidense saltara a los medios por el caso del exsacerdote James Porter, declarado culpable de abusar de 28 niños.
Años después, en 2002, O`Malley fue otra vez reclamado para luchar contra esta lacra y enviado como obispo a otra diócesis salpicada por los escándalos de abusos sexuales, la de Palm Beach, en Florida, después de que su antecesor en el cargo, Anthony O`Connell, renunciara tras verse envuelto en un caso de abusos. Fue creado cardenal en 2006 por Benedicto XVI.
Por aquel entonces, ya llevaba tres años como arzobispo de Boston tras relevar en el cargo a Bernard Law, que renunció a su cargo tras ser acusado de no haber luchado con contundencia contra los casos de abusos sexuales.
En 2023, fue denunciado por negligencia en un caso de abusos sexuales presuntamente cometidos hace más de diez años por el exdirector de un colegio católico en la diócesis de Boston. Un año más tarde, presentó su renuncia ante Francisco como arzobispo de la diócesis.
Durante el papado de Francisco, O`Malley ha formado parte del Consejo de Cardenales que asesoraba al Pontífice en el Gobierno de la Iglesia. Además, preside desde 2014 la Comisión Pontificia para la Protección de Menores.
El año pasado, esta Comisión publicó su primer informe anual en el que asumió varios problemas en la respuesta a los abusos sexuales, entre los que citaba la falta de transparencia y la lentitud en los procesos canónicos de abusos sexuales.
O`Malley es conocido por su costumbre de vestir hábito marrón y sandalias, como corresponde a los miembros de la orden de los Frailes Franciscanos Menores Capuchinos, a la que pertenece. El año pasado se le pudo ver de esa manera en la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA), que le nombró doctor honoris causa en Teología.
Desde su puesto al frente de la diócesis de Boston, criticó las políticas antiinmigratorias del primer mandato de Donald Trump, como la que separaba a menores de sus padres si habían entrado de manera ilegal en el país.
De hecho, el cardenal dijo en un comunicado en 2018 en el marco de la Conferencia de EEUU de Obispos Católicos que si bien la inmigración era un tema complejo y el apoyaba "la autoridad política y legal" no podía "mantenerse en silencio cuando las políticas inmigratorias del país destruyen familias, traumatizan a los padres y aterrorizan a los niños", según `The Independent`.
A su vez, criticó que Trump decidiese sacar al país del Acuerdo de París (moviento que ha repetido en su segundo mandato). En un post en su blog, recordó la encíclica `Laudato si` de Francisco. "Invita a todas las personas de buena voluntad a reflexionar sobre nuestra responsabilidad de cuidar nuestra casa común", ha explicado.
De manera más reciente, describió como "significativa y alentadora" la decisión del Tribunal Supremo del país de dejar la legislación en torno al aborto en manos de los Estados, tal y como recogió `Vatican News`.
En este sentido, O`Malley recordó la
oposición de la Iglesia a las dimensiones "morales y legales" del Roe
vs Wade --la sentencia tumbada por el Supremo que reconocía el aborto
como un derecho nacional--, pero también la oposición de la institución a
"estigmatizar, criminalizar, juzgar o avergonzar a las mujeres que han
tenido abortos o han considerado tenerlos".
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