MADRID.- España, cuya economía depende en buena medida del turismo, pretende
reabrir las fronteras a los visitantes a finales de junio, mientras va
relajando las medidas de confinamiento impuestas desde mediados de marzo
para frenar la pandemia de coronavirus, cuyo rastro letal diario cayó
el lunes por debajo de los 100 fallecimientos por segundo día
consecutivo.
La semana pasada, Madrid sorprendió a sus socios de la Unión Europea
al imponer una cuarentena de dos semanas a todos los viajeros
procedentes del extranjero, manteniendo de facto cerradas las fronteras
españolas, al entender que esta medida era necesaria para evitar un
eventual rebrote de la enfermedad COVID-19.
Sin embargo, esta
medida tiene carácter temporal y el lunes el ministro de Transportes,
José Luis Ábalos, dijo que se eliminaría gradualmente en paralelo con la
autorización de los viajes dentro de España, donde las regiones van
avanzando de forma asimétrica hacia las siguientes fases de la
desescalada.
“En el momento en que los españoles podamos ir a
otras provincias, los extranjeros podrán entrar en España. Es un
problema de coherencia”, dijo el lunes en una entrevista con la cadena
pública de televisión TVE.
“A partir de finales de junio podremos
ya iniciar la actividad turística, espero que sí, si mantenemos bien la
desescalada, tenemos que hacer España un país atractivo desde el punto
de vista sanitario. El turismo quiere confianza”.
El turismo representa más del 12% del producto interior bruto de España, uno de los países más afectados por la epidemia.
El
número de muertos por coronavirus del país se elevó el lunes en 59,
hasta los 27.709, situándose por segundo día consecutivo por debajo de
las 100 defunciones, cifras que no se observaban desde hace dos meses.
Los
nuevos casos subieron en 285 hasta los 231.606, un incremento de sólo
el 0,12% el lunes, según las últimas estadísticas del Ministerio de
Sanidad.
“Son datos realmente buenos, este fin de semana se ha
notado mucho ... Estamos empezando a constatar que la evolución de la
epidemia es relativamente buena”, dijo Fernando Simón, el jefe del
centro de emergencias sanitarias del país.
El experto añadió que
la tasa de mortalidad había disminuido desde alrededor del 11% durante
el pico de la pandemia a finales de marzo a menos del 2% para aquellas
personas que desarrollaron síntomas entre el 27 de abril y el 3 de mayo.
Alentada
por las estadísticas, España está suavizando lentamente el estricto
confinamiento en el que su población no pudo ni salir a ejercitarse
durante muchas semanas.
En la mayoría de regiones, los restaurantes y bares iban reabriendo gradualmente, aunque con escasez de clientes.
En
la ciudad mediterránea de Valencia, la jefa de restaurante Cristina
Gonzalo y su personal madrugaron para preparar su bar en la playa.
Vestido con camisa blanca y mascarilla a juego, un camarero medía
minuciosamente el espacio entre las mesas para asegurarse de que se
ajustaban a los requisitos de distanciamiento social.
Gonzalo
dijo que tenía dudas sobre la reapertura, pero que estaba contenta de
poder ayudar a los trabajadores, que habían sido enviados a casa en un
ERTE (plan de despido temporal).
“No recibieron el dinero para comprar lo esencial y estaban desesperados”, dijo.
Prueba de que muchos establecimientos no sobrevivirán a la crisis,
Manuel Cáceres, más conocido como “Manolo el del Bombo”, el aficionado
más conocido de la selección española de fútbol, a la que ha animado en
10 mundiales, dijo que se enfrentaba a la quiebra tras verse
obligado a cerrar su bar en Valencia.
“Lo he perdido todo”, dijo Cáceres, de 71 años.
“Quería
vender el bombo del Mundial (que ganó España en Sudáfrica en 2010)
porque cobro una pensión de 800 euros, tengo una hipoteca de 400 y pico
euros, y no voy a tener casi ni para comer”, dijo ante las cámaras.
La crisis sanitaria ha tensionado hasta el extremo el
sistema de salud español y ha asestado un duro golpe a la economía
doméstica, que podría caer hasta un 12,4% este año, según los cálculos
del Banco de España.
El gobernador del banco central, Pablo
Hernández de Cos, no descartó el lunes que el golpe del coronarivus sea
todavía más duro y prolongado de lo previsto inicialmente.
El
paro se disparó en marzo y abril, llevando el número de personas que
dependen de las prestaciones por desempleo a un nivel récord de 5,2
millones.
Incluyendo
a los trabajadores en situación de despido temporal o ERTE, y aquellos
de baja médica, hasta 7 millones de personas dependen actualmente del
Estado, casi el 30% de la población activa, según los datos que España
envió a Bruselas a principios de mayo.
Aunque la vida en regiones
menos pobladas como las Islas Baleares y las Canarias ha vuelto casi a
la normalidad para sus residentes, todavía no hay turistas.
“Es
coherente con el plan de desescalada. No podíamos permitir circulación
de extranjeros mientras la población española está confinada”, dijo
Ábalos, justificando la cuarentena.
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