NUEVA YORK.- El Consejo de Seguridad
de la ONU aprobó el lunes cuatro resoluciones, las primeras desde que se
instauró el 12 de marzo el teletrabajo en razón del COVID-19, mediante
un procedimiento inédito por escrito difícilmente negociado durante 15
días y que suscita escepticismo.
El mandato de los expertos del
organismo encargados del control de las sanciones a Corea del Norte fue
prolongado hasta fines de abril de 2021, señalaron diplomáticos.
La misión de paz de la ONU en Somalia fue a su vez
extendida hasta fines de junio y la de Darfur hasta fines de mayo. Una
cuarta resolución que apunta a mejorar la protección de los Cascos
Azules también fue aprobada.
"Todas fueron adoptadas por
unanimidad" en un organismo que no se reúne físicamente desde mediados
de marzo, señaló un diplomático.
La pandemia de COVID-19, que
golpea duramente a Nueva York, ha hecho que en el Consejo se hayan
creado "reglas a partir de la nada", observó otro diplomático. "Se
corría de todas maneras el riesgo de ya no poder actuar".
Varios
integrantes del organismo reclamaron funcionar por teleconferencia, pero
Rusia se opuso echando mano a argumentos políticos y jurídicos y sólo
aceptó consultas "informales" por video, negándose a votar por ese
medio.
Tras una decena de jornadas de trabajo, los miembros del
Consejo acordaron darse 24 horas al término de negociaciones secretas
sobre proyectos de resolución para transmitir por escrito,
electrónicamente, sus votaciones al secretariado de la ONU. Los
resultados fueron compilados y posteriormente difundidos.
"No es lo ideal" cuando se trata de temas potencialmente conflictivos, coincidieron numerosos diplomáticos.
"El
nuevo procedimiento de votación parece inútilmente burocrático", dijo Richard Gowan, del centro de reflexión International Crisis
Group. "Puede tener sentido en temas corrientes, pero es absurdo y
pesado si el Consejo debe reaccionar rápidamente ante una crisis aguda"
explicó.
Con esta nueva metodología, "el Consejo intenta
permanecer activo en condiciones muy apremiantes y poco propicias a las
largas negociaciones y conciliábulos", señala Alexandra Novosseloff,
experta en Naciones Unidas en la universidad de París-Panteón-Assas.
Novosseloff
descarta que se corra peligro de que textos que marcan el derecho
internacional sean ahora más superficiales que antes. "Desde hace 75
años los proyectos de resolución son resultado de consensos que conducen
a menudo a la adopción del más pequeño denominador común", declaró.
Las conferencias por video y votaciones por escrito
permiten al Consejo "cumplir con su mandato" y son temporales. "No serán
consideradas como un precedente en el futuro", aseguró China, que
ejerce en marzo la presidencia de esta instancia.
Por voluntad de su
secretario general, Antonio Guterres, la sede de la ONU en Nueva York
permanece abierta simbólicamente, aunque la casi totalidad de los
miembros de su secretariado ya no van al local.
Guterres
multiplica desde hace una semana las entrevistas y los discursos
dramáticos, buscando demostrar que la ONU sigue funcionando.
Además de un llamado a observar un cese al fuego en todos
los países en conflicto, de un resultado muy relativo, el secretario
general alertó sobre los "millones" de muertes que podría causar el
COVID-19 si no se produce una solidaridad efectiva con los pobres.
La
Asamblea General está debatiendo resoluciones para plasmar esa
solidaridad. Una de ellas fue promovida inicialmente por seis países
-Suiza, Singapur, Noruega, Liechtenstein, Indonesia y Ghana - y cuenta
actualmente con el apoyo de más de 160, sobre los 193 representados en
esta instancia, dijo un diplomático.
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