WASHINGTON.- Las estrecheces
económicas provocadas por la pandemia del nuevo coronavirus podrían
atizar estallidos sociales, advirtió este miércoles el Fondo Monetario
Internacional (FMI), que recordó manifestaciones como las ocurridas en
Chile, Ecuador o Francia en los últimos años.
El FMI advirtió que
"algunos países siguen siendo vulnerables a que haya nuevas protestas -
particularmente si las políticas para mitigar la crisis por la COVID-19
son percibidas como insuficientes o como injustas - más orientadas hacia
las grandes corporaciones que hacia las personas".
El martes en Sudáfrica, la policía disparó balas de caucho
y gas lacrimógeno contra manifestantes en los arrabales de Ciudad del
Cabo que protestaban por la falta de comida por el confinamiento.
Cientos de personas
expresaron su indignación frente a la Policía, lanzando piedras y
levantando barricadas con neumáticos para protestar por raciones de
comida que nunca llegaron.
En su informe semestral, el FMI señaló
que las protestas son "más probables en países con un historial de
corrupción generalizada, falta de transparencia en las políticas
públicas y con pobres prestaciones de servicios".
La entidad multilateral con sede en Washington - que esta
semana tuvo que celebrar su reunión semestral de forma virtual por la
epidemia - indicó que incluso los gobiernos con las mejores intenciones
de aliviar el daño económico causado por la crisis pueden verse
enfrentados a estallidos sociales.
"Los manifestantes no son necesariamente los más pobres", indicó el Fondo.
"Un
creciente número de protestas han surgido en los dos últimos años en
varios lugares del mundo, desafiando a los gobiernos y a los
responsables de las políticas públicas a entender o a poder entender las
raíces del descontento", señaló.
El informe señala como ejemplo
una ola de protestas que comenzó con manifestaciones por un alza de los
precios de algún producto o servicio y se convirtió en movimientos más
amplios como ocurrió en octubre en Ecuador, donde una subida de la
gasolina provocó un alzamiento que paralizó el país.
El FMI citó
también ejemplos como el de Chile, donde un alza del billete de metro
derivó en un movimiento masivo contra la desigualdad que logró que se
convocara un plebiscito para cambiar la Constitución, o el de la crisis
de los chalecos amarillos en Francia.
Los autores del informe
instaron a los gobiernos a tomar medidas para reducir las posibilidades
de que surjan estas protestas. Esto incluye una comunicación sobre sus
políticas que sea clara y emitida con antelación.
En una conferencia
virtual, Vitor Gaspar, jefe del Departamento de Asuntos Fiscales del
Fondo, dijo que los salvavidas de emergencia son "absolutamente
cruciales" y son una forma de evitar un "daño permanente".
En el
coloquio explicó por ejemplo que el hecho de que el Senado de Brasil
haya declarado el Estado de Calamidad permitió que se suspendieran los
objetivos de reducción del déficit fiscal, que eran una bandera del
gobierno de Jair Bolsonaro.
"En este contexto se creó un espacio que permite apoyar al
sistema de salud y apoyar a los hogares y las empresas", ejemplificó el
funcionario.
Para el economista, con estas medidas el ratio de
la deuda de Brasil en relación al PIB va a subir 10 puntos porcentuales
hasta cerca de un 100% en 2020, pero en 2021 va a estabilizarse.
Para este año el FMI pronostica una contracción de la economía de Brasil de 5,3%, en un contexto recesivo por la pandemia.
Gaspar
sostuvo que una vez que se supere la epidemia, Brasil va a volver a
concentrarse en los "esfuerzos de consolidación fiscal".
Brasil, con más de 210
millones de habitantes, sumaba hasta el martes más de 1.500 muertos por
coronavirus y más de 25.000 contagiados.
Pero expertos apuntan
que esos datos oficiales están ampliamente subestimados a causa de las
dificultades para realizar exámenes.
El país vive una emergencia sanitaria y una pugna política
entre la voluntad del presidente de relajar las restricciones para
frenar la infección y reactivar la economía, y la opinión de algunos
gobernadores y del Ministerio de Salud a favor de tomar medidas
agresivas de contención.
El gobernador de Rio de Janeiro, Wilson
Witzel - que contrajo el coronavirus -, indicó que en su estado podrían
faltar respiradores a partir del final de este mes.
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