WASHINGTON.- La
pandemia está cambiando el mercado laboral para millones de inmigrantes
en Estados Unidos. Es probable que los consumidores tarden en regresar a
hoteles, edificios corporativos y salones de belleza donde muchos están
empleados.
Con
el tiempo, es probable que la naturaleza misma del trabajo que realizan
algunos inmigrantes cambie a medida que las empresas imponen nuevos
distanciamientos sociales y requisitos relacionados. Trabajadores del
sector cárnico, la columna vertebral de la cadena de suministro de
alimentos, funcionan en lugares cerrados y al menos 30 han muerto de
coronavirus, entre más de 10.000 que están infectados o han estado
expuestos.
Las
reducidas oportunidades laborales, combinadas con las duras políticas
del presidente Donald Trump, significan que la cantidad de inmigrantes
indocumentados probablemente caerá, dijo Andrew Selee, presidente del
Instituto de Políticas de Migración, un grupo de expertos de Washington.
Los
inmigrantes contribuyen aproximadamente con 3% en el producto interno
bruto de EE.UU. anualmente y representan 5% del empleo, según un estudio
de 2016 de la Oficina Nacional de Investigación Económica. Eliminar
todos estos empleos le costaría a la economía hasta US$5 billones en 10
años, según el informe.
Los
inmigrantes indocumentados enfrentan un doble golpe: el desempleo y la
falta de acceso a los programas de seguridad social, incluidos los
estímulos que envió el gobierno de EE.UU., comentó Juan Navarrete,
director de programación de Casa, una organización de ayuda a
inmigrantes en el área de Washington.
“Muchas
de estas personas no tienen trabajo: no pueden pagar la renta, no
pueden pagar los servicios públicos”, dijo Navarrete. “Muchos de ellos
no tienen seguro médico y no pueden obtener los cheques del Gobierno”.
El
mercado laboral de Estados Unidos está en medio de la recesión más
profunda de la historia. Los empleadores recortaron 20,5 millones de
empleos en abril y la tasa de desempleo se triplicó con creces a 14,7%,
la tasa más alta desde la era de la Gran Depresión de la década de 1930.
Las pérdidas iniciales se concentraron en mano de obra con salarios más
bajos, de la hospitalidad hasta el comercio minorista y restaurantes, y
las encuestas muestran que es probable que muchas empresas pequeñas
nunca vuelvan a abrir.
El
mes pasado, Trump suspendió la mayoría de las visas de inmigrante
durante 60 días en lo que describió como un intento por limitar la
competencia por empleos. Por otra parte, las detenciones prolongadas de
inmigrantes indocumentados que cruzan la frontera de México se redujeron
en 50% en abril, a menos de 17.000.
Esto se debe a que la Oficina de
Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. utilizó su autoridad de salud
pública de emergencia para expulsar a los migrantes a las pocas horas de
su llegada, en lugar de alojarlos en las estaciones fronterizas
estadounidenses como antes.
Regresar a casa
Hay
indicios de que algunos inmigrantes ya están decidiendo irse. Los de
México enviaron a familiares y amigos un récord de 4.020 millones en
remesas en marzo. Pero esto refleja en parte la repatriación de ahorros
de personas que han perdido la esperanza de trabajar en EE.UU. y
contemplan regresar a casa, dijo Michael Clemens, director de migración,
desplazamiento y política humanitaria del Centro para el Desarrollo
Global.
“Podría ser una señal de que cada vez más personas están renunciando, al menos temporalmente, a su futuro aquí”, dijo.
A
más largo plazo, se espera que las remesas disminuyan a medida que los
inmigrantes que permanecen en EE.UU. lidian con el impacto del virus en
el mercado laboral. El Banco Mundial pronostica una disminución récord
de 20% globalmente en transferencias a países de bajos y medianos
ingresos.
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