LONDRES.- Elevar los precios al consumidor de la zona euro se parece cada vez
más a intentar empujar agua cuesta arriba. La presidenta del Banco
Central Europeo, Christine Lagarde, puede estar más lejos de su objetivo
de inflación de lo que parece.
Lagarde tiene muchos motivos para
inquietarse. Apenas unas horas antes de que el BCE hiciera más
generosos los términos de los préstamos a largo plazo a los bancos, un
informe mostró que la economía de la zona euro se contrajo en un 3,8% en
el primer trimestre en comparación con los tres meses anteriores.
La
inflación también está en unos niveles alarmantemente bajos. Los precios
al consumidor de la zona euro aumentaron apenas un 0,4% en abril con
respecto al año anterior, debido a que la energía se abarató, según
Eurostat.
Se trata de un dato preocupante, ya que el BCE tiene como
objetivo una inflación ligeramente inferior al 2%. Pero las notas a pie
de página del informe de inflación revelan la posibilidad de que la
situación sea peor.
Los estadísticos tienen dificultades para
recoger datos de precios durante el confinamiento por el coronavirus. No
pueden ir a las tiendas a escanear los precios y hay ciertos servicios
que ni siquiera se están ofreciendo, los vuelos entre ellos.
Cierto,
algunas de las lagunas pueden cubrirse consultando los sitios web y
contactando directamente con las empresas. Y los datos del mes pasado
pueden utilizarse para los precios que tienden a ser relativamente
estables, como los de los cortes de pelo. Pero en el caso de los bienes y
servicios de temporada, la cuestión es diferente.
Tomemos
el ejemplo de la oficina de estadísticas alemana. Ha dicho que los
precios de cosas como los paquetes de vacaciones se actualizarían usando
lo que pasó hace un año como guía, de acuerdo con el requerimiento de
Eurostat de que los patrones estacionales habituales no se interrumpan.
Es posible que sea la mejor alternativa en circunstancias tan
complicadas, pero significa que los precios de algunos de estos
artículos están exagerados en las estadísticas. Para empezar, el aumento
del desempleo significa que la gente es menos propensa a gastar tan
alegremente como antes.
No se trata sólo de un problema de la
zona euro. Los estadísticos de todo el mundo están tomando decisiones
difíciles. Sin embargo, la inflación era más débil en la zona euro que
en Estados Unidos o Reino Unido antes del brote de coronavirus, tanto si
se incluyen los precios volátiles de la energía y los alimentos como si
no.
Esto le complica mucho la vida a Lagarde. Aunque, por otra parte,
hace que, con el mandato de la inflación en la mano (el BCE tiene como
principal misión elevar la inflación a un nivel cercano pero inferior al
2%), esté justificado que aumente más aún los estímulos monetarios le
da otra justificación, si la necesitara, para aumentar el estímulo
monetario en los próximos meses.
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